El
amigo; IGNACIO ABELLA MINA, remitió entonces (10/05/2018) estas notas que tituló; “ÁRBOLES
PARA EDUCAR GOBERNANTES (CARTA ABIERTA)”: “…Como un déjàvu, hemos recibido la noticia de la tala de
árboles en la Plaza de la Alameda (Plaza del Quiosco) de La Orotava, y de la
defensa de este patrimonio por parte de los vecinos y muy especialmente de las
vecinas de esta villa.
Es cierto que, en
ocasiones, las talas o podas drásticas se justifican por el mal estado de los
árboles, pero con demasiada frecuencia se aduce esta razón para hacer
remodelaciones eliminando a estos “seres molestos” o sustituyéndolos por otros
más pequeños y manejables, sin un diagnóstico previo que justifique
suficientemente estas actuaciones. También es preciso señalar que cuando el
arbolado urbano se vuelve peligroso, con una enorme probabilidad sucede por
podas, amputaciones de raíces o maltratos diversos, en el contexto de las
diferentes obras que sufren estos seres vivos a lo largo de su vida. Es
entonces cuando, quizá al cabo de muchos años, se manifiestan las podredumbres
causadas por el ataque de hongos que penetran a través de las viejas heridas.
La tortura de los árboles ciudadanos es una constante en nuestra inculta
civilización.
Resulta ya un tópico
muy manido la idea de que tenemos que educar a nuestros hijos e hijas para
tener un futuro mejor. Desgraciadamente ya no hay demasiado tiempo para el
futuro y este pensamiento parece una buena coartada para no educar a los
verdaderos maleducados, tantos mandatarios, caciques, concejales, alcaldes y
políticos de todo pelo, que hacen gala de una impresionante ignorancia e insensibilidad
en lo que respecta al insustituible papel de los árboles en nuestros entornos
urbanos o rurales.
Entre los derechos
fundamentales de los niños y niñas, debería figurar el de criarse entre grandes
árboles y espacios saludables. Del mismo modo que vecinos y vecinas de toda
condición tendrían que disponer de unos espacios y un patrimonio natural
suficientes y adecuados. Porque en definitiva las arboledas no solo
proporcionan a la ciudad oxígeno y un clima benéfico, también nos aportan entre
otras muchas bendiciones, calma y belleza y representan ese espacio de
vitalidad y esperanza que tanto necesitamos los humanos. En este sentido no
debemos olvidar que la primavera turca comenzó con las protestas por la tala
del parque Gezi para construir en su lugar un nuevo centro comercial. Fue la
chispa que inició todo un movimiento de defensa del patrimonio, la identidad y
la democracia, pues todo ello está unido de forma indisoluble.
Conocemos un test
infalible para valorar el fondo y la forma de este tipo de actuaciones y
evaluar asimismo el criterio de la autoridad que gestiona este patrimonio
público: Si en vez de explicar las razones de la tala, los responsables vienen
con engaños, manipulaciones, nocturnidad y cobardía; si se escudan en empresas
contratadas, en diagnósticos superficiales y en vanas promesas, a buen seguro
estamos ante una nueva situación de empecinamiento caciquil avivado por ese
espíritu arboricida tan común entre los tecnócratas.
En ese caso, además
de la defensa de ese irreemplazable patrimonio arbóreo que damos por supuesta,
hay que empezar a educar al ilustre desde el principio, con paciencia y mucho
cariño… cuesta mucho erradicar la ignorancia y la prepotencia que arraigan en
un mandatario. Sobre todo, si la
autoridad en cuestión solo entiende el concepto de patrimonio cuando se aplica
al beneficio propio o el de su grupo político.
De cualquier forma
es oportuno recordar, siempre que hablamos de este tema, el viejo proverbio:
“Estos árboles que a todos pertenecen, al cuidado de todos se confían”. Si los
encargados de este cuidado son irresponsables o incompetentes; más aún, si
atentan contra el patrimonio que deben proteger y por ende contra nosotros
mismos, lo mejor es arrancarlos rápidamente de sus alcorques y sustituirlos por
otros más aptos y adecuados…”
BRUNO
JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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