El
amigo de la infancia de La Villa de La Orotava; EVARISTO FUENTES MELIÁN,
“ESPECTADOR”, remitió entonces (24/05/2019) estas notas que tituló; “AGUSTÍN RODRIGUEZ Y EL DEPORTE”: “…Falleció hace poco Agustín Rodríguez.
Hizo su bachillerato en el colegio de Farrais, de La Orotava. Y luego, en la
cancha de tierra de Franchi Alfaro, año 1955, jugó al baloncesto en el equipo
de la Juventud Católica de La Villa; en cierta ocasión, en un lance del
partido, a Agustín le pareció que el recordado árbitro Malucho el Guagua le
pitaba excesivamente en su contra. Y Agustín lo persiguió por buena parte de la
cancha, para darle su merecido, pero Malucho, ágil de piernas en retroceso,
logró esquivar el golpe o el cachetón.
Agustín Rodriguez
Rodriguez-Franco (que esa es su identidad al completo) fue más feliz que el
Kiko. En cierta ocasión, lo vi enamorando con su novia en la azotea de don
Eustaquio, al paso de la Romería de San Isidro. Años más tarde, en 1969,
Agustín, presidente de la UD Orotava de Futbol, “consiguió” que el
equipo representativo local bajara a Segunda Regional.
Fue una temporada
única en Segunda pero, paradójicamente, fue una de las más felices
de los aficionados de mi pandilla. Fuimos a todos y cada uno de los partidos
del Orotava, incluso a Cabo Blanco, un barrio de los altos de Arona…Mucho calor
sureño…Y, como contraste, en otro partido en el pueblo de La Esperanza, nos
cogió un tremendo aguacero, pero aguantamos hasta el final, y salimos
enchumbados hasta los huesos.
Eso es afición, lo
demás, bobería.
Perdimos solo un
partido en esa temporada en Segunda, 1-0, en el campo de Buenavista del Norte;
la culpa fue del viento, que en Buenavista del Norte cambia bruscamente de dirección,
el alisio se torna traicionero para el equipo visitante, que no conoce esos
caprichos del dios Eolo, en el rincón norte-oeste de este terruño llamado
Tenerife.
Agustín, empresario
de una marca de coches, cerró el negocio, compartido con el recordado Tito el
Alemán; luego se fue ‘pal’ Médano, a jugar a la petanca o sencillamente a darle
patadas a una pelota; en la petanca se reunía con la elite, incluidos médicos
famosos como el doctor Feria y baloncestistas <de altura> como Toñi Cejas;
se formaba un corro de curiosos alrededor de esas bolas, con comentarios al
cual más lisonjero.
Pero me queda una
anécdota más: en mis esporádicas idas y venidas del Médano, me encuentro a
Agustín en la acera de la ‘cancha’ de la petanca, junto a la playa, zona Hotel
de don Frasco; lo saludo y comentamos los últimos avatares; pero, de repente,
llega una guagua de turismo local, IMSERSO de andar por casa, gente del
Interior de la isla, y al verlos bajar de la guagua, me dice Agustín: mira,
esos puede que sean de La Orotava…Todos y cada uno de los que con parsimonia se
iban bajando de la guagua, llevaban una panza bien visible, difícil de pasar
desapercibida, debido al vino y la carne de cochino con papas,
su sustento habitual…Este juicio opinable lo dejo a la consideración
de mis lectores.
Agustín RR Franco,
descansa en paz. Una vez te acercaste, en el viejo Liceo, años sesenta, a la
planta alta, fondo sur, a oírme tocar el piano; yo el piano lo tocaba, sí, pero
mucho más desafinado que el gato con botas. ¡¡Qué tiempos!!...”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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