Colección particular tomada de mi cámara.
En estos tiempos de pandemia, sobreviviendo a ese bicho atómico mortífero.
Recibo la triste noticia a través de una nota que remitió entonces (01/12/2020)
La Asociación de Alfombrista de la Villa de La Orotava de la marcha al infinito
del artista y alfombrista orotavense: JUAN GONZÁLEZ MERINO.
Nació en la Villa de La Orotava en el año 1954, y falleció en la misma el
30 de Noviembre del 2020.
Hijo del magnífico, extraordinario e inolvidable artista y alfombrista del
gran tapiz de la plaza del Ayuntamiento; José González Alonso.
De su padre heredó todo su arte que le caracterizaba, dominando sobre todo
el dibujo a carbón, del que ejecutaba unas sombras y raíces que dragaba más que
a la perfección. Tengo en casa un grabado a carbón referente a una fotografía
de mi abuelo materno Bruno Abréu Rodríguez, que retrató con el uniforme de
músico de la banda de música municipal de la Villa de La Orotava, desaparecida
en el mes de septiembre del año 1954.
Cuando su padre Pepe, se hizo cargo de la dirección del monumental tapiz de
la plaza del Ayuntamiento en el año 1978, él conjuntamente con sus hermanos les
ayudaban, incluso trabajaban en los tapices laterales.
Finalmente se hizo cargo de la dirección y confección del tapiz de flores
en la calle de la Carrera, de Antonio Pérez Betancourt. Hasta esa fecha lo
estaba ejecutando el otro gran artista, alfombrista y escultor e imaginero
villero: Ezequiel de León Domínguez.
Juan en la vida fue una gran persona, amigo de sus amigos y de sus
enemigos, comunicador, sensato y prometedor.
Un artista casi en la trastienda, que dibujaba, y realizaba en sus tiempos
libres laborales (conserje de la casa de la Cultura de San Agustín), magníficos
grabados, retratos y demás.
Juan descansa en ese paraíso eterno de esperanza y misericordia, sigue con
tu quehacer artístico, ahí tienes a tu recordado padre el mejor alfombrista de
la Villa de La Orotava: José González Alonso, que se quedó solo: “…Hubo
un tiempo en el que le gustó estar solo, el único, el más ingente, el más
confidente de sus propios secretos. Sus alfombras, su arte, sin par, sin rival,
era lo más admirable para el florecimiento de la Villa de La Orotava. Sí, estoy
solo, - decía asiduamente Pepe -, me acompañan mis hijos, y el aire de la
primavera, permanezco aquí con los pies en las tierras multicolores, mientras
se me aparece en el seno del “Boceto” su noble y encantadora faz
resplandeciente de claridad celeste, y las sombras de los rostros plasmados en
las losetas de la plaza…”
Un
abrazo Juan hasta siempre.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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