Mis amigos desde la infancia en la
calle El Calvario de la Villa de La Orotava, hermanos; Isidoro Sánchez García y
Eduardo Sánchez García “Dardi”, publicaron
una obra maestra de la historia de la Villa.
Tratase de la historia de las
centrales hidrológicas de “Hacienda Perdida” y “La Abejera”, que en su tiempo
estaban considerada como energía limpia, y que iluminaron a los orotavenses y a
gran parte del Valle de La Orotava de luz a través del las aguas de El
Heredamiento, que nacían en el famoso Barrio de Los Altos “Aguamansa”.
“La Orotava energética”, es el título de esta interesante obra de mis
amigos los hermanos; Isidoro y Eduardo (Dardi) Sánchez García, que han tenido
que trabajar, muchísimas horas, pero muchísimas, con estancias prolongadas en
los archivos; municipales, provinciales, regionales e incluso nacionales, para
dar luz como titula su encabezado a esta gran obra científica, tecnológica e
histórica jamás salida desde La Villa de La Orotava, para nutrir a muchos
estudiosos; científicos e historiadores que la requieran.
Me llama la atención esta fotografía del
archivo Municipal de La Orotava de la década de los años cincuenta del siglo XX,
sobre la figura de un personaje, vecino de mi Barrio “EL LLANO”, que en la
memoria de mi infancia está presente. Localizada en la página 175.
Lo recuerdo con mucho cariño, vivía
con su señora doña Lucia en una casita que aún se conserva, actualmente
propiedad de los herederos de José Hernández Fariña, en la calle de Juan
Padrón, cerca a la de García Beltrán y de la Plaza de Franchi Alfaro de la
Villa de La Orotava.
Don Acisclo Serrano Merino en mi
infancia formaba con su señora Doña Lucia un matrimonio rancio que tenía una
venta en el mismo sanjuán de su casita, en donde vendían golosinas, sifones y
alguna que otras verduras y frutas. Era un matrimonio un tanto extraño, nunca
supe sus procedencias, me pareció ser peninsulares.
Tuvieron un hijo en adopción muy
conocido en la Villa en el mundo; del fútbol, la Contabilidad y la
administración, Pedro Serrano. Fue arbitro de fútbol, protagonizando muchísimas
anécdotas, como la establecida en el Estadio Municipal La Manzanilla (actual Francisco
Peraza) de la Ciudad de La Laguna, en un encuentro de juveniles, Estrella (La
Laguna) – Plus ultra de La Orotava (2 -1), se produjo una batalla campal,
debido al señalar un penalti a favor de los juveniles orotavenses.
Fue administrativo muchísimos años de
la asesoría ubicada en la calle de San Agustín frente a La Plaza de La
Constitución, de La Alameda o del Kiosco de la Música, propiedad primero de don
Tomás Méndez Dorta y después de su sobrino el alfombrista de La Orotava don
Pedro Hernández Méndez. Daba clases de Contabilidad, primero ayudando a su
maestro don Inocencio Sosa Hernández en la Calle de La Hoya (Hermano Apolinar)
y después se instala por su cuenta en casa de su suegro en la Calle Cólogan.
Don Acisclo fue un personaje espectacularmente
anecdotario en la infancia de varias generaciones infantiles del Barrio
orotavense El Llano. En la nuestra, recuerdo de ir a por los sifones para mi
padre Juan Álvarez Díaz, aprovechando la visita para comprar allí los famosos
pirulines que me endulzaban el paladar. Pero con la pandilla recuerdo que nos
escondíamos en las inmediaciones a su casita para alcanzar los pirulines cuando
su Venta se encontraba solitaria. Hacíamos turnos de prensadores y salíamos
corriendo a escondernos en los entonces jardines de la citada plaza de Franchi
Alfaro.
Recuerdo que me contaba mi querido
vecino desde mi infancia en la calle El Calvario Nazario Hernández García
(Chile), que con su pandilla de infancia. Alberto Quintero Santos que ejercía
en la villa de herrero, vivía junto por detrás de la casita de don Acisclo, por
la calle García Beltrán. Se ponían de acuerdo, Alberto desde el patio de su
casa llamaba a don Acisclo para distraerlo, mientras que los demás de la
pandilla entraban a la venta y se llevaban los pirulines.
Esta recordada foto de este ejemplar
hombre y vecino de mi vida, aparece en la “La Orotava energética”, por qué fue cobrador de los recibos de la
luz, de la compañía SEO, depuesto en el tiempo de la guerra incivil española,
por don Victoriano Sosa, debido a su influencias políticas republicanas.
Don Acisclo tenía en propiedad, - en
alquiler muchos años -, el inmueble de dos plantas con balcón en la parte
central alta, en la plaza de La Constitución, de la Alameda o del Kiosco de la
Música, anexo al inmueble donde estuvo el correo Telégrafo. Se la tenía
alquilada, la parte baja a Lorenzo Báez dueño del recordado e inolvidable Bar
TE VEO, y la parte superior a la familia Amaro (Churreros y Feriantes). Ambos
inmuebles fueron adquiridos por el entonces Banco Bilbao, donde actualmente aún
se encuentran sus oficinas.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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