El amigo de la Villa de La Orotava; EVARISTO FUENTES
MELIÁN “ESPECTADOR”, remitió entonces (05/11/2022) estas notas que tituló;
“BULLYING”: “…Una película
titulada “Cerdita”, recientemente estrenada en las salas de cine de toda
España, me da pie para opinar sobre la palabra bullying, cuyo significado es la
burla y el acoso constante y desmedido hacia otra persona amiga o conocida, por
un defecto físico evidente, como puede ser exageradamente gorda o flaca, etc.
Se han dado casos en que la persona acosada termina suicidándose.
Quiero contar
pequeñas historias anecdóticas de personas de mí alrededor físico, familiar o
coetáneo, que han sufrido bullying.
Un alumno
quinceañero era muy flaco en el colegio de religiosos; pero lo peor del caso es
que los mismos profesores, religiosos con sotana de la congregación que
regentaba ese colegio, eran a veces los que ponían apodos a los alumnos que por
su físico llamaban la atención. A uno en concreto, por muy delgado, lo apodaron
“el esqueleto ambulante”; a otro de alta estatura, lo tildaron de “el
chimenea” y, además, con cierto morbo, en inglés, ‘the chimny’…
Fui testigo
inevitable de la burla a que sometieron sus compañeros---sobre todo los más
tendentes al gamberrismo--- a dos alumnos en mi colegio religioso. Ambos fueron
objeto de burla a lo largo de los seis cursos de bachillerato, constantemente,
cada día durante todos esos años, especialmente en el periodo lectivo de nueve
meses. Uno de ellos se suicidó poco después, y del otro desconozco actualmente,
pasadas varias decenas de años, qué habrá sido de él, si ha fallecido o aún
sigue con vida.
Otro caso es el
de un chico muy cercano a mi curso, que era demasiado delgado, hasta tal punto
que estuvo siete años seguidos depresivo, y no se bañaba en la playa los
veranos, después de que en su infancia y primera juventud, esa playa fue donde
se pasaba los felices días del estío en vacaciones.
Ya jubilado,
subió unos kilitos de peso y entonces siguió bañándose en el mar; los complejos
se le fueron pasando, e incluso iba y venía en bañador desde su vivienda,
distante del mar unos trescientos metros. Final feliz…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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