Fotografías
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El
amigo del Puerto de la Cruz; SALVADOR GARCÍA LLANOS remitió entonces (12/11/2022)
estas notas que tituló; “UN SIGLO, QUE NO ES
POCO”: “… ‘Un siglo, que no es poco Sociedad Valle de Taoro
(1922-2022)’, es el título del duodécimo libro del profesor Jesús Manuel
Hernández García, presentado anoche en su local social, completamente
abarrotado, porque el Casino –denominación coloquial con la que se identifica a
la entidad portuense de La Dehesas- siempre tuvo afectos y ha sido un espacio
muy apreciado por las sucesivas generaciones del barrio. Una comisión
organizadora promovió distintas actividades para conmemorar el centenario que
culminará el próximo mes de diciembre. Anoche tocó el turno al libro del
‘profe’, “una fuente inestimable para la consulta, con un recorrido por los
principales periódicos editados en los años 20 y 30 del pasado siglo”, según
escribe el autor del prólogo, Cristóbal Díaz Tena.
Trescientas páginas
le han salido a Hernández García, que es doctor en Ciencias de la Información y
ya había incursionado en la historia de la sociedad y del barrio en una
publicación aparecida cuando aquélla cumplió setenta y cinco años. Páginas que
contienen aportaciones periodísticas con informaciones, testimonios, hitos,
reportajes y curiosidades de asuntos relacionados con Las Dehesas y su gente.
El autor es sensible
con las vicisitudes del Casino y con las características de ese minúsculo
territorio rural en la reducida extensión del término municipal. Él mismo forma
parte de la idiosincrasia del sector al que ha dedicado generosos esfuerzos
para recuperar y conservar su historia. Por eso escribe con esa pasión
localista que pone en valor las cosas, los bienes, el costumbrismo y las
personas con las que se ha convivido.
Así, Jesús Manuel
Hernández, después de hacer un breve recorrido por la prensa de los años veinte
que refleja el quehacer de la entidad, dedica un capítulo a dos luctuosos
sucesos: uno, el choque mortal en El Terrero (Carretera General del Norte,
entre Los Realejos y La Rambla), ocurrido en la madrugada del 5 de agosto de
1930, en el que dos jóvenes perdieron la vida y otros tres resultaron heridos
graves. El alcalde portuense de entonces, Isidoro Luz Carpenter, viajaba en uno
de los vehículos siniestrados en el que trasladó a los heridos tras prestarles
los primeros auxilios.
El otro fue el grave
accidente automovilístico ocurrido el 10 de febrero, cuando un camión del
Puerto de la Cruz con treinta y ocho excursionistas se precipitó a un barranco
desde la antigua carretera de Las Cañadas del Teide. Cuatro muertos y numerosos
heridos de diversa consideración fue el resultado. El sepelio fue una imponente
manifestación de duelo. Aún viven dos de las personas que se desplazaban en el
camión siniestrado.
El autor ha separado
tres capítulos para personas de Las Dehesas que por su valía y tesón se ganaron
el aprecio de sus convecinos: el maestro Sabas Pérez Correa; el poeta local
Vicente Yanes, quien hubo de emigrar (como tantos otros) pero llevándose en el
corazón el espíritu dehesero; y el entusiasta Florencio Sosa Acevedo, maestro,
político, sindicalista, alcalde del Puerto de la Cruz y diputado a Cortes por
la provincia.
De Sosa, por cierto,
rescata una parte de su vasto poemario, casi todo décimas, el centrado en las
vivencias y vecinos del barrio.
La portada del libro
es una composición fotográfica de Melchor García Ramón. Jesús Manuel Hernández,
fiel a su estilo, hizo una intervención muy poética, también en décimas
espinelas, composiciones escritas en estrofas de diez versos, en general,
octosílabos. Repartió gratitudes, plácemes y buenos deseos, antes de que
interviniera la agrupación de la Escuela de Pulso y Púa de Los Realejos,
dirigida por Ángel Luis Pérez Trujillo.
Las dos últimas
décimas son todo un mensaje del autor de esta obra de un centenario que
enriquece la bibliografía portuense:
“Larga vida a este
Casino,/ estandarte de La Dehesa,/ la centuria apenas pesa/ si se fija un buen
destino/. Con este ruego culmino/ señores esta misiva/ pidiendo a la directiva/
que prosiga abriendo puertas,/ que se amplíen las ofertas/, en suma, que siga
viva.
“Y con esta sí
concluyo/ pidiendo benevolencia/ agradecer la asistencia/ y desde ya me
recluyo./ Con la misma me diluyo/ y que el libro sea ahora/ esa vena
propulsora/ del recuerdo, de la historia/ que se guarde den la memoria/ el
siglo que conmemora”…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ
ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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