sábado, 6 de abril de 2024

EL MOLINO DE ISABEL O ISABEL LA DEL MOLINO


 

En el muro del FACEBOOK del amigo de la Villa de La Orotava JESÚS ROCÍO RAMOS, aparece un magnífico y extraordinario trabajo suyo que comparto con su permiso, adaptado por ÁNGELA PÉREZ ROCÍO, que se titula “EL MOLINO DE ISABEL O ISABEL LA DEL MOLINO”: “…Como ya he comentado en otras ocasiones, en el tiempo de mi adolescencia todos los chicos jugábamos en la calle a la pela, a la quedada, a la pelota y al escondite.

Entre los chicos estaban Justo y Paulillo, que eran hijos de Isabel y Santiago Oramas, y los entenados Narciso y Santiago, ya mayores que nosotros. El molino hace hoy esquina con la calle de San José; la entrada al molino, lo mismo que a la vivienda, es por un gran zaguán que divide el molino de la vivienda. Tenía en el medio del piso una gran arquilla tapada, donde llegaba con mucha presión el agua. Supongo que era la que movía las piedras. Al entrar a la derecha estaba un gran portalón que, aunque se comunicaban, no tenía nada que ver con el molino (era la vivienda). Al fondo, se veía un patio con flores y una piedra de lavar, y una cuadra, y a la izquierda una pequeña azotea donde estaba una vieja escalera para subir al cubo y a nosotros no nos dejaban subir, pero a escondidas subíamos. Era peligroso pero era bonito ver con qué presión llegaba el agua allá arriba. Al ser amigos de los hijos de Isabel Justo y Paulillo, jugábamos mucho en el patio y íbamos a ver picar las piedras. Un día, jugando en la cuadra, uno del grupo con un gancho que tenían para el estiércol le dañó un ojo a Paulillo.

En aquel tiempo, al molino venía mucha gente a moler y no existían tostadoras, y para los clientes del campo mi madre puso en el patio de mi casa en un poyo dos tostadores y dos reverberos y con las tablas de los cajones que venían con la mercancía tostaban y de allí al molino, mi madre aprovechando las brasas para turrar unas papas que eran riquísimas. Estaba a cargo del molino Seña Carmen Estrada, y estuvo muchos años trabajando con Isabel Juanquina, que era del monturrio hasta que emigró a Venezuela, y Mercedes Estrada, según nos contaba mi madre, que Seña Benigna viviendo allí le alquiló el cuarto que está para la calle de la vivienda, y mis padres pusieron allí la primera venta.

Allí conocí, aparte de Isabel, a sus hermanos maestro Pablo que era mi padrino, y a maestro Juan que era el padrino de mi hermano Evelio, y a Candelaria, a Justo y a Higinia. Sabían que eran hermanos, pero pocas veces los veía por allí. La entrada al molino estaba a la izquierda y para subir a la tolda tenía tres escalones. El molino estaba dividido con tabiques de listones forrados con sacos de tres listas albeado de blanco, y allí vivía la hermana Candelaria, con su marido Joaquín, su hijo también llamado Joaquín, y su hija María Victoria.

Los hermanos maestro Pablo y maestro Juan eran carpinteros de la empresa de Don Diego Álvarez y en el salón que habían tenido mis padres la venta lo ocuparon más tarde para hacer los cáncamos. Ellos fueron junto a mi hermano Justo los que hicieron la caja para enterrar a mi padre; más tarde montaron su carpintería propia en la calle Hermanas de la Caridad. Con el tiempo se quedaron los primos Pablo y Manolo.

Un día entré al molino y me encontré con un señor ya de edad, y al preguntar, me dijeron que era Señor Justo, el padre de todos ellos. Después sé que lo vendieron a los conocidos por Manuel, el de Juanica, y Carmen, la de Ramón Leal. Hoy lo tiene su hija Lilia…”

 

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFESOR MERCANTIL

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