El amigo y
compañero de docencia en el IES La Orotava Manuel González Pérez; AGAPITO DE
CRUZ FRANCO, nos cuenta en su libro; LA
OROTAVA, CURRÍCULUM VÍTAE (Excelentísimo Ayuntamiento
de La Orotava, 2013), en las páginas; 189, 190, 191, la figura de
Anita la del Estanco que tituló
“ANITA,
EN EL CORAZÓN DEL PUEBLO”: “…María
Josefa Ana Francisca Martin Herrero es uno de los personajes más populares de
La Orotava. Así, con nombre y apellidos al completo, sería difícil reconocer
que estamos ante quien desde 1947 –con apenas 12 años- regenta esa pequeña-gran
tienda, el “Estanco Las Antillas” en la esquina sur de la céntrica plaza de La
Constitución, antiguamente plaza de la República, popularmente conocida como
plaza del Quiosco o de La Alameda y que más de una persona reivindica para ella
también con su nombre. De hecho hay hasta una página en Facebook que reza así:
“La plaza de La Constitución debería llamarse plaza Anita”. Hija de José
Antonio y Juliana, naturales de Monleras, un pueblito de Salamanca, nació en la
propia Orotava el 4 de octubre de hace ya 81 años (2013), donde su padre
trabajaba como comisario de la policía local. Fue él quien alquiló este pequeño
y reducido local –de quien aprendió la seriedad y puntualidad para el trabajo-
y en el que su madre llegó a querer ponerle una camita detrás para que
durmiera. De hecho no ha llegado a cerrar ni un solo día. Está soltera y sin
compromiso y no se piensa casar, aunque tiene unas sobrinas –hijos del
matrimonio de su hermano Jesús- que son como sus hijas, dice, al hablar de
Aurora y Conchitina, hoy sus sucesoras en la vocación comercial y popular de
Anita. Su peculiaridad estriba en un carácter dicharachero y afable. Habla
mucho con los clientes, siempre sonriente y a menudo haciendo chistes. Así, se
ha ganado la simpatía de chicos y grandes. Pero es que además, es una persona
trabajadora de las de verdad. Si cierra el estanco –nunca ha cerrado por
vacaciones-, es apenas para dormir y da igual que sean días laborables que
festivos: Anita siempre tiene abierto para vender, ante todo las típicas
pachangas, junto con todo tipo de golosinas, caramelos, pasteles de la Orotava,
Los Realejos, Puerto de la Cruz, La Cruz Santa, La Laguna, etc. mimos, regaliz,
chocolate, chupetes, bombones, tartas, velas de cumpleaños, chicle,
cigarrillos, lacitos, tortas de manteca, bizcochón, gelatinas, hojaldre,
piononos, carretes de fotos, cigarrillos vendidos por unidad para ese primer cigarro…
Y eso sí, como sistemas para enredarte te puede llegar a decir que no tiene
cambio y la vuelta tendrá que ser en chicles o darte más de la cuenta para que
otro día se lo devuelvas o –en el caso de aglomeración de gente– comenzar a
atender por el último de atrás para que no se le vaya nadie. Como alguien ha
escrito en el grupo citado de Facebook Anita inventó las mejores técnicas de
venta mucho antes que naciera el marketing moderno. Al escribir estas líneas
Anita está ya retirada, pero si te la encuentras por la plaza camino de su otra
tienda en la calle San Agustín, verás que sus anécdotas se multiplican: Te
puede decir que no tiene música favorita aunque le gusta mucho Jorge Negrete.
Siente predilección por las papas y el arroz y le encantan los animales sobre
todo gallinas y pollitos. Habla de un italiano, el cual, como no le daban la
medalla del trabajo apareció un día con una placa dedicada a ella, y cada año
la felicita en su día. Te puede llegar a contar cómo la han robado muchas
veces: “Me pedían cambio para un billete y se marchaban con el cambio y con el
billete, o algunos que llevaron una caja de dulces al coche aún les estoy
esperando”. Suele dejar sola la tienda –incluso responsabilizando de su cuidado
con total confianza al primero que llegue– por lo que una vez le llegaron a
sustraer hasta 60.000 Ptas. E incluso una de las veces se coló uno por la
ventana a robar: “...pero quedó dentro al estar los candados puestos y tuvo que
venir la policía a sacarlo”. Nunca ha estado enferma. Como muchas cataratas o
reuma. Sube y baja las escaleras trepando como nadie por las paredes del
diminuto local para coger las mercancías, las cuales sabe donde están todas y
cada una dentro de esa abigarrada cueva de las fantasías infantiles: “¿Acaso no
tengo buen cuerpo?”, suele decir. Le llegó a mandar reposo el médico a raíz del
reuma citado pero a continuación, conociéndola le espetó: “Si vas a morir del
corazón por estar deprimida al no trabajar, es mejor que mueras de la pierna”.
Se jacta de que no tiene enemigos, aunque reconoce que no es muy espléndida ya
que: “...me ha costado ganar el duro”. Para añadir: “Si me tocara la lotería,
seguiría trabajando con el mismo entusiasmo”. Y como es de ley, ha recibido
múltiples felicitaciones. Así el 12 de noviembre de 1996 recibió el homenaje de
entidades públicas y privadas a través de los ex alcaldes de la Villa: José
Estévez Méndez, Cándido Acosta y Francisco Sánchez, junto a la entonces
teniente alcalde Guillermina Hernández en representación de Isaac Valencia, primera
autoridad municipal, así como un representante de la Tercera Edad. En diciembre
de 2006 la Cámara de Comercio Industria y Navegación de Tenerife le concedió el
“Garbanzo de Plata” por su merecimiento tras 60 años iniciando a los niños en
las actividades mercantiles… Más recientemente, la pequeña y mediana empresa la
ha felicitado también y desde la Concejalía de la Mujer y Políticas de Igualdad
del ayuntamiento que coordina María Belén Rodríguez, se le ha rendido homenaje
junto a otras tres mujeres empresarias. Un grupo político, ANC, ha llegado a
pedir para ella que sea nombrada “Hija predilecta” con lo que se:
“...reconocería el mérito al trabajo diario, así como la figura de un personaje
popular que solo con su constancia se ha asentado entre lo más tradicional del
casco villero. Pues es un ejemplo de villera y mujer trabajadora, la cual
podría también dar nombre a una calle o plaza”. Sin embargo los más entrañables
de los reconocimientos le han venido a través de cartas desde la propia
Venezuela. También desde Sevilla donde alguno de los militares desplazados en
su momento desde Sidi-Ifni al antiguo cuartel de San Agustín de La Orotava, la
ha seguido recordando y visitado luego con su familia. Y por cierto, dirigirle
una carta tan solo con “Anita la de la plaza del Quiosco” y llegarle con
normalidad. Muchos han escrito sobre ella como Gabriela Gulesserian en Diario
de Avisos, el juez ya fallecido José Luis Sánchez Parodi, el rotativo El Día e
incluso un viejo periódico escolar del Colegio Público San Agustín: “La
pizarra”. Sólo deseo añadir al reconocimiento general, mi felicitación más
sentida a esta mujer emprendedora, alegre, sencilla y que se ha hecho a sí
misma. Y por todos los años que llenó de color y dulzura el mundo infantil y no
tan infantil, y por lo significativo que sería, proponer, que por suscripción
popular, con la aprobación de la Corporación Municipal y de la mano de uno de
los artistas villeros, se erigiera –como símbolo hacia niños, grandes y
pajaritos del olvido– una estatua con la delgada silueta de Anita, junto a su
lugar de trabajo de la plaza del Quiosco, en el corazón mismo del pueblo…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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