Manuel Martín Rodríguez nació el cinco de agosto de 1934, en el barrio
villero Barranco de Llarena, pasándose a vivir con su familia al Barrio de Los
Cuartos solo cuando tenía tres meses. Y falleció en el Barrio Los Cuartos de la
Villa de La Orotava, el 11 de diciembre de 2023.
Aprendió las primeras letras en la escuela de la recordada doña Lucía Mesa
en la calle El Calvario. Desde los diez años a los catorces estudia en las
escuelas graduadas masculina en los bajos del edificio consistorial con los
recordados maestros don Alfonso Ramos y don Eulogio Borges Coello. Por las
noches estudia dibujo artístico y lineal en la Academia Municipal de Dibujo
bajo los atentos conocimientos de don José María Perdigón. Y todavía en
pantalones cortos como muchos de los muchachos de su generación, aprende el
oficio de carpintería - ebanistería en el taller de don Isaac Valencia Pérez en
la calle El Agua (Tomás Zerolo). A los dieciséis años como sus conocimientos en
dibujos eran indiscutibles pasa al departamento de carpintero tallista, donde
comparte la labor de tallar la madera con dos grandes dibujantes y excelentes
tallistas y alfombristas; Liborio Valencia Pérez y Juan Pedro Escobar. Desde
ese momento comienza la carrera de cincuenta y siete años de sus setenta y tres
dedicado a trabajar la madera. Me comenta Manuel que sus manos no conocen el
descanso cuando toma sus herramientas y se concentra en su delicada labor en su
taller en los Cuartos, pues todos los días trabaja desde las diez de la mañana
descansa en hora del almuerzo para regresar por la tarde hasta la caída del sol
por el horizonte atlántico y solo se da cuenta que pasan las horas cuando
dibuja y talla las delicadas maderas de su gubia. En el taller de don Isaac
Valencia Pérez realiza tres grandes obras de la talla maderística conjuntamente
con Liborio Valencia Pérez, tallan una urna para el Cristo difunto para la parroquia
de Santa Catalina de Tacoronte, un trono con detalles paisajístico de la pasión
para la parroquia de San Pedro Apóstol de Güimar y un copón para Nuestra Señora
de la Concepción de la Orotava, diseñado por el recordado e inolvidable
alfombrista - proyectista de la plaza del Ayuntamiento don Pedro Hernández
Méndez, cuya esbozo se le atribuye a otro catedrático del alfombrísmo en la
plaza don José González Alonso, en el diseño destacan los querubines y los
delfines que le adornan en su majestuosidad.
Manuel Martín Rodríguez ha recorrido el mundo para ver con sus propios
ojos las obras de arte de todos los estilos. "Siempre se queda el último
en los viajes para hacer fotos, compra todos los libros que encuentra. En Rusia
se quedó maravillado en el museo del Ermitage y en Bélgica le sorprenden dos
púlpitos espectaculares.
Manuel es un sólido autodidacta, puesto los muchísimos estilos que conoce,
lo ha aprendido por sí solo, nunca ha tenido un maestro que le diese unas
clases magistrales, todo ha sido a través de su experiencia y de su estudio
personal.
Después de veinte y dos años trabajando para don Isaac Valencia Pérez donde
realiza la talla de tres tronos procesionales para enriquecer la semana Santa
en la iglesia de Santo Domingo Guzmán de la Orotava, se independiza con un
compañero de oficio ebanista antiguo futbolista y capitán muchos años del UD.
Orotava, Domingo Pérez Hernández conocido por Quillo, una vez el ex guardameta
del Celta de Vigo y del Price en los años cuarenta Antonio Sánchez, dijo que en
la UD. Orotava se requerían onces Quillo. Era el año 1970, crea su nuevo taller
en el domicilio de Quillo en el popular barrio de la Cruz del Teide, trabaja
para enriquecer el nivel de vida social a través del inolvidable mobiliario
estilo Luís XV, realizando una magnifica fajina para una familia lagunera de
apellido Castillo, equipándole su hogar totalmente de muebles Luís XV, desde la
mesa de la televisión, hasta el despacho – biblioteca, pasando por las
rinconeras, comedor, dormitorios y hall. Como dato anecdótico, y pensando
siempre en el trabajo artístico a pesar del económico le sucede con el encargo
que le realiza una señora extranjera del Puerto de la Cruz de una mesa
escritorio preciosa, de estilo neoclásico con un costó entonces de un millón y
medio de pesetas en el año 1985, con tallas, patas espectaculares y cajoncitos
secretos por todas partes. Después de haber hecho todas las medidas y llevar
la mesa terminada, la persona que iba a usarla le hizo recortar dos centímetros
de las patas porque la encontraba demasiada alta. Claro lo económico no era el
problema, sino lo sentimental, el proyecto y el arte y sobre todo la expresión
de un artista que vive desesperadamente del trabajo, un pequeño corte de su
obra, lógicamente debería de cambiar totalmente su designio.
Siempre se dice que el artista nace, no se hace, y esto siempre se expresa
en todos los sentidos, digo esto por qué Manuel hace las plantillas hasta
conseguir una simetría perfecta, a veces en cualquier papel hace un dibujo, al
día siguiente lo vez de otra manera y lo borra porque ya no le gusta. Los
motivos son de todo tipo y los saca de la imaginación, a veces se aclara y a
veces le cuesta aclararse, de toda forma sus formones y sus manos les agilizan
su cerebro para palmar en la cedro la impresión de un verdadero artista.
Manuel
Martín Rodríguez por encargo de la JUNTA DIRECTIVA DE LA HERMANDAD DEL
Santísimo CRISTO DEL HUERTO, utilizó madera de CEDRO. Ya que si fueran de caoba
por ejemplo el peso sería más del doble.
El
amigo de la Villa de La Orotava; Víctor Mesa formaba parte de un equipo
multidisciplinar de los más importante que ha tenido la Semana Santa Villera
donde cada uno tenía su cometido. En fin labor de un gran equipo.
En el año 1989 se independiza a su taller autónomo en Los Cuartos, trabaja
para carpinteros y ebanistas de la villa, siempre con el estilo Luís XV, aunque
como el bien dice, estudia y proyecta un estilo, que a muchos de sus clientes
le sea a su justo. Al llegar a la edad del retiro laboral deja de trabajar para
los diversos talleres colaboradores, a partir de aquí empieza una etapa
voluntaria de pasar el tiempo en lo que le gusta de verdad, evidentemente el
entonces presidente de la hermandad del Señor del Huerto de la iglesia de San
Francisco de la Villa mi estimado amigo y convecino Víctor Mesa Escobar, al ver
que el trono del Cristo pasaba por pésimas condiciones por el paso de los años,
el y su junta directiva emprendieron el camino de dotar al histórico Señor del
Huerto de un nuevo trono procesional. De mi buen amigo Víctor Mesa Escobar
puede indicar en esta página, que ha sido para mí uno de los grandes baluarte
de enriquecer artísticamente y culturalmente mi semana Santa, la Semana Santa
de todos los Orotavenses, pues su afán de superación de constancia de
incalculable valor han enriquecido el valor de la riqueza sacra en la Villa.
Manuel Martín Rodríguez, en este trabajo de mucha paciencia, mucho
movimiento, mucha conmoción logra por primera vez en su vida artística una
incalculable obra, tallando nada más que un grandioso trono procesional para
San Francisco, una obra de seis caras y cuatros esquinas, dibujando con sus
gubias el estilo clasicista de todos los templos religiosos de La Orotava; La
Concepción, San Agustín, Santo Domingo, San Francisco, San Juan, con sus
campanarios y su encanto en cedro,
rematando la obra con el escudo característico de la reciente hermandad del
Señor Huerto. La estructura le correspondió al ebanista de La Orotava José
Antonio Hernández, también gran dibujante – proyectista y tallista de la
antigua escuela de don Isabelino Martín que en su taller del Barranco de las
Arenas culminó lo que en el tiempo iba a impresionar a todos los
orotavenses. Ahora da los últimos toques a otra gran obra para la misma
Iglesia de San Francisco lleno de ilusión, en concretar el encargo que una vez
más mi amigo Víctor Mesa Escobar le ha otorgado, la confección de un nuevo
trono para la Virgen de Los Dolores de la citada iglesia, que Manuel nos
indica con cariño y sosiego, “si sale adelante, ya me puedo morir
tranquilo". Esta obra que vemos en la
fotografía tallándola en su taller con sus gubias que observamos en la foto, va
a ser la obra cumbre y predilecta de cuantas han salido de sus manos, en eso
estamos totalmente seguro, porque Manuel es un gran artista de toda clase de
maderas que el tiempo lo dirá con todo los honores.
Naturalmente, no son las primeras obras que Manuel hace para la iglesia en
esta última etapa. Sin ir más lejos, ha realizado dos tronos procesionales, uno
para el Cristo de la Columna de Los Realejos y otro para la Virgen de la
Candelaria de la parroquia de la Vera del escultor orotavense Ezequiel de León
Domingo compañero de la escuela de José María Perdigón, ambos tronos de
carácter elitista fueron estructurado en la carpintería del ebanista don
Domingo Álvarez.
En la Orotava realizó dos tronos procesionales para la ermita El Calvario,
esta vez por en encargado y sugerencia de otro hijo de la villa Ingeniero de
Monte, cofrade de la Real y Venerable Hermandad del Cristo del Calvario don
Buenaventura Machado Álvarez, hijo del celebre doctor cardiólogo de La Orotava
don Buenaventura Machado Melián gran valedor del deporte balompiés en la villa
y en Tenerife, su hijo fue discípulo de un servidor como jugador de baloncesto
en el juvenil Águila del Valle de La Orotava. Dos tronos de gran quehacer en
talla de madera de cedro estructurado en el taller del ebanista ya mencionado
José Antonio Hernández, en el que Manuel trabaja con su talante artístico, con
filosofía y con el sentimiento que le caracteriza en su meditación y en su
clausura en Los Cuartos.
Hay que destacar que don Manuel Martín Rodríguez, necesita un riguroso
catalogo de sus obras artísticas, es importante, por lo menos lo propongo a
aquellos estudiantes de arte que deseen completar tesis o tesina universitaria,
pues en su poder bajo sus gubias, destacan los escudos de los colegios
profesionales, y los báculos de las hermandades de la pasión de Cristo,
enfatizando el del Santísimo Cristo del Perdón que se venera en la iglesia de
San Agustín de la Orotava, donde podemos apreciar los atributos de la pasión
como el globo de la tierra donde se asienta el Cristo en su rodilla derecha, la
lanza y la escalera.
Manuel en sus tiempos libres, se dedica a lo preferido en su infancia y
juventud, el deporte, caminar, para pensar, y tomar decisiones de lo que tiene
que hacer en el trabajo, caminar de arriba abajo y viceversa por las calles
pinas de la Orotava, claro que en su infancia y juventud fue futbolero del
juvenil Los Cuartos el equipo de su barrio para luego bajar un poquito y fichar
en el CF. El Calvario que entrenaba don Chile y presidía don Manuel Pérez (hoy
emigrado en Venezuela), un club que hizo una inolvidable época en el campeonato
de Clubes adheridos de la acción sindical.
Como a Manuel le conozco desde la infancia, de hecho elaboró mi dormitorio
en caoba con sus gubias, estructurado por mi cuñado ebanista Cándido León
Cabrera, así como los muebles de mis hermanas Carmilla y Fina, he tenido
que hacerle una visita en su culto taller en Los Cuartos para que en su
expresión oral me facilite todo este material que he podido narrar de todo
corazón, por qué a Manuel le conocí por primera vez en el año 1961, cuando
ejercía de profesor de dibujo ayudante en la Academia de don José María
Perdigón en lo bajo del Ayuntamiento, fui su alumno durante dos cursos para
preparar el dibujo artístico de primero y segundo de bachiller que estudiaba
diurno en el desaparecido colegio de mi buen profesor don Fernando Álvarez
Árbelo en la calle de San Francisco de La Orotava.
No deseo dejar este relato, sin tener que mencionar a estos dibujantes
tallistas procedente de la escuela de don José María Perdigón, Liborio Valencia
Pérez, Leonardo Ruiz, Juan Pedro Escobar, José Antonio Hernández y otros grandes
diseñadores en la ebanistería que crearon escuela y traspasaron los hilos de lo
artístico y el alfombrísmo, Isabelino Martín, Isaac Valencia Pérez, Victoriano
Martín Raya y un gran tapizador que lo fue José Hernández Quevedo.
La escuela parece que llega a su fin, las nuevas tecnologías, están
totalmente sustituyendo los improvisados trazados del histórico lápiz y el
carbón, la imaginación instantánea que supuso plasmar simplemente en papel
servilleta la teoría del diseño que se quería forjar hasta conseguir una
simetría perfecta.
Manuel fue una
magnifica persona de trato afable y carácter sencillo, de espíritu campechano,
así como un gran ebanista, tallista, dibujante y alfombrista.
Amigo
descansa, en ese paraíso colmado de fe, paz y misericordia.
Un fuerte
abrazo y hasta siempre amigo.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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