Fotografía
de mi colección particular tomada de mi cámara, donde se aprecia su sonrisa característica.
El amigo del Puerto de la Cruz; SALVADOR GARCÍA
LLANOS remitió entonces (22/09/2022) estas notas que tituló; “BORBOLLA, ENTRE EL NORTE Y EL CELTA”: “…Fue en agosto de 2019 cuando se produjo.
Aquel fue un afortunado reencuentro con Jesús Gutiérrez Delgado, popularmente
conocido por Borbolla, en el exterior de la boutique de su propiedad en las
cercanías del refugio pesquero del Puerto de la Cruz. Llevaba meses sin bajar
desde su Villa natal pero ya felizmente recuperado de una operación en la
rótula derecha, se ayudaba con un bastón aunque seguía conservando el mismo
ánimo y el mismo talante que le caracterizaron mientras se dedicaba a sus
ocupaciones o mientras hablaba de la evolución del turismo y de fútbol.
Fallecía en la tarde del pasado martes. De aquel reencuentro a esta
desaparición.
Entonces, Borbolla preguntaba y preguntaba. Un nonagenario que conservaba la
memoria y que desvelaba los secretos de su convalecencia: frotarse la rodilla
con agua salada que sus descendientes le suben embotellada y con una piedra del
muelle. Es admirable. En vísperas del Celta-Real Madrid televisado, uno de los
primeros encuentros del campeonato, la conversación discurrió amena, evocando
episodios y personajes, lamentando los fallecimientos.
Borbolla, precisamente, fichó y jugó en el club vigués en la temporada 1949-50.
Jugaba de extremo derecha, demarcación para la que fue descubierto por Chano Hernández
Lorenzo, después de figurar como portero suplente en el Orotava F.C. Cuentan
quienes le vieron jugar que era velocísimo y tenía facilidad para desbordar.
Militó también el C.D. Norte, un proyecto futbolístico de la época para
afrontar mayores empresas deportivas y competir con los equipos capitalinos de
mayor potencial. No prosperó.
Su aventura gallega se completó con
el paso por el Lucense y el Rácing de Ferrol, desde el que retornó a Tenerife
ya para dejar la práctica del fútbol. Perteneció a una de las directivas del
C.D. Tenerife que presidía el industrial José López Gómez, a quien le unía una
gran amistad. López siempre tuvo en cuenta el criterio de Borbolla cuando se
trataba de incorporar a algún jugador de los equipos territoriales.
Fue un placer conversar desde la privilegiada localización del establecimiento
de su propiedad, frente al Atlántico que sube y baja para dar identidad al
Puerto que bulle a lo largo de todo el año. El fresco de aquel corner gratifica
a cualquier hora. Jesús Borbolla no lo decía pero otro secreto de su juventud
era, precisamente, el aire del muelle portuense.
Ya no lo disfrutará pero nosotros conservaremos la calidez de sus
conversaciones, en las que siempre brotaban observaciones de un deportista
cabal. Uno de sus hijos, Juan Andrés, nos enseñó a manejar el sistema
informático de Diario de Avisos.
Lo agradeceremos siempre…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ
ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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