LA CALLE LIMONERO

En el muro del FACEBOOK del amigo de la Villa de La Orotava JESÚS ROCÍO RAMOS, aparece un magnífico y extraordinario trabajo suyo que comparto con su permiso, adaptado por ÁNGELA PÉREZ ROCÍO, que se tituló “LA CALLE LIMONERO”: “…Ayer mi paseo mañanero fue por la carretera Calvo Sotelo (hoy Pescote).

Al llegar a la baranda que está hoy en frente a la carnicería de Chano me apoyé (en mis tiempo no había ninguna baranda). Cuántos se cayeron por allí.

Me vino a la memoria como era esa calle Limonero, haciendo esquina con la carretera había una casa terrera, donde está hoy un edificio, donde primero estuvo la fábrica de helados Italneve y hoy la carnicería de Chano y la Funeraria.

Desde allí se aprecia perfectamente la calle el limonero que es de que se trata hoy mi comentario.

Me vino a la memoria como era en el ayer y como está en la actualidad. Recuerdo cuando jugábamos de niños en el campo de la Garrota, que está en la zona, el que lo atravesaban unos tubos (caños) grandes al descubierto que brillaban con el sol y donde venían los cabreros desde la parte alta con sus cabras a vender allí la leche.

Hoy está edificado privándonos de una bella vista que teníamos del Puerto de la Cruz. Pegado vivía con sus familias Micaela la coja, y María del Carmen, en un lateral separado por el pequeño callejón Figueroa tenía el taller de costura de Carmen Gómez.

Recuerdo ver en su azotea la celebración de un gran almuerzo con motivo de la ordenación del sacerdote el padre Octavio D.E.P., la bodega de Pedro el del Poyo estaba situada en la misma calle, en frente al desaparecido campo; despachaba su propietario Pedro y su hijo Nilo, las mesas estaban unas en la parte baja de la bodega, y otras debajo de un hermoso ciruelero en el patio. La cocina estaba en la parte alta y yo de joven iba con frecuencia, con mis amigos los de la Peña del Casco.

Me hacía mucha gracia porque al estar la cocina en la parte alta para pedir los armaderos se valía del pasamano de la vieja escalera de madera que estaba floja, y agitándola gritaban y le contestaba desde arriba Eladia su mujer. De esa manera evitaba subirla y bajarla.

Era muy famoso por los revueltos de carne de Mérida (como se llamaba antes a la carne Chicago) y por la carne de cabra que solamente la arreglaba los viernes. Ya de todo lo mencionado en la actualidad no queda nada.

La calle hoy está muy favorecida al haberla cambiado de piedras y tierra, a cemento y unos grandes macetones con flores.

Dicha calle empieza en la esquina de la calle del Marqués, donde está ahora el edificio que lleva su nombre. Antes era un sólar de la familia de Siño Pancho Santos. Lo tenía como deposito el comercio de D. Pedro el Tonelero, y donde hacíamos las carretas para la romería, junto con el inolvidable amigo Lucio Polo.

En frente Graciliana, le seguía Esteban el Cápiro con su carpintería el que nos hacía los trompos, y en un lateral con la Barbería de Antonio el Tacón (padre) junto con Benicio en frente la ya mencionada casa vieja de Pedro el del Poyo, donde más tarde se fabricó el mencionado edificio que está hoy en día terminando en las esquinas de la calle nueva en la casa de Julio Carrillo y de Agustín el Plomero.

Más tarde Domingo el técnico y por estas fechas para las novenas de la Virgen de Carmen vino para estas fechas (julio) a predicar un sacerdote, que desconozco de que orden pertenecía de la Península, creo que se llamaba el Padre Rodríguez. Tuvo tanta aceptación que fue mucha la gente que acudió a la iglesia y a la plaza; tuvieron que poner una bocina en la torre para que lo oyéramos desde allí en la carretera cerca del nombrado campo. Me gustaría saber al que lo recuerde algún comentario.

Regrese a mi casa dejando atrás los recuerdos y admirando la bella estampa del viejo molino de Siña Francisca, que está muy cerca de lo comentado…”

 

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFESOR MERCANTIL