El
amigo de la Villa de La Orotava desde la infancia; EVARISTO FUENTES MELIÁN
“ESPECTADOR”, remitió entonces (25/05/2018) estas notas que tituló; “MI MAYO DEL 68”: “…Que en España llevamos atraso en todo,
es tan evidente como que en el célebre mayo del 68, al menos en la España
insular canaria, no se rompió un plato ni una escudilla, ni se protagonizó
manifestación subversiva alguna capitaneada en cabeza por algún revolucionario
convencido. Lo que pasó en Canarias en relación con ese original mes de mayo
francés del 68, fue tan parecido como un huevo a una castaña, o sea, no pasó
nada digno de mención.
En
Canarias, estábamos implicados en el desarrollo turístico, que en mi ciudad de
residencia, Puerto de la Cruz, estaba creciendo desmesuradamente, con
hoteles y apartamentos tan altos como el edificio Belair o el hotel San Felipe.
Los
más afortunados entre la gente joven se abrían camino como técnicos u obreros de
la construcción, o camareros en la hostelería; no había tiempo ni lugar
apropiado para andarse con andrajos, melenas y otras cacharrerías más allá de
las del día víspera de San Andrés.
La
falta de desarrollo intelectual, cultural y hasta de alfabetización, en
resumen, de formación profesional asimilada en la gente nacida en estas
islas macaronésicas, era un evidente, palpable déficit general, que se notaba.
La mayoría del personal laboral cualificado en construcción y en hostelería
venía de fuera (Península, Baleares o extranjero europeo).
Los
peninsulares, en todos los sectores, venían mejor preparados, y lo peor
es que algunos de ellos ejercían de godos y podían amargarte la vida con
sus imposiciones.
Recordemos
fechas concretas en Tenerife: El Primero de Mayo del 68, dentro de las fiestas
principales de la capital Santa Cruz, hubo corrida de toros en la plaza que,
medio siglo después, ha quedado tan obsoleta como cuestionada. El primer
domingo, día 5 de mayo del 68, hubo partido de baloncesto de infarto, en la
cancha nauta de la avenida de Anaga: el CB Náutico, ya primer divisionario, se
jugaba la permanencia, y la consiguió solamente por dos puntos de ventaja. Fue
un partido memorable.
Y
en lo más familiar de mi existencia, el domingo siguiente, día 12 de mayo, hubo
una excursión a Santiago del Teide, y baño en la playa de La Arena con mi
hija, una preciosa niña que solo tenía un añito de edad. Al domingo
siguiente, día 19 de mayo, programamos una excursión alrededor de la isla,
cuando aún no había autopistas, lo cual, tomado con calma y sosiego, era mucho
más reconfortante y ensoñador. Itinerario: Puerto de la Cruz, Candelaria,
Granadilla y regreso por Las Cañadas del Teide; todo el trayecto por carreteras
sinuosas llenas de encanto. Se nos hizo de noche al regreso por la zona
teideana; y se atravesó en la carretera y quedó paralizado, deslumbrado por las
luces de mi coche, un conejo de monte. Y lo atrapamos. Fue el único acto seudo
revolucionario, fuera de norma, que cometimos en mi mayo del 68. No somos
nadie. Pero el conejo en salmorejo estaba exquisito…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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