viernes, 2 de marzo de 2018

DON ORLANDO RODRÍGUEZ HERNÁNDEZ EN EL RECUERDO




Nació el 1 de septiembre de 1920, en la Orotava, en el barrio de los Cuartos, en una pequeña casa propiedad de sus padres. Fue el mayor de 8 hermanos, 6  ya han fallecidos, hoy en día solo viven sus dos hermanas pequeñas, Catalina y Emilia. Hijo de Manuel Hernández y Hernández, natural de la Orotava, nacido en la calle la Hoya, de profesión conductor, su familia era conocida como “Los Liberatos”, este mote les fue dado por llamarse así su abuela materna.
Su madre Emilia Hernández Brito, era natural del Puerto de la Cruz, aún hoy en día esta numerosa familia apellidada “Brito” se puede encontrar en ese municipio. En el barrio de los Cuartos, empezó a crecer, a ir a la escuela, y como no hacer amigos, entre ellos se encontraban los hermanos Sánchez, Elvira, Pepe...y no quiero olvidar a Pedro Martín Cabo, este fue su amigo del alma hasta su muerte.
Lo llamaron a filas a edad muy temprana como a muchos jóvenes allá por los años 30 y tantos, estando lejos de su casa dos años y medio, sirvió en Zaragoza. Él contaba que los compañeros del cuartel lo llamaban el canario. Al llegar a su tierra, ingresó en la academia de Don Inocencio Sosa Hernández, situada en la calle de la Hoya, estudió administración, los números siempre se le dieron muy bien, y estos conocimientos le fueron de gran utilidad en su vida laboral, trabajó primero por un corto periodo de tiempo, con los “Herreros”, para luego hacerlo casi hasta el final de su vida, con Doña Carolina Rivero Vda. de Acosta como viajante de comercio, en perfumería, juguetería y mercería, se ocupaba además de la parte administrativa, pues esta señora estaba empezando en su negocio, ya era viuda, y sus hijos estudiaban, eran casi niños. mi padre hacia continuos viajes a las islas menores, con sus muestrarios en la maleta, tenía bastantes clientes, eran pequeños comercios ,que se abastecían con la mercancía que les llegaba de Tenerife, recuerdo en Semana Santa, el muestrario de velos para cubrirse la cabeza las señoras en las iglesias, con pintas blancas, calados... los juguetes en Reyes, nos lo dejaba mirar  con máximo cuidado, que ilusión nos hacía, como niñas que éramos, nos aprovechábamos para pedir esto o aquello, a veces los Reyes Magos nos hacían caso.
Eran otros tiempos, los centros comerciales tardarían décadas en aparecer, cuando no eran las islas,  le tocaba el sur de Tenerife, se iba el lunes y regresaba el viernes,  recuerdo que no veíamos la hora que papá regresara. De esta manera se ganó la vida, por muchos años.
Conoció  a mi madre, Julia González Barreda, en el año1946. Hija de Eugenio González y González y de Consuelo Barreda Carballo. Nacida en la Orotava, en la calle Claudio,  en el año 1921, es la segunda de 8 hermanos, solo hoy en día vive ella, y su hermana Dominica, aunque esta lleva ya algunos años ausente de la vida, y de sus seres queridos por una enfermedad. Tuvieron un noviazgo relativamente corto, pues mi padre se vio obligado a vivir  en la pensión de los hermanos Sacramento “Ciudad de Los Muchachos” en la calle de la Hoya (actual Hermano Apolinar) de la Orotava, el motivo no fue otro, sino el que su Padre conductor de vehículos entró a trabajar en el servicio público de guaguas, en la ruta Santa Cruz- Laguna, y la familia al completo marcho a vivir a La Laguna. Allí  a través  de los años, sus padres primero y  sus hermanos barones después, murieron.
Mis padres se casaron el 29 de Abrir de 1948, los hijos tardaron en llegar. Yo la primera nací, en el año 1953, mi hermana Lali en 1957 y la pequeña  Julia en 1965, sus tres niñas. La pareja pasaba temporadas entre La Orotava y La Laguna por motivos laborales, y por esta razón cambiaban de domicilio muy a menudo de casa de Consuelo a casa de su madre Emilia. Quiso con locura a su esposa, mi madre fue una mujer mimada, y protegida. Cuidaba con gran cariño de sus padres ya ancianos que visitaba cada semana, recuerdo que ese día les llevaba  preparada por mi madre, aquella comida que más les gustaba. Para nosotras , sus hijas, fue además de padre, amigo, recurríamos a él para todo, en nuestros estudios nos ayudaba, no solo con las matemáticas, le gustaba muchísimo la geografía e historia, tenia libros que consultaba porque le gustaba saber, era su hobby además del futbol.
Nos dejó cantidad de recuerdos, cuando tenemos reuniones familiares, siempre le recordamos. Se fue demasiado pronto con 63 años, no pudo disfrutar de sus nietos y biznietos, como lo está haciendo mi madre. Quien más le recuerda es mi hija Delia por ser la mayor, tenía 8 años cuando nos dejo,  el otro hijo, Medardo con casi cuatro, igual que mi sobrino Sergio con tres y pico, para este último fue su padre, así lo llamaba y quería con locura, aunque las hijas de mi hermana Julia, Daniela y Claudia, no lo conocieron ellas saben quien fue su abuelo.
Sus hijas nos sentiremos siempre orgullosas del padre que nos toco tener, fue un hombre sencillo, familiar y hogareño,  amigo de sus amigos, tenia muchísimos, entre ellos, Juan Santos (tienda Arca de Noé), Juan José Pérez (padre de Pedro Eustaquio, otorrino) Antonico (tienda), José Carrillo, Cándido Acosta, y muchísimos más que no recuerdo.
Murió un 2 de de Marzo de 1984, tras una corta y cruel enfermedad, aun hoy lo echamos de menos, y por siempre será así. Aunque yo sé, porque así lo siento, que él desde arriba nos sigue cuidando tanto a los que conoció en vida, como a esas nuevas personitas que han ido llegando a la familia que son sus biznietos, Bruno, Julia y Mateo y como no lo hará también con una nueva, una niña  que nacerá  en octubre, la segunda hija de mi querido sobrino Sergio y su mujer Belén.
Qué  bueno, la vida sigue, y se va ampliando la  familia. Gracias Bruno una vez más por esta gran oportunidad.

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

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