El amigo de la Cuesta
- Puerto de la Cruz,
actualmente residente en el Bajo Ampurdán -
Cataluña; ZOILO LÓPEZ BONILLA, remitió entonces (10/05/2018), a través de su
blog ZOILOLOBO – RETRODEZCAN, estas notas y fotos que tituló; “LIMPIABOTAS O BETUNEROS DE LA
PLAZA DEL CHARCO EN EL PUERTO DE LA CRUZ”: “…En Julio de 2016, es
decir, hace ahora dos años y durante unas vacaciones en el Puerto de la Cruz
tuve ocasión de conocer a un peruano que de manera casi testimonial ocupaba un
lugar en el extremo de la Plaza del Charco, aunque no en su interior, que da al
muelle y donde exhibía las herramientas con las que en un periodo determinado
de su vida se ganaba la vida dedicándose a ello de lleno y cuya profesión no
era otra que la de limpiabotas o betunero.
A lo largo de mi infancia, sobre todo en Santa Cruz,
resultaba muy común verles deambular en busca de clientes a lo largo de las
muchas terrazas de bares abiertas a la calle a la voz de ¡limpia! ¡limpia!
arrastrando siempre la primera “i” con una cierta desgana. Sin embargo a alguno
de ellos les recuerdo llevando además de la caja y el banquito, un cojincito
con el que colocado bajo las rodillas evitaban el roce de estas con el suelo
mientras las posaderas reposaban cómodamente en el banquito. Era otra forma de
permanecer de rodillas ante el cliente pero a la vez descansando.
Cuando me establecí en el Puerto de la Cruz aquella
antigua profesión continuaba en auge aunque, en honor a la verdad, debo decir
que la postura del limpiabotas no era la misma que la mencionada antes. El
banquito resultaba tan grande como la caja, lo que permitía tener las piernas
estiradas aunque, eso sí, algo flexionadas, tal y como muestro en las fotos que
ilustran este artículo. Quizá tal postura se debiera a que no eran precisamente
limpiabotas ambulantes sino que ocupaban un sitio fijo en la inigualable Plaza
del Charco que aún sigo recordando y cuando puedo también visitando.
Agustín y Francisco Pacheco eran hermanos y durante
los años que viví en el Puerto de la Cruz siempre permanecieron en su puesto
diario de trabajo. Luego se sumarían otros pero entonces había trabajo para
todos ellos.
Aparte de los hermanos Pacheco, también conocí a otros
dos cuyos nombres no recuerdo pero que también formarían parte de todo aquel
complejo emocional que contribuiría a conformar la personalidad de un espacio
público fundamental como sigue siendo hoy la Plaza del Charco.
Desde el punto de vista del cliente, betunarse los
zapatos tenía en sí algo de ritual, algo así como afeitarse los sábados en la
barbería. Frente a un vermut y una ensaladilla rusa en cualquier terraza de
Santa Cruz, para una determinada élite social resultaba indispensable, sobre todo
si coincidía con el fin de semana, que te lustraras los zapatos
convenientemente porque además quedaba bien visto presumir de aquel lujo casi
colonial de que alguien lo hiciera por ti y además en público y bien.
Publicado por zoilolobo para ZOILOLOBO. retrodezcan …”
BRUNO
JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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