El amigo
del Puerto de la Cruz; SALVADOR GARCÍA LLANOS remitió entonces (12/04/2022)
estas notas que tituló; “EMPAQUETADOS”: “…Fueron unos centros de
trabajo muy dinámicos, uno de los primeros lugares donde hombres y mujeres
compartían tareas: limpiando las piñas, despiezando y desmanillando, lavando
las manillas después de separadas del tronco del racimo, posterior calibrado y clasificación
hasta el envasado en cajas.
Eran empaquetados de plátanos
diseminados en todo el término municipal, primer empleo para muchos jóvenes que
no escogieron o no pudieron seguir la vía de los estudios ordinarios, aunque
muchos pasaron luego a turismo y hostelería, donde se aproximaron al
conocimiento de idiomas.
En aquellos empaquetados había
conocidos a quienes se decía adiós cuando se pasaba por el exterior y con
quienes se entablaba conversación a partir de preguntar por el estado de algún
pariente. Los jóvenes estudiantes, a partir de septiembre u octubre, hacíamos
acto de presencia donde hubiera personas conocidas para poner cara inocente
antes de pedir el favor de suministrar un papel plástico, casi siempre de color
rojo o chicle, que servía para forrar la fruta… y, en este caso, los libros con
los que se aforntaba el curso escolar. La práctica se extendió incluso después
de haber finalizado el bachillerato e iniciar los estudios superiores.
En algunos empaquetados nos
parece recordar la figura de un lector, colocado ante un mostrador y alumbrado
por alguna bombilla solitaria, que entretenía las labores domésticas del
personal. A alguien le escuchamos que la figura había sido adaptada desde Cuba,
desde sus fábricas de tabaco, tan monótonas y taciturnas.
Repartidos, decíamos, por todo
el municipio, desde los suburbios al mismo casco, los empaquetados fueron el
primer eslabón de lo que llamaríamos cadena logística. Allí se materializaba un
trabajo específico que habría de ser duradero y seguro, apto para transportar
adecuadamente los frutos de las hectáreas de plataneras. La eficiencia era una
de las características fundamentales que debían garantizar el empaque y el
embalaje. Téngase en cuenta que el empaquetado era la presentación comercial de
la mercancía. Pero también era fundamental para evitar que la misma fuese
dañada o manipulada.
Luego venían los camiones,
cuyos conductores a menudo maniobraban con dificultad para entrar marcha atrás
si restaba espacio o aparcaban en los exteriores de estos peculiares centros de
trabajo. Cargaban las piñas, adecuadamente embaladas. Y de ahí, a los barcos.
Con la ayuda de Tomás Perera
Hernández, haciendo un ejercicio de memoria, llegamos a rescatar casi veinte
empaquetados emplazados en el Puerto de la Cruz. A saber:
-Juan Galán Herrero, en la
vieja carretera de Punta Brava, frente a El Charcón.
-Sindicato Agrícola Orotava, en
la calle José de Arroyo, antes callejón del Juego.
-Manuel Yanes Barreto, antes de
la firma Mayaba, en la misma vía.
-Empaquetado de Verdugo, muy
cerca de la plaza del Charco, desaparecido tras un voraz incendio.
-T.M. Reid, en la calle San
Felipe esquina a Perdomo.
-Empaquetado Casamitjana, en la
intersección de Mequinez con Pérez Zámora.
-José Herreros Peña, calle
Santo Domingo.
-Yeoward Brothers, la única
firma extranjera, en El Penitente.
-Hijos de Diego Bethencourt
(popularmente Betancores), calle Zamora, esquina Valois.
-Víctor Hernández Alayón, calle
Nieves Ravelo.
-Santiago Rodríguez García,
calle Doctor Ingram.
-Andrés Martín García, en Las
Cabezas.
-Julio Cruz González, en El
Tejar, actual Mercado Municipal.
-Manuel García Yanes, calle Las
Cabezas.
-Empaquetado Perera, luego
Francisco González del Carmen y Cejas, en Las Cabezas, carretera de Las Arenas.
-Cooperativa Agrícola Bananera,
en carretera El Botánico, colindando con el Jardín de Aclimatación.
-Casiano García Feo, en El
Durazno.
-Miguel Delgado, en La Vera.
-Viuda de Machado, sector Risco
de oro.
Los empaquetados palidecieron y
desaparecieron con el bum del turismo, en los años sesenta del pasado siglo.
Los trabajadores resistieron lo que pudieron. La mayoría cambió de actividad. Y
la ciudad perdió lo que no dejaba de ser, en aquellos años, un encanto…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
No hay comentarios:
Publicar un comentario