Mientras algunos investigadores indican que vino al mundo en la población
de Chinchilla de Monte - Aragón, hoy sabemos que aunque sus antepasados
pudieron haber procedido de la región de Murcia, una rama de la familia se
instaló en la localidad albaceteña de Jorquera.
Lo cierto es que en la década de los años veinte del siglo XVII, y habiendo
permanecido en él posiblemente hasta 1628, ya se sitúa a Martín de Andújar
Cantos al servicio de algunos de los grandes imagineros en la ciudad de
Sevilla. Aunque tradicionalmente se le ha considerado discípulo del gran Juan
Martínez Montañés, otros lo consideran alumno de Alonso Cano.
Independizado, en 1629 acomete para el retablo mayor de la Iglesia de San
Pedro Apóstol de la población sevillana de Carmona, una serie de imágenes a las
que debió de pertenecer la Inmaculada Concepción que aún hoy se conserva en
dicho Templo. La mayor productividad de su taller se registró en torno al año
1632 ya que en ese mismo año talló la efigie del Cristo de las Ánimas para el
mismo templo carmonense, el San Sebastián Mártir, imagen titular de la
Parroquia de la Villa de Agüimes, en la Isla de Gran Canaria y el San
Cristóbal, también titular de la Catedral de La Habana, Cuba..
En 1634, dos años más tarde, se traslada a Canarias instalándose en primer
lugar en la Ciudad de Las Palmas, centrando su atención el diseño del Retablo
Principal para la Catedral de Canarias, obra que no llegó a acometer. Si
realizó para este templo Catedralicio la Imagen y Retablo de San Pedro, obras
contratadas en 1635. De esta misma fecha es la efigie de Santa Lucía que, al
parecer, talló antes de abandonar la isla, para la Iglesia de San Francisco de
Asís de la Ciudad de Telde.
Ya en Tenerife, en la ciudad de La Laguna entra en contacto con el también
imaginero Antonio de Orbarán, quien en aquellos días se encontraba trabajando
en el desaparecido retablo mayor de la Iglesia El Salvador de Santa Cruz de La
Palma, lugar al que se traslada con la intención de colaborar en dicho proyecto
tallando antes de 1636 una serie de esculturas para el mencionado retablo por
el importe, bastante elevado, de 2.000 reales.
En 1637, de regreso a la Tenerife, pasa a instalarse en Garachico creando
un taller que sería semilla de la futura escuela escultórica de Garachico, y
emprendiendo trabajos de gran importancia, como el Retablo Principal de la
Iglesia de Santa Ana de esta localidad, para el que muy posiblemente se sirvió
de los diseños que años antes había realizado para el retablo de la Catedral de
Canarias, y el magnífico Cristo que lo remata. Pero seguramente los primeros
encargos que recibiera Andújar tras instalarse en Tenerife fueran las dos
piezas que ejecutó ese mismo año para los franciscanos recoletos del Convento
de Santa Lucía del Realejo, y que queda demostrado por el hecho de que el día
11 de junio de 1637, ambas imágenes ya se encontraban al culto en el templo
conventual: “…dixeron que dos insignias, una del sto Christo Nazareno y otra de
Nuestra Señora de los Afligidos que están en dho convento, los hermanos
terceros de la Orden de S. Francisco y hermanos de la Cuerda que son en el
dicho convento las hicieron con sus limosnas, que han dado y que darán, y que
son de los dhos hermanos, y el dho convento no ha dado para ello cosa alguna…”.
A este dato viene a sumarse otro documento fechado el 18 de mayo de ese
mismo año, en el que se recoge una visita que realizaran al taller el Párroco
de San Marco de Icod de los Vinos, don Alonso de Ocampo Sarmiento y el Maestre
de Campo don Blas de Alzola y Torres con la intención de contratar la hechura
del conjunto de piezas necesarias para realizar la procesión del Vía Crucis.
Quedando gratamente impresionados por El Nazareno, hacen constar que el que
encargan para Icod ha de ser semejante en forma y proporciones al de los
franciscanos del actual Municipio de Los Realejos.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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