Fotografía de mi colección
particular, la primera que tomé en mi vida, referente a la calle de la Carrera
en las Fiestas Mayores de la Villa de La Orotava, en el año 1963. Lugar donde
estuvo ubicada la central telefónica.
En el muro del FACEBOOK del amigo de la
Villa de La Orotava JESÚS ROCÍO RAMOS, aparece un magnífico y extraordinario
trabajo suyo que comparto con su permiso, adaptado por ÁNGELA PÉREZ ROCÍO, que
se titula “AQUELLOS
TELÉFONO”, referente a la central telefónica que estaba ubicada en
la calle de la Carrera de la Villa de La Orotava: “…Hoy voy a recordar el día que fui a solicitar la instalación de un
teléfono, ya de eso hace setenta años. Fui a la central telefónica, que estaba
situada en la calle de la carrera, para hacer los trámites en el edificio,
dónde hoy está tejido Don Miguel Herreros. La encargada era la señora Doña
Nieves Dorta, me atendió en su despacho con una elegancia exquisita y
comunicándome, que lo sentía mucho que no había números libres. Después de una
amistosa charla me dijo que me pondría en lista de espera que estaba prevista
un ampliación, o si algún abonado se daba de baja, me llamaría lo más pronto
posible; nos despedimos, y al salir oí unas voces y sentí la curiosidad, por
saber cómo era el funcionamiento de la central telefónica y comprobé que se
trataba de un centro familiar, formado por su hija Anita y sus hermanas,
Herminia, Frasquita, Eloisa, y sus sobrinas Anita y Tina, las que conocía bien
por ser mis vecinas. Me acerqué y les pregunté, porqué había tanta gente y me
dijeron que era el cambio de turno y en ese momento se marchaban tres. Observé
que tenían puestos unos auriculares y frente a un cuadro numerado al que
enchufaban unas clavijas, todas hablando a la vez, una decía “dígame”, la otra
“número”, otra “le pongo”, la otra “perdone, está hablando” y otra “oiga su
conferencia con Santa Cruz”.
Parecía una casa de locos, me
marché con la esperanza de que me llamaran y así fue. Tuve suerte porque al mes
me llamaron diciéndome que ya lo tenía concedido y me lo instalaron con el
número que es el que tengo actual. En aquel tiempo tener un teléfono parecía
más un lujo, que una necesidad. Les aseguro que cuando me lo instalaron me
pasaba todo los días llamando; el primero que me pusieron para llamar, tenía
que darle a la manivela y si te contestaba le daban el número y te conectaban.
Tenían tanto trabajo porque nosotros no sabíamos los números y les decíamos
“señorita por favor, me pones con la casa de tal”. Ellas sabían los números y
ellas amablemente te lo ponían. A veces tardaban y nos enfadábamos; algunos se quedaban
con la manivela en la mano.
Más tarde, me lo cambiaron por
uno más moderno, ya que solo al levantarlo te contestaban. Solamente tenías que
darles el número o el nombre. Ya más tarde vino el automático, yo creí que
después de ese que lo marcábamos nosotros, sería el último. Cualquiera iba a
imaginarse que con el tiempo vendría el teléfono móvil; que podrías llevarlo en
el bolsillo y en unos segundos comunicarte con todo el mundo. Entre tantas
facetas poder grabar y ver al momento las imágenes con una videollamada; ver y
oír con quien hablas, etc, en fin, que te sirve para todo, ¡increíble!
Para los que tenemos cierta
edad nos es difícil, aunque es entretenido, pero para l@s niñ@ jóvenes y los de
mediana edad ya no pueden vivir sin él, y lo ven muy sencillo. Si se quedan sin
batería parece que les falta el aliento; se duermen con ellos, etc. Era
impensable creer que a pesar de su pequeño tamaño fuera tan poderoso y con
tanta calidad y poder pagar hasta un pan con él, en verdad, es asombroso. Y yo
me pregunto ¿qué nos reservará el del futuro?
Con el tiempo Doña Nieves y su
familia se jubilaron dándole paso a Doña Edelmira y familia, las cuales nos
unía una gran amistad…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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