Fotografías de mi
colección particular, tomadas de mí cámara, referente a los recordados doctores
orotavenses: don Buenaventura Machado Melián y don Domingo González García.
En el muro del FACEBOOK del amigo de la
Villa de La Orotava JESÚS ROCÍO RAMOS, aparece un magnífico y extraordinario
trabajo suyo que comparto con su permiso, adaptado por ÁNGELA PÉREZ ROCÍO, que
se titula “MÉDICOS,
PRACTICANTES, FARMACIAS Y OTROS VINCULADOS AL MUNDO DE LA MEDICINA”, referente a su paseo por la calle donde vive, antigua
calle el Castaño, hoy en día conocida como Doctor Domingo González García: “…Mi paseo de hoy fue por la calle donde yo vivo, antigua calle el castaño,
hoy en día conocida como Doctor Domingo Glez García
Al bajar por el tramo conocido
como la de los molinos, me llegó el aroma del rico gofio del molino de Chano.
Al llegar a la esquina donde
vivió el doctor Don Buenaventura Machado, me dio por recordar a todos los
médicos, practicantes, farmacias, y otros vinculados en el mundo de la medicina
que yo conocí en mi infancia y en mi adolescencia, y empecé por el citado
Doctor Don Buenaventura Machado. Seguí con el Doctor Don Domingo Glez, en la
calle que lleva su nombre...Cuántas veces lo vi pasar por mi casa montado en
una bestia, encima de una colcha, con su maletín, a visitar a los enfermos, a
sus casas en el campo…
A los doctores Don Máximo
Martin, y Don Antonio Navarro en la calle la Hoya, la cual hoy se llama hermano
Apolinar; Don Cipriano, en la calle Nicolás de Ponte; Don Emilio Luque, en la
avenida que también lleva su nombre; Don Emilio Ruíz, en Sor Soledad Cobián;
Don Alonso Ascanio, Don Miguel Rodríguez Vivas y Don Ignacio Zarate, y allí la
clínica de el ginecólogo Don Enrique Sáenz en la calle del agua (Tomás Zerolo);
Don Gil Méndez, en aquel entonces en la calle Calvario, Doctor Francisco
Acebes, y Don Emilio Sánchez (pediatra y forense en Sor Soledad Cobián a Don
Rogelio en la calle León; Don Enrique Sáenz (Ginecólogo) en la calle verde; Don
Francisco Raymundo (otorrinolaringólogo, en la calle del Tejar); Don Isidro
Fuentes Melian, la calle Tomás Calamita; Don Juan Johnson, en la avenida de
José Antonio; Doctor Salamanca (Ginecólogo) en la calle Verde; Don Esteban
Escobar en los Cuartos; Don Álvaro Chinea, en la avenida; el Doctor Vera, y el
Doctor Lara, en la calle Cervantes. Más tarde a Don Julio y Doña María de los
Ángeles Estévez; Don Maximito, Don Gil (Hijo), Don Leoncio Estévez, el Doctor
Guido en el Centro Médico del Quiquira al Doctor Don Agustín Bermúdez
(Urólogo), en la avenida de Emilio Luque, al Doctor Burgos en el Centro Médico
Norte; el Doctor Medina (Ortopédico); Don Felipe Hernández, y a Don José
Antonio González. En la actualidad, en el ambulatorio, hoy C.A.E. A la Doctora
Cristina Cabrera, en el Centro médico de las dehesas; mis doctoras, Doctora
Marisa Sánchez, Mercedes San Andrés y Sonia de Vera Afonso y en los
laboratorios, a María del Carmen Calzadilla, Goya Núñez y Magdalena. Como
odontólogos (dentistas en mi tiempo), a Don Manuel Zárate, Don César Hdez, Don
Sanfiel, Don Salvador y Don Juan del Castillo como otorrino y odontólogo. Más
tarde como otorrinolaringólogo a Don Pedro Eustaquio Pérez y Don José Longino
Santos.
Como analistas a Don Carlos
Domínguez. Más tarde, Don Fernando Zarate, y a Don Agrícola González Álvarez.
Como practicantes Don Felipe Hernández, era el practicante de mi casa, le tenía
pánico. Cuando lo veía venir con aquella cajita donde traía la jeringuilla y
mientras se la entregaba a mi madre para que la hirviera y me escondía. También
recuerdo a Don Pedro Melian, a Don Felipe Sosa, a los hermanos Don Sandalio, y
Don Francisco Reyes, a Don Luis Hernández, a Don José Casanova, y a Don José
Barreda.
Como comadrona a Antoñita
Violan. También estaba la clínica de las Nieves de Don Máximo Martin en la
calle San Juan, y más tarde la clínica de San Miguel.
Farmacias recuerdo la de
Torrens, en la calle de San Agustín. Allí conocí despachando a Don Melchor
Luis, más tarde a Evelio, la de Don Saturio Fuentes, en la calle de la carrera,
despachando a Don Fermin y a Don Antonio Oliva. Más tarde, entre otros a
Juanita y Lalita, José Manuel, Domingo, la de Don Santiago Zárate, en la calle
Verde (Nicandro Glez), despachando a Don Melchor Luis, Don Antonio; a
Isabelino, José
Hdez, Pedro Pérez. Agustín
González hoy en la avenida Sor Soledad Cobián atendida por su nieta Doña Laura
Perez Zarate, despachando Roberto; la de Don Pompeyo Barona. En la calle del
Calvario despachaban Don Antonio Gutiérrez, Don Antonio Lima, Pedro, (Barona )
y Doña Margarita, la de Don Carlos Domínguez. En la calle de San Francisco,
despachando estaban: Don Fermín, Santiago Sálamo, Benjamín Villar, y Lorenza.
La de Doña Natalia en la calle Duque (hoy Don Buenaventura Machado), despacha
ella misma, y más tarde la de Doña Gracia, en la calle Centella, hoy con el
nombre de Muñoz, en la calle del Marqués, despacha ella, su esposo y Leo.
Hoy todas se han cambiado de
domicilio menos la de Torrens que aunque sigue en el mismo sitio, ha cambiado
el nombre, y la de Don Carlos Domínguez que ya no existe. Más tarde, las de las
Cuevas. Están también Casanova, en el paseo de las Araucarias, y otra en el
paseo Domínguez Afonso; la de El Tejar, la del Carmen Lilia Estévez, en la
Piedad; la de barrio en San Antonio en los Pinos en Barroso y en otros barrios,
pero al no conocerlas no puedo mencionar nada de ellas...
En aquel tiempo, Don Máximo era
el médico del hospital de la Santísima Trinidad y Don Domingo. Como en su
consulta no tenía Rayos X, utilizaba los de dicho hospital y le ayudaba Sor
Severina. Yo fui uno de sus pacientes que pase por allí. El portero del
Hospital era Don Carlos y en la oficina de la administración trabajaba Don
Miguel Monasterio; a la entrada del hospital a la derecha estaba la "Casa
de Socorro". Recuerdo ver allí a Felipe Hernández (hijo), Domingo Báez,
Ignacio, Gumdemaro (el escalofrío), a Yiyo, a Luis, a Pepe (el moreno), y
siempre había un guardia municipal (un celador como los llamábamos antes).
Recordado también a la Cruz Roja, que estaba en la calle León. Allí llegué a
ver a Don Eulogio Borges Coello, a Don César Hdez, a Don Benjamín Alfonso, y
vestidos de militares a Don Juan, a Don Jesús (el lela), y a Tomás Luis
Expósito (el cojo), y como siempre digo, quizás había otros, pero yo sólo hablo
de mis vivencias...”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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