Fotografía correspondiente al
oleo de nuestro amigo Luis Perera que donó al Ayuntamiento de la Villa de La
Orotava, y que se encuentra expuesto en el salón noble.
Colección particular tomada de
mi cámara.
El amigo de La Villa de La Orotava; EVARISTO FUENTES
MELIÁN, “ESPECTADOR”, remitió entonces (01/01/2022) estas notas que tituló; “SUBIDA AL VOLCÁN DEL TEIDE”: “…En mi ya la
larga existencia en este p. mundo, he subido al Teide, al cráter del Teide,
tres veces. Fue en los años 1958, 1961 y 1972, ésta última vez estrenando el
teleférico.
Las dos primeras veces, septiembre de 1958 y 1961,
subimos al Pico Teide en pandilla. Fuimos unos veinte chicos y veinte chicas,
casi todos veinteañeros, en la carrocería del camión de Esteban, un amigo
residente en la Villa Arriba de La Orotava.
Lo cierto es que más de una pareja se arremolinó en
sus mantas y algunos se transmutaron en enamoradizos, ante el paisaje del
amanecer desde el Pico Más Alto de España (todo con mayúscula, como debe ser).
Las pequeñas fumarolas, si te sientas descuidadamente
sobre una roca, te pueden quemar el trasero y la parte del escroto, cuyo nombre
popular no voy a utilizar en esta redacción. En otras palabras: se puede cocer
o guisar un huevo de gallina, colocándolo tapadito en la lava volcánica.
También hubo, en lo anecdótico, una muchacha
veinteañera de muy buen ver, que (a mi entender) hizo un poco de teatro y se
mareó y se desmayó en la misma punta del Teide; no hubo más remedio que cogerla
en los brazos cruzados de cuatro forzudos varones excursionistas y llevarla en
volandas hasta que se le quitó el mareo. . (Piensen ustedes, queridos lectores,
que seguramente pudo haber en aquel desvarío algo de fingimiento teatral…)
En fin, para contar lo más impresionante, para mí fue
la sombra del Teide ante el sol naciente, proyectada sobre la isla de La
Gomera, que como todos sabemos, queda exactamente al oeste de Tenerife y del
Teide gigante, que es la Isla Colombina donde se proyecta la sombra teideana a
la salida del sol por el este. (Yo no cobro nada por esta lección de
Geografía…)
En resumen: fue una excursión inolvidable, también el
descanso nocturno en las pocas camas del dormitorio del Refugio de Altavista,
donde los más jóvenes de ambos sexos se dedicaron, sentados en el suelo,
a taparse con una manta única y solidaria, y algunas parejas---lo sé—se
hicieron cosquillas mutuas en sendos metatarsos (ir al diccionario de la RAE
para traducir este palabro). Fue con mucho disimulo, no exento de cariño.
Y lo más escatológico: también menudearon las ventosidades
personales nocturnas nerviosas, casi involuntarias, debido al mal de
altura…
Resumiendo: Por lo que recuerdo, algunas parejas
terminaron en boda, poco tiempo después.
Y aquí doy final a esta bonita historia. The end…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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