Fotografías:
• Del Castillo León, Juan, La Semana Santa
de La Orotava, mi Semana Santa.
• Programa de Semana Santa de la Comisión
Mixta de Semana Santa de La Orotava.
• Archivo de Eusebio Hernández Melo.
Diseño, maquetación e impresión:
• Tipografía García, S.L. - La Perdoma - La
Orotava – Tenerife E-mail: cristod@tipografiagarcia.com
El amigo desde la infancia de Pago de Higa
(La Perdoma) Villa de La Orotava: EUSEBIO LUIS HERNÁNDEZ MELO, remitió entonces
(15/04/2019), estas notas y fotografías, que tituló; “MIS VIVENCIAS DE MIS
SEMANAS SANTAS”. Referentes al Pregón de la Semana Santa de la Villa de La
Orotava, que tuvo lugar el 10 de marzo de 2018 en la Parroquia de Nuestra
Señora del Santísimo Rosario de La Perdoma:
“…A mi
nieta
Gabriela
PREÁMBULO:
Rvdo.
Sr. D. Julián Cabrera Simoza y sacerdotes venidos de las diversas parroquias
del Arciprestazgo.
Excmo.
Sr. Alcalde y miembros de la Corporación Municipal. Miembros de la Comisión
Mixta de Semana Santa y de las venerables hermandades y cofradías.
Hermanos
todos en el Señor. D. Julián: Gracias, en nombre del pueblo de La Orotava, por
ceder el templo parroquial para pregonar la Semana Santa de nuestra Villa, del
año del Señor 2018.
A
primera hora del viernes 12 de enero, quedé sorprendido, cuando nuestro
Alcalde, D. Francisco Linares García me comunicó, que la Comisión Mixta de
Semana Santa, a petición suya, me había propuesto para ser el pregonero de la
Semana Santa de la Villa de La Orotava, ya que este año tendría lugar en esta
parroquia.
Ante el
reto y al mismo tiempo honor, le pedí unos días para reflexionar y consultarlo
y, el siguiente martes, día 16, le confirmé mi disposición para asumir tan alta
misión.
Buenas
noches y bienvenidos a la parroquia de Nuestra Señora del Santísimo Rosario y
San Jerónimo, en cuya pila bautismal, que se encuentra en el bautisterio,
recibí la fe a petición de mis padres y madrina y en el confesonario, hoy desaparecido,
el párroco D. José Ponte y Méndez me absorbió, por primera vez, de mis pecados
confesados, a fin de recibir, días después, la primera comunión.
El
sacramento de la confirmación lo recibí de manos del recordado y querido obispo
de nuestra diócesis, D. Domingo Pérez Cáceres.
En
1950, empecé a servir al altar en calidad de monaguillo, llevando a cabo
infinidad de tareas y, a partir de 1957, ingresé en el Seminario Diocesano de
La Laguna, donde año tras año, recibía las enseñanzas de latín y humanidades,
filosóficas y teológicas, así como el espíritu evangélico de entrega y servicio
al prójimo, para ser un buen ministro del Señor, un "alter christus".
El
Señor quiso que eligiese otra senda, y en 1966 me encontré en el mundo, como
buen cristiano y honrado ciudadano, trabajando en un movimiento de Acción
Católica, la Jarc, así como en entidades socioculturales:
Teleclubs,
Asociaciones de Vecinos, de Padres de Alumnos, Casas de Acogida e incluso
ejerciendo algún cargo de la política municipal.
“MIS
VIVENCIAS DE MIS SEMANAS SANTAS”:
Esta
noche quiero hablarles de “MIS VIVENCIAS DE MIS SEMANAS SANTAS”, describiendo
solo algún detalle de las mismas, para centrarme en la que más me ha marcado a
lo largo de mis días, a saber, la de mi parroquia donde nací y me crié.
LA
LAGUNA:
En la
ciudad de La Laguna tuve la oportunidad, durante mis nueve años de internado,
de participar y rememorar otras tantas veces la Pasión, Muerte y Resurrección
del Señor, con más exactitud ocho, ya que en uno de los años de la década de
los sesenta, se desató en el Seminario una epidemia gripal y los superiores, con
buen criterio y beneplácito del Sr. obispo, nos mandaron a nuestras casas a fin
de restablecernos de los virus de dicha enfermedad. Pese a ello, fue motivo de
regocijo y alegría para nosotros, para nuestras familias y, de manera especial,
para nuestro párroco, ya que éramos de gran utilidad para la organización de
los ritos litúrgicos de la Semana Grande.
Decía,
que tuve la oportunidad de participar en la mayoría de los actos litúrgicos de
la Semana Santa, que se celebraban en la Catedral, así como en muchas de sus
procesiones, guardando un recuerdo, de por vida, de la procesión de Madrugada
del Santísimo Cristo de La Laguna, que partía de su Real Santuario en dirección
a la Catedral, a las cuatro Cristo de La Laguna.
horas
de la madrugada, acompañado de su Pontificia, Real y Venerable Esclavitud, e
incorporándose al cortejo, en el Convento de las Claras, Nuestra Señora de los
Dolores, S. Juan Evangelista y María Magdalena.
La cabeza
del Cristo inclinada hacia el lado derecho, su cara reflejando el dolor de los
azotes, de la corona de espinas, de las caídas con la cruz a cuestas, de la
traición de Judas, de la negación de Pedro, y de la crucifixión, que unido al
canto de malagueñas a lo largo del recorrido, despertaba en nosotros dolor y
conmiseración con aquel, que siendo Dios, se hizo también hombre entregándose
hasta la muerte y muerte de cruz por amor a nosotros.
GRANADA:
En la
ciudad de la Alhambra, acompañado de mi hijo José Luis, donde él estudiaba, en
la década de los noventa, me quedé enamorado de la Procesión del Santísimo
Cristo del Consuelo, conocido popularmente como el Cristo de los Gitanos, obra
del escultor José Risueño, datada en 1695.
Se
trata de una de las imágenes más amadas y rezadas por el pueblo de Granada y,
muy especialmente, por los habitantes de los barrios del Albaicín y el
Sacromonte.
El
Cristo de los Gitanos y María Santísima del Sacromonte, con sede canónica en la
Abadía del mismo nombre, son los dos pasos que sus respectivas hermandades y
cofradías sacan en procesión todos los Miércoles Santo, por las calles de
Granada, retornando de noche a la Abadía y, sorprendiéndonos los vecinos del Sacramonte,
la mayoría gitanos, con sus hogueras en el exterior de sus cuevas, con el canto
de saetas y su pasión por el Santísimo Cristo del Consuelo.
LA
OROTAVA:
A la
edad de 37 años tuve la oportunidad, por primera vez, de vivir intensamente una
de las más impresionantes y de mayor devoción de las Semanas Santas del
archipiélago canario, la nuestra, la de la Villa de La Orotava, imbuida del
mismo espíritu de las de Castilla, milagro, que se hizo realidad, en mi
persona, gracias a pertenecer, en calidad de edil, a la corporación municipal. Los
orotavenses y quienes nos visitan tienen el honor y privilegio de contemplar y admirar
en las calles de la Villa, desde el Domingo de Pasión hasta el de Resurrección,
imágenes representativas de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor,
verdaderas obras de arte, salidas de las gubias de excelentes artistas
imagineros canarios y del territorio nacional, imágenes, que en diversos
tronos, obras de afamados maestros villeros de la madera, desfilan día tras
día, desde los templos de San Agustín, Santo Domingo, El Calvario, San
Francisco, La Concepción, San Juan Bautista y Capilla de María Auxiliadora del
Colegio
El
Cristo del Consuelo a su paso por la Gran Vía de Colón, de los Salesianos. durante
la procesión de la Cofradía del Cristo de los Gitanos de Granada.
El
Cristo de la Columna Parroquia de San Juan Bautista. Desde un primer momento
pensé en describir cada uno de los pasos, itinerario de las procesiones, la
autoría de las diversas tallas y el mensaje de las mismas, pero, al prepararme,
me percaté de que ello está muy bien descrito en libros y programas editados
por la comisión mixta de Semana Santa a partir de 1993 y por muchos de los
pregoneros que me han precedido.
No me
resisto, sin embargo, a describir, la que para mí y para muchos de los
feligreses y vecinos de la Villa, así como para los visitantes de la geografía
insular, que año tras año se acercan a La Orotava para seguir de cerca nuestra
Semana Santa, es una de las procesiones más impactante y admirada de nuestra
Semana Grande, la del Cristo Atado a la Columna, una de las mejores imágenes
del barroco sevillano, obra del artista hispalense Pedro Roldán Onieva.
Joya
singular de La Orotava: perfecto en su anatomía, bellísimo en proporción y
formas, dulce en la expresión de su rostro. Lo donó a La Orotava el canónigo de
Canarias D. Francisco Leonardo Guerra, hijo del Farrobo.
Cristo
Atado a la Columna, que se procesiona la noche mágica del día grande de la
Semana Santa orotavense, con su esclavitud, acompañado de La Magdalena, obra de
candelero, del siglo XIX, atribuida al grancanario José Luján Pérez.
También
se une al cortejo San Juan Evangelista, talla completa en la que el artista se
centró en la cabeza, manos y pies.
Y por
último, La Dolorosa, bajo el nombre de Virgen de Gloria, arropada por las Damas
de su cofradía, es una obra en la que solo están tallados las manos y el
rostro, en el que se refleja una angustiosa expresión. Con sus brazos en súplica, envuelta en manto azul
magistralmente trabajado por Luján Pérez, se ha dicho de ella, que es la más
hermosa de las Dolorosas salidas de la gubia de este insigne escultor.
En
cierta ocasión, Juan del Castillo contestó al periodista Salvador García, que
la estampa más entrañable de La Orotava, es el Señor de la Columna y la Virgen
de Gloria, en la noche del Jueves Santo, bajando por la calle de León, como la
evocó tantas veces el periodista orotavense Álvaro Martín Díaz (Almadi):
"El Señor de la Columna y la Virgen de Gloria bajando por la calle de los
Tostones. Una calle que se precipita en una pendiente suicida, que parece que
baja del cielo. La calle más empinada de la Villa, de la isla, quizás. Y el
incienso, que siempre vuela enseguida, esa noche, allí se queda a la altura de
las imágenes, entrando y saliendo por los postigos, jugando al escondite con
las tejas. El Señor de la Columna y la Virgen de Gloria bajando por la calle de
los Tostones.
Bajando
y ¡ENCENDIÉNDOLA! En un balanceo de péndulo los dos juntos, como en el
sentimiento de los villeros".
Emoción,
los nervios a flor de piel y muchas lágrimas, no solo de mujeres, sino también
de hombres, es el momento en que el Cristo Atado a la Columna y la Virgen de
Gloria siempre inseparables, la Madre junto a su Hijo, milagro que se debe a
los cargadores o costaleros de ambos tronos, entran a la plaza del Ayuntamiento
a los sones de la Banda Municipal de La Orotava bajo la dirección de su
director, interpretando el "Adiós a la Vida" de la ópera Tosca, del
Magistral compositor Giácomo Puccini.
Acto
seguido, las cuatro imágenes del cortejo procesional descansan en el centro de
la plaza para que la multitud congregada, en las calles aledañas a la misma,
pueda escuchar varios de los motetes interpretados por una de las corales de la
Villa y oír al orador sagrado, que desde el balcón central del ayuntamiento, se
dirige a hermandades, cofradías y público describiendo la escena evangélica que
se está viviendo en ese momento o alguna de la Pasión y Muerte del Señor,
siempre con un mensaje de amor para que descubramos el sentido de nuestro dolor
y nuestra muerte, que unidos a los de Jesús se transforman en gozo y resurrección.
Al
retornar a su sede permanente, la parroquia de S. Juan Bautista, donde entrará
ya en Viernes Santo, son varios los descansos que realiza para escuchar el
canto de malagueñas, la saeta canaria, salido de las gargantas de destacados
solistas de nuestro folclore.
HERMANDADES
Y COFRADÍAS:
Antes
de describir alguna de mis vivencias infantiles de la Semana Santa de mi
parroquia, deseo manifestar, que si laudable y ejemplar es la labor logística
de las hermandades y cofradías para que no falte detalle, tanto en las
celebraciones litúrgicas, como en las procesiones, mucho más importante es el
espíritu que reina en las mismas de entrega y sacrificio, cumpliendo fielmente
lo más importante de sus estatutos, como son sus fines y que podemos resumir en
dos apartados:
El
primero: Dar culto a su Divina Majestad y vivir intensamente cada uno de los
ciclos del año litúrgico, a través de la celebración de la palabra, la
eucaristía, ejercicios espirituales...
El
segundo y último: Dedicar tiempo y medios suficientes en obras de acción
social, tanto de servicio a la Iglesia: Misiones, Santa Infancia, Domund,
Seminario, Cáritas, Catequesis, como a los hermanos: enfermos, abandonados,
desplazados, niños de la calle, ancianos, esclavos, pobres, mendigos, parados,
drogadictos, familias de presos, víctimas de la violencia, vocaciones de
familias humildes...
BANDAS
DE MÚSICA:
Importante
es el papel del trabajo voluntario y encomiable de los componentes de las
bandas de música, de cuyos instrumentos emana música celestial, ayudándonos a
contemplar y a meditar las escenas y misterios representados en cada uno de los
pasos de las diversas procesiones.
LA
CUARESMA:
La
Cuaresma es el tiempo litúrgico que marca la Iglesia a fin de prepararnos para
la Pascua de Resurrección, mediante la oración, ayuno, abstinencia, lecturas
bíblicas, limosnas, obras de caridad y piedad, charlas, retiros, ejercicios
espirituales, cuyo inicio tiene lugar el Miércoles de Ceniza, donde el
sacerdote, al imponernos en la frente la ceniza, nos recuerda que "somos
polvo y al polvo volveremos" (Gen. 3,19), y termina antes de la misa de la
Cena del Señor del Jueves Santo.
LA
PERDOMA:
Los
cultos propios del año litúrgico y, por supuesto, los de Semana Santa, se
dieron en La Perdoma, de forma consolidada y regular, a partir del 18 de
noviembre de 1929, en que su vieja ermita fue erigida, por decreto del entonces
obispo de la diócesis nivariense Fray Albino González Menéndez-Reigada, en
parroquial bajo la titularidad de Nuestra Señora del Santísimo Rosario, que
desde 1825 es seguro, que venía compartiendo titularidad de la misma con San
Jerónimo, tal como apunta el historiador orotavense D. Manuel Rodríguez Mesa en
su libro "Higa". Ermita, que poseía pequeñas dimensiones para el
desarrollo de los cultos y para albergar a su feligresía, por ello D. José
Ponte, inicia las reformas más importantes en septiembre de 1946, terminándose
en octubre del siguiente año, consistentes en la elevación de los muros y la
cubierta, la construcción de una torre, nueva sacristía y puerta lateral, obras
que cambiaron la antigua fisonomía arquitectónica, pero permitieron alargar
convenientemente la única nave de la misma.
A
partir del Viernes de Dolores y hasta el Martes Santo la iglesia se quedaba
corta para albergar a todos los que se acercaban a escuchar y meditar los
sermones impartidos, por los sacerdotes de la Congregación Vista parcial de la parroquia
de La Perdoma desde la capilla de doña Julia.
de S.
Vicente Paúl, de la parroquia de Santo Domingo de esta Villa: como el Padre
Pura, Padre Gómez, Padre Hernández, predicadores que D. José había buscado
celosamente, meses antes, para que la palabra sagrada calase hondamente en los
feligreses de su querida Perdoma.
La
tarde del Sábado de Pasión, los monaguillos preparaban los ramos de olivos y
palmitos, siempre en cantidad suficiente para poder atender, al menos con un
ramo, a todos los feligreses y vecinos que, se encontraban al día siguiente en
el Calvario, donde tenía lugar la bendición de los mismos.
DOMINGO
DE RAMOS:
El
tramoyista abre el telón y cual si fuera una obra de teatro, aparece Jesús de
Nazaret, el Rey de Cielos y Tierra, montado en el más humilde de los animales,
una borriquita, camino de la ciudad de Jerusalén, saliendo a su encuentro una
gran multitud de niños, jóvenes, hombres y mujeres, agitando palmas y ramos de
olivos en sus manos y exclamando: Hosanna al Hijo de David, Bendito el que
viene en nombre del Señor. Esta misma escena se repite en innumerables lugares
de la Tierra, desde humildes y desconocidos templos hasta las grandes basílicas
de la cristiandad, como punto de partida, para celebrar los creyentes, el Paso de
Dios por nuestra Historia: La Pascua Cristiana.
En
nuestra parroquia, no podía ser de otra manera, el sacerdote da lectura al
evangelio del día, bendice y entrega los ramos a todos los congregados en la
capilla del Calvario y ordena salir en procesión, levantando los ramos y
cantando, igual que los hebreos, el “Hosanna Filio David” y el “Pueri
Hebraeorum” hasta el templo parroquial, donde tenía lugar la celebración de la
Eucaristía y la lectura de la Pasión del evangelista San Marcos.
MARTES
SANTO:
Por la
mañana, en la Catedral, tenía lugar la Misa Crismal, en la que el Sr. obispo
consagraba el Crisma y bendecía los óleos de los catecúmenos y de los enfermos.
Finalizada la Eucaristía, se hacía llegar el Crisma y los Santos Óleos a las
diversas parroquias de la diócesis, para su uso en los sacramentos del Bautismo
y Unción de los Enfermos. Procesión del Señor de la Borriquita con ramos y
palmas camino del templo parroquial.
Procesión
del Domingo de Ramos llegando al templo parroquial. Por la tarde, una vez concluido
el sermón, tenía lugar el Santo Encuentro. El Nazareno, —obra salida de la
gubia del gran escultor imaginero orotavense y vecino, en sus últimos años, de
nuestro barrio, Ezequiel de León Domínguez—, salía en primer lugar del templo parroquial,
acompañado solo de hombres y de la Hermandad del Santísimo, siempre en absoluto
silencio, en dirección al camino de La Manteca, mientras que San Juan y la
Virgen lo hacían posteriormente, a través de la carretera general, flanqueadas ambas
imágenes, solo por mujeres y rezando, a lo largo del trayecto, el Rosario.
El
esperado encuentro, siempre lo organizaba D. Onelio, sacristán de la parroquia
y se desarrollaba de la siguiente manera: San Juan, al llegar al cruce de la
carretera con la calle de La Manteca, bajaba la pequeña cuesta y se encontraba
con el Señor, el discípulo amado, después de hacerle una reverencia, salía a
toda prisa en busca de la Virgen, indicándole con una venia, que había
encontrado a su hijo Jesús, saliendo
ambos, acto seguido, con paso más ligero, hasta el encuentro de María con su
Hijo.Mientras tenía lugar el acto, nuestro párroco, desde un coche equipado con
un potente equipo de altavoces, hacía vibrar de emoción a los fieles, describiendo
la escena bíblica que en ese momento se desarrollaba.
MIÉRCOLES
SANTO:
Día del
Perdón y de la Misericordia, nominación que le encantaba a D. José Ponte. Era
el día de las confesiones y para ello, invitaba a un equipo de sacerdotes de
las congregaciones de los Paúles y Salesianos de la Villa, para que todos los
feligreses tuviesen la oportunidad de cumplir con uno de los preceptos de la
Santa Madre Iglesia: “Confesar, al menos una vez al año, los pecados graves de
que se tenga conciencia”.
El
Jueves y Viernes eran dos días Santos y Sagrados. Nadie hacía nada, excepto las
labores de obligado cumplimiento. Al atardecer del Miércoles, los ganaderos se
habían agenciado del pasto necesario para abastecer al ganado durante esos dos
días, las amas de casa hacían lo mismo con la ropa, comida, arreglo y limpieza
de la casa, en fin, toda actividad se paralizaba hasta el Sábado Santo.
La
confección del monumento, se iniciaba también, la víspera del Jueves: as
catequistas colocaban los manteles, candelabros y muchísimos ramos de flores, preparados
por ellas mismas, sobre el andamiaje en escalera, que había preparado D. Onelio
y los hermanos de la Hermandad del Santísimo.
TRIDUO
PASCUAL:
El
Triduo Pascual es el período de tiempo en el que la liturgia cristiana conmemora
la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús y constituye el momento central de la
Semana Santa, la culminación de todo el año litúrgico y de nuestra vida cristiana
y comienza con la misa vespertina del Jueves Santo, hasta la madrugada del
Domingo de Pascua, en que comienza el tiempo pascual, sobresaliendo los
siguientes momentos.
JUEVES
SANTO:
El
Jueves Santo, primer día del Triduo Pascual, la Iglesia conmemora la Última
Cena, en la que Jesús, dando ejemplo de infinito amor y profunda humildad, lavó
los pies a sus discípulos, a los cuales sorprende y nos sorprende con tres
regalos:
Jesús
de Nazaret, obra del imaginero orotavense Ezequiel de León Domínguez.
Primero:
Convirtió el pan y el vino en su Cuerpo y Sangre. Sacramento de la Eucaristía.
Segundo:
Instituyó el Sacramento del Orden Sacerdotal. Tercero: Nos dio un mandamiento nuevo:
“Que os améis los unos a los otros como yo os he amado”.
Por la
tarde de dicho día, en este mismo templo, tenía lugar la Eucaristía en recuerdo
de la última Cena del Señor, sobresaliendo la sorprendente visión del
monumento, al entonarse el Gloria, tras la caída del velo, que cubría el altar
mayor; el lavatorio de los pies siempre a doce hermanos del Santísimo y, el traslado
en procesión del Santísimo al Monumento, momento en que los miembros de la
Hermandad y cuantos feligreses se unían
a ellos, iniciaban los turnos de vela para adorar a su Divina Majestad,
mientras otros fieles hacían la visita a los monumentos de siete iglesias, al
objeto de ganar las indulgencias establecidas y, a su vez, un tercer grupo,
acompañaba al Señor atado a la Columna, que salía en procesión, en dirección a
la Capilla del Barranco Cerrudo, siempre acompañado de San Juan y la Virgen de
Dolores.
VIERNES
SANTO:
El
Viernes Santo, segundo día del Triduo Pascual, era y es el tiempo para meditar
el misterio de la muerte de Cristo y adoración de la Cruz, de la que brota la
salvación del mundo, conmemorando la victoria sobre el pecado y la muerte.
El gentío,
que en Jerusalén unos días antes, aclamaba a Jesús, transforma las alabanzas en
un grito de acusación, prefiriendo incluso que, en lugar de Jesús, fuera
liberado un homicida. Llega de este modo a la muerte en Cruz, dolorosa e infamante,
reservada a los traidores, a los esclavos y a los peores criminales.
Jesús
en cambio, solo tiene palabras de misericordia y amor: A quienes lo hemos
crucificado: "Padre Perdónalos, porque no saben lo que hacen" (Lc
23,34).
A
Dimas, el Buen Ladrón: "En verdad te digo: Hoy mismo, estarás conmigo en el
paraíso" (Lc 23,43).
A su
Santísima Madre y a San Juan:
"Mujer,
ahí tienes a tu hijo, y al discípulo amado: Ahí tienes a tu madre" (Jn
19,26).
Al
Padre Eterno: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? (Mt 27,46).
A toda
la Humanidad: "Tengo sed".Sed de que se realice en el mundo el Reino
de su Padre (Jn 19,28).
El
Monumento que preparaba gustosamente el
sempiterno y fiel sacristán Onelio García.
Vista
parcial del Monumento. Procesión del Señor Muerto por la calle José Ponte.
Virgen
de Dolores, que se venera en la Parroquia de San Juan Bautista de La Orotava.
Al
Padre eterno, después de haber hecho su voluntad: "Todo está cumplido"
(Jn 19,30). Está cumplida la obra del Hijo de Dios, de su paso en la Tierra,
dando comienzo a los tiempos de la Nueva Alianza de Dios con la humanidad.
Y al
Padre Dios, instantes antes de morir: "Padre, en tus manos encomiendo mi
Espíritu" Lc 23,46).
En la
liturgia del Viernes Santo no se celebraba la Santa Misa. Las ceremonias de ese
día se centraban: En la liturgia de la palabra con la lectura de la Pasión del
Señor, Rogativas, Adoración de la Cruz, instante en que, todas las campanas de
la torre y del templo permanecían en silencio hasta el Sábado de Gloria,
terminando la liturgia con el reparto de la Sagrada Comunión.
A
continuación asistíamos a la procesión del Crucificado, acompañado de San Juan
y La Dolorosa. Terminada esta, salía la Virgen de la Soledad o Silencio,
recorriendo alguna de la calles y deteniéndose, de tramo en tramo, para
contemplar el misterio de la Pasión y Muerte del Señor, a través de las catorce
estaciones del Viacrucis, que de forma muy gráfica describía nuestro párroco.
LOS
SIETE DOLORES DE MARÍA:
María,
a su vez, en la Soledad que la embargaba, en esa tardenoche del Viernes Santo,
recordaría los sietes dolores, que la piedad del pueblo cristiano, captó no
solo en el misterio de la pasión, sino también en otros acontecimientos de la
vida de su Hijo, en los que participó personalmente, que el artista imaginero,
sabiamente, ha reflejado en el corazón de Nuestra Señora de los Dolores,
atravesado por siete puñales: Primer Dolor: La profecía del anciano Simeón:
"Y a ti María, una espada te atravesará el corazón" Lc 2,34).
Segundo
Dolor: La amargura de la sagrada familia huyendo a Egipto, porque Herodes
andaba buscando al niño para matarlo. Tercer Dolor: Jesús perdido y hallado en
el templo, ¿"No sabíais que tenía que ocuparme de las cosas de mi
Padre"?
Cuarto
Dolor: María encuentra a Jesús, con la cruz a cuestas, camino del Calvario.
Quinto
Dolor: "Estaba la Madre dolorosa, junto a la cruz llorosa en que pendía su
hijo", escena, muy bien descrita, en latín, en el motete: "Stabat
Mater
Dolorosa, yuxta Crucem Lacrimosa dum pendebat filius".
Sexto
Dolor: "Jesús muerto en brazos de su madre, estampa evangélica, inspiración
de artistas, que el pueblo cristiano ha bautizado con el nombre de La Piedad.
Séptimo
Dolor: María acompaña a Jesús en su Santo Entierro, que conocemos como La
Soledad de María y también La Esperanza de María.
SÁBADO
SANTO::
Desde
primeras horas de la mañana, los vecinos reiniciaban sus faenas de todos los
días, impregnando a la comunidad de la normalidad de la que siempre hacia gala.
La parroquia no podía ser una excepción y, por esa misma razón, las imágenes de
los santos vuelven a sus hornacinas respectivas, el altar mayor se embellece
con flores y las andas se depositan en
el salón parroquial hasta el próximo año.
VIGILIA
PASCUAL:
Por la
noche, celebrábamos los actos litúrgicos de mayor trascendencia de toda la
Semana Santa: la Solemne Vigilia Pascual, que es la celebración
más
importante del año, la culminación de la Semana Santa y el eje de toda la vida
cristiana, hasta el punto de haber sido denominada "madre de todas las
vigilias".
Constituida
por una larga celebración de la palabra, que acababa con la Eucaristía. El acto
se iniciaba.
1°.—
Con la liturgia de la luz: en torno a una hoguera, en el atrio del templo, se
encendía y bendecía el Cirio Pascual, símbolo de Cristo, seguido de procesión
hacia el templo.
2°.— La
liturgia de la palabra: se recitaba el "Pregón Pascual" en el que se
relata la historia de la salvación, desde la creación, la prueba y caída de
Adán, la espera y liberación del pueblo de Israel, hasta la entrega de Jesucristo,
quien murió por nuestros pecados y nos lleva a la salvación.
3°.— La
liturgia del agua: se bendecía el agua y se renovaban las promesas del
bautismo.
4°.— La
liturgia eucarística: al entonar el celebrante el "Gloria in excelsis
Deo", caía el velo que cubría el altar mayor, se encendían todas las luces
del templo, el coro parroquial proseguía cantando el gloria iniciado por el celebrante,
las campanas de la torre repicaban a júbilo y resonaba el estruendo de un
artilugio pirotécnico con tanto impacto, que aunque siempre lo esperábamos,
producía un gran revuelo en todos los asistentes debido a su potencia.
¡Jesús
ha resucitado! ¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya! Los evangelios no nos describen el
hecho mismo de la resurrección, ni el cómo y cuándo precisos en que sucedió, sino
las consecuencias del tal acontecimiento: el sepulcro vacío, las múltiples y
variadas apariciones del Señor y las
circunstancias de las mismas.
DOMINGO
DE PASCUA:
Al día
siguiente, Domingo de Pascua, se oficiaba la misa de Resurrección el Señor. A ella
asistían hermandades, autoridades y feligreses.
Una vez
concluida, tenía lugar la procesión Sacramental, "Solemnidad de
Solemnidades", Cristo vivo y presente en la custodia, bajo palio, quien
entre incienso, flores, repique de campanas, multitud de fieles y banda de
música recorría las diversas calles del trayecto procesional e impartía la
bendición en cada uno de los descansos que tenían lugar en las capillas de El
Cerrudo, de la calle José Ponte y del Calvario y, por último, en el templo
parroquial.
Cristo
resucitó al tercer día, según las Escrituras (Corintios 15,3).
Procesión
del Santísimo a su paso por el templo parroquial.
Procesión
del Domingo de Resurrección.
HAZME
UNA CRUZ SENCILLA CARPINTERO:
Quiero
terminar con un poema del poeta zamorano Felipe Camino Galicia de la Rosa,
conocido como León Felipe, que nació un Viernes Santo y su vida tuvo mucho de
pasión y muerte "me sepultaron vivo y escapé de la tumba".
Estando
el poeta, enfermo con gripe, le visitó su sobrino, el torero mexicano Carlos
Arruza. Cuando este entró en su habitación y lo encontró en una pequeña y
mugrienta cama, con tan solo una mesilla como compañía, se entristeció mucho y,
fijándose vio, que por no tener, no tenía ni siquiera una cruz que presidiera
el lecho.
Ese
mismo día, el torero le compró una y se la hizo llegar a casa, cuando el poeta
la vio no le agradó nada. Sabía que se trataba de una valiosa pieza de valor
incalculable, pero no era la que él quería. Entonces, León Felipe, prefirió
devolvérsela y encargar a un carpintero una cruz sencilla, UNA CRUZ COMO LA DE
CRISTO:
El
carpintero le comprendió enseguida y le hizo llegar una cruz de madera, lisa y
fuerte a la vez, una cruz capaz de soportarlo todo,
TODO
POR AMOR, QUE POR NO SER UNA CRUZ DE ESAS QUE TODO EL MUNDO ADMIRA, ES UNA CRUZ
MÁS VALIOSA; LA CRUZ ES LA QUE CADA UNO SOPORTA DESDE EL SILENCIO, DESDE LA
HUMILDAD, DESDE LA SENCILLEZ.
Él, la
puso en la cabecera de la cama y allí estuvo hasta el día de su muerte... pero
no sola, iba acompañada de una también sencilla poesía que decía así:
Hazme
una cruz sencilla carpintero,
sin
añadidos ni ornamentos,
que se
vean desnudos los maderos,
desnudos
y decididamente rectos.
Los
brazos en abrazo hacia la tierra,
el
astil disparándose a los cielos.
Que no
haya un solo adorno,
que
distraiga este gesto,
este
equilibrio humano
de los
dos mandamientos.
Sencilla,
sencilla,
hazme
una cruz sencilla,
hazme
una cruz sencilla carpintero.
Gracias,
muchas gracias.
La
Perdoma, Villa de La Orotava, 10 de marzo de 2018. E. Luis Hernández Melo
BIBLIOGRAFÍA:
•
Rodríguez Mesa, Manuel, “Higa” Santa Cruz de Tenerife-1987.
•
Martínez Puche, José A., Evangelio 2018 con el Papa Francisco.
• Del
Castillo León, Juan, La Semana Santa de La Orotava, mi Semana Santa, Canarias
2003.
•
Santana Rodríguez, Lorenzo y otros, “Una espada atravesará tu alma. La Virgen
Dolorosa Arte y Devoción en La Laguna”. La Laguna-2006.
• La
Biblia Latinoamérica. Editorial Verbo Divino-1995.
•
Programas de Semana Santa editados por la Comisión Mixta de Semana Santa de la
Villa de La Orotava.
• León
Felipe, poema “Hazme una cruz sencilla carpintero”…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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