Fotografías
propiedad del amigo ZOILO LÓPEZ BONILLA (auto fotografía). Natural de la Cuesta (La Laguna) - Puerto
de la Cruz, actualmente residente en el
Bajo Ampurdán-Cataluña.
El amigo del Puerto de la Cruz; SALVADOR GARCÍA LLANOS
remitió entonces (18/12/2019) estas notas que tituló; “ZOILO,
NARRADOR VISUAL”:
“…Zoilo, Zoilo López Bonilla, es el personaje de moda
en la red social Facebook, donde
viene publicando una serie que parece inacabable de fotografías que responden a
juna época muy concreta del Puerto de la Cruz, a los años dorados de la ciudad,
entre las décadas de los sesenta y de los setenta del pasado siglo. Zoilo era
de la juventud vanguardista de la época, la que aprendió entre extranjeras,
ligues, vida cómoda, música disco en
altos decibelios o baladas al viento nocturnal, entre locales de fama fácil que
cerraban cuando despuntaba el alba y amanecidas de churros o bocadillos de caballa
en las proximidades del muelle o escaladas a pie a la fuente de Martiánez, a
las urbanizaciones próximas con parajes oscurecidos y a La Paz, en la que
descollaban las construcciones más modernistas.
Procedente de La Cuesta, de
Santa Cruz, la familia López Bonilla se afincó en el Puerto en pleno proceso de
crecimiento turístico, que acogía una sustancial transformación en los modos de
vida y en los usos o hábitos sociales. Aún recordamos a su padre, un gran
profesional de los servicios de restauración y hostelería. Y a su esposa, a
doña Pepa, siempre minuciosa observadora, siempre al día de los trajines y
movimientos domésticos de la ciudad.
Zoilo jugó al fútbol, en un
equipo ya desaparecido, el Atlético Porteño, donde sobresalía por su estatura,
por su porte con el balón, por su oficio como medio volante de apoyo, que así
se decía entonces. Jugó también en equipos de aficionados. Siempre con máquinas
fotográficas al hombro o colgando del cuello, bien vestido, lucía ropa de marca
con elegancia. Fue de los primeros que combinó chaqueta o americana con
vaqueros o bluyines. Frecuentaba ambientes juveniles, estudiantiles y sociales
que se ponían de moda simplemente con una canción o alguna vestimenta
modernista. En San Telmo y Colón, en El Peñón o el muelle, sobre todo, al
mediodía, por la tarde y por las noches. Su recordado y malogrado hermano Pepe,
con mucha sensibilidad musical y cinematográfica, fue auxiliar de notaría.
Zoilo, finalizada aquella
etapa, se marchó a Barcelona en cuya universidad se licenció en Bellas Artes.
Se alejó del Puerto y de las islas mas nunca olvidó aquellas andanzas y
peripecias de juventud. Y por eso se recreaba en sus rincones preferidos cada
vez que retornaba, aunque ya la fisonomía urbanística y sociológica de la
ciudad había cambiado notablemente.
Zoilo llevó consigo
innumerables negativos y archivos desordenados que ahora ha ido aflorando y
publicando en redes sociales, como si quisiera dejar constancia de su condición
de testigo visual -narrador visual se autotitula- de una época memorable del
Puerto de la Cruz. Siempre dijimos que estaba pendiente de escribirse esos años
granados, alegres, distendidos, ajetreados, movidos... y ha llegado Zoilo con
sus gráficas para retrotraernos a sus esencias, a los gestos, a las miradas, a
las aspiraciones, a los desarrollos tempranos, a la integración natural, a la
convivencia cosmopolita sin que el idioma fuera obstáculo y, por qué no
decirlo, al esplendor de una ciudad donde todo era posible y que no tenía rival
en lo que a ocio y diversión concernía.
Varios días, semanas ya, con
fotos de amigos, de rostros, de reuniones, sueños de otrora, de acontecimientos
lúdicos... Los usuarios portuenses de facebook están encantados. Muchas veces me pediste que te contara esos años, tituló
Juan Cruz Ruiz una de las mejores entregas de su fértil memoria. Fue una época
que merecía quedar plasmada. Por eso hay que agradecerle a Zoilo López Bonilla
dos cosas: una, que haya conservado fotos y negativos; y otra, que haya
decidido darlos a conocer en este época de comunicación digital e instantánea,
cuando unos rememoran, otros reviven y los portuenses ya tienen una rica fuente
a la que acudir para entender cómo fue una ciudad en su época de un inusual
esplendor...”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ
ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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