El amigo desde la infancia de la Villa de La Orotava; ISIDORO
SÁNCHEZ GARCÍA, remitió entonces (20/04/2018) estas notas que tituló;
“RECORDANDO A YAYA FEBLES”:
“…Hace unos días el hijo varón de Yaya Febles
me envió un mensaje donde me contaba que su madre ya estaba preparada para irse
a los cielos de la galaxia universal. Me comentó que llevaba sedada unos días y
la marcha era inminente.
Era una
tarde de abril cuando a Yaya, esposa de Gil, madre de Cande, de Marta y de Gil, hermana de mi tía Irma y
nieta del músico orotavense don Domingo Delgado, conocido familiarmente como
Febles, la llevaron a la sala noble de la Casa de la Cultura “Rómulo Betancourt”
de La Orotava para que descansara espiritualmente antes de iniciar el despegue
celestial. Apenas llovía en el Puerto pero al mirar hacia la Villa contemplé un
cielo encapotado y cargué con el paraguas. Al llegar al barrio del Farrobo
además de mojarme me acordé mucho de mi amiga Yaya, de cuando las reuniones
familiares en la Villa de Arriba, y de nuestros encuentros culturales alrededor
de la música. De la Coral que ella presidía y del Grupo Folklórico que dirigía
nuestro primo común, Carmelo Sánchez Delgado. Eran otros tiempos, en la recta
final del siglo XX. Fueron momentos en que viajamos a Caracas y a Bruselas, a
Venezuela y a las capitales de la UE para recordar a personajes ligados con la
Villa cuando este ingeniero que suscribe participaba en el Parlamento Europeo y
apostaba por la cooperación cultural entre los pueblos de Europa y América. Uno
de ellos fue Rómulo Betancourt, senador vitalicio de la República de Venezuela
que asistió en 1981 al tricentenario de la fundación de la iglesia de San Juan
del Farrobo en 1681. En Europa había que ver la catedral de Bruselas al
escuchar la coral villera que llevaba el nombre del presidente venezolano, uno
de los padres de la democracia de América a mitad del siglo XX. Al igual que el Parque del Este en Caracas
cuando la exposición fotográfica sobre la Villa orotavense.
A Yaya le
gustaba tocar el órgano en su parroquia natal de San Juan hasta que una
tremenda enfermedad la apartó hace años del mundo pero creo que nunca perdió la
visión de las miles de personas que la queríamos. Por ello es difícil olvidar
cuando me miró en la tarde en que el Ayuntamiento de la Villa la nominó Villera
de Honor por los méritos contraídos en su vida. Hasta lloré cuando le recordé
públicamente sus esfuerzos en dejar alto el pabellón de La Orotava, con la
música como bandera. Lo mismo sucedió cuando fuimos a su casa de la calle
Marqués, en la villa de Arriba, para despedirnos emocionalmente. Aunque no
hablaba se comunicaba con su familia y sus amigos a través de la música
clásica. Casi como lo hacía Antonio Machado con la poesía, en tiempos de abril
cuando la primavera disfrutaba echando las campanas al vuelo como lo recuerda
Plácido Domingo. Al llegar arriba repasa los personajes que se han marchado en
abril y ponte a releer el Quijote de la Mancha, o a Shakespeare o a Eduardo
Galeano o a Dulce María Loynaz. No tendrás tiempo para disfrutar con todos
ellos pero ten siempre dispuesta la música para comunicarte con nosotros, los
terrenales que te quisimos mucho. Y no te olvides de enviarme las llaves de la
Casa Rómulo Betancourt que te llevaste sin darte cuenta. Habla con el padre
Antonio y con mi hermano Francisco y recuérdales que los jóvenes de la Villa de
Arriba necesitan ensayar para mantener vivo el “Espíritu cultural de La
Orotava.”…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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