Ahora, en 2019, se cumplirán
en La Orotava 41 años de la Manifestación de las Velas y 125 años de la puesta
en marcha del alumbrado público gracias a la generación de electricidad con
fuentes limpias, como fueron las aguas de los manantiales de la cuenca de
Aguamansa.
El amigo desde la infancia de la calle El Calvario: ISIDORO
SÁNCHEZ GARCÍA, remitió entonces (26/11/2019), estas notas y fotografías que
tituló: “MANIFESTACIÓN
DE LAS VELAS EN LA OROTAVA (1978)”. Publicadas el 26 de noviembre del 2019. En “TIEMPO
DE CANARIAS”: “…La Orotava, vivió como muchos
municipios, la Transición política de los años de 1970 de manera muy singular.
Con la reforma política de 1977, con el referéndum de 1978 para apoyar la
Constitución, así como con algunas leyes más que querían acabar con el régimen
dictatorial del general Franco. Pero en la sociedad rural de la villa destacó
en noviembre de 1978 la denominada Manifestación de las Velas, promovida por la
mayoría de las Asociaciones de Vecinos de la Orotava, ante de las elecciones
municipales de 1979, ya que estaban cansados de esperar por la luz eléctrica.
Por eso se manifestaron con autorización del gobernador civil, el recordado
Luis Mardones.
La Orotava pasó a la historia
de la isla de Tenerife por cuanto fue el primer municipio que a finales de 1894
aprovechó las aguas del Heredamiento y de la Empresa o Sindicato, que bajaban
de los montes de Aguamansa hasta el casco de la Villa, para generar durante
veinte años electricidad con turbinas tipo Pelton que la Sociedad Eléctrica
Orotava (SEO), liderada por el polifacético empresario Ricardo Ruiz Aguilar,
había instalado en la planta de Hacienda Perdida en el paraje de Barroso.
Además de contratar con el ayuntamiento el alumbrado de las plazas y edificios
municipales y con las familias el alumbrado de sus casas, también las aguas
sirvieron para seguir moviendo la decena de molinos de cereales que se habían
construido a lo largo del camino de la Sierra, en la Villa Arriba, hasta
alcanzar el repartidor de aguas por debajo de la Casa de Lercaro, en la Villa
Abajo.
Años más tarde, en 1927, el
Ayuntamiento adoptó la fórmula de Servicio Eléctrico Municipal (SEM) y en 1935
puso en marcha un mayor aprovechamiento de aguas, con una nueva planta
eléctrica construida en el paraje de La Abejera, que se mantuvo municipal hasta
1974, fecha en la que UNELCO la adquirió en pública subasta después de una
problemática y controvertida generación de electricidad por parte de los
servicios municipales. Lo cierto fue que las familias de los barrios rurales de
La Orotava nunca tuvieron luz eléctrica para que los chicos estudiaran, ni para
cocinar en sus casas, ni para tocar el timbre o escuchar la radio, hasta que se
cansaron de esperar y en 1978 se manifestaron en la Villa con velas. Los chicos
no conocían sino los petromax y las velas, y los hombres y mujeres de las
medianías y de los altos veían pasar los postes y los cables hacia la costa del
Puerto de la Cruz y de Los Realejos. Así hasta que llegó la democracia
municipal en 1979 y se puso en marcha la electrificación rural de la Villa en
una operación política sin inigual.
Curiosamente ahora, en 2019, se
cumplirán en La Orotava 41 años de la Manifestación de las Velas y 125 años de
la puesta en marcha del alumbrado público gracias a la generación de
electricidad con fuentes limpias, como fueron las aguas de los manantiales de
la cuenca de Aguamansa. Unas aguas que se convirtieron en la sangre de
Canarias, en palabras de técnicos de la ingeniería de minas. Por ello nos
parece muy acertado el homenaje que un año más la Junta Directiva de la
Asociación DONVICTOR ofrece a tres personajes canarios que, entre otros,
apoyaron la puesta en valor de la dignidad del mundo rural de los Altos de La
Orotava y de Los Realejos, como lo fueron el sacerdote palmero, Víctor
Rodríguez, la estudiante grancanaria, María Nélida y el abogado y alcalde
tinerfeño, Francisco Sánchez…”
BRUNO
JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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