El amigo de la Villa de La Orotava ISIDRO FUENTES MELIÁN
“MÉDICO” remitió entonces (19/03/2024) estas notas y fotografía que tituló “AZÚCAR. DIABETES. OBESIDAD. (II
DE IV)”: “…Hablando de que la glucosa no hace daño, que es un “bien” que el cuerpo
humano, el organismo, debe tener a mano como garantía de vida, enseguida
surge la pregunta ¿quién causa, entonces, todos esos síntomas tan llamativos
que padecen, primero, los diabéticos descompensados y, segundo, y sobre
todo, las complicaciones tardías tan graves y heterogéneas que pueden
sufrir estos enfermos? – A posta, uso el término “heterogéneo” que quiere
decir, “de varios orígenes.”-- ¿Por qué un alto
porcentaje (se dice que un 100% en ciertos tipos de diabetes) termina
padeciendo, en mayor o menor grado y pasados los años, a veces
muchísimos, alguna secuela de la extensa lista de las complicaciones,
unas propias de la diabetes y otras iguales a las que padecen otros enfermos
sin ser diabéticos, pero con mayor frecuencia que estos?
Desde hace muchos años, tal vez
con demasiada simplicidad, las diabetes fueron encuadradas en dos grupos: Tipo
I (en mis tiempos, insulinodependientes ) y Tipo II, un grupo abigarrado de
pacientes que incluía desde los casos más leves, algunos que se “curaban”
( y yo digo : ¡si se “curaban” , no eran diabéticos!) a aquellos con
metabolismo de la glucosa y complicaciones tardías propias de los más
graves.
La diabetes tipo I ocurre
porque los “islotes” del páncreas, unas estructuras que tienen forma de islas
con ciertos relieves (ínsulas) dejan de segregar una hormona, que cuando se
descubrió, por aquello de “insula”, se le puso el nombre de Insulina.
Recordando el ejemplo que yo les ponía, la “Insulina” sería en el coche la
sustancia encargada de “destupir” el conducto de la gasolina para que llegue al
motor y pueda arrancar. Pero en los casos de este Tipo I de diabetes lo que
ocurre es que no hay Insulina. El cuerpo no la fabrica y, por tanto, la
gasolina (la glucosa) no puede llegar al motor (las células que la
necesitan). Seguimos “”metiendo”” glucosa al cuerpo creyendo que así
solucionamos el problema hasta que rebosa y termina derramándose….
La diabetes Tipo I es un
proceso inmunológico en el que, precisamente, el “ejército” encargado de
la defensa, por un error en la identificación, trata al amigo como si fuera un
enemigo. Se producen anticuerpos que destruyen las células Beta de los islotes
del páncreas (islotes de Langerhans, por su descubridor) que tienen como
función fabricar la insulina. Es por tanto, un trastorno autoinmune, “ tú
mismo” te haces daño, que tiene su origen y control en los genes del
cromosoma “6” en una zona llamada de Histocompatibilidad HLA ( en
español :Antigeno Leucocitario Humano).
En estos pacientes encontramos
que carecen absolutamente de insulina y que en su sangre circulan los
anticuerpos responsables de ello. Pero, para complicar las cosas y
estimular el interés de los científicos en general y de los genetistas en
particular, en la sangre de algunos diabéticos Tipo I no se encuentran ni la
insulina ni los anticuerpos y se SUPONE que la causa es el defecto de un gen
que altera el metabolismo en las células Beta del páncreas
incapacitándolas para la formación de la insulina. Resumiendo: en unos
casos hay destrucción de las células beta por los anticuerpos (Diabetes
Autoinmune) y en los otros un defecto de fábrica, del que nada o casi
nada se sabe, aborta el proceso intracelular de la formación de insulina
(Diabetes Idiopática).
Y aún más: se habla, no
se desde cuando, del LADA: Latente Autoinmune Diabetes del Adulto también
ligada a anticuerpos pero de acción-presentación retardada, que quizás podría
incluirse en las diabetes Tipo II, de las que más tarde hablaremos.
juanFoto: Gluconeogénesis: la
forma que tenemos de obtener GLUCOSA a partir de sustancias que no son Hidratos
de Carbono, si la echáramos de menos….
Todo esto podría dar pie a
pensar, en espera de descubrimientos más aclaratorios, que la hiperglucemia sea
solo un síntoma más de un proceso autoinmune que por sí solo (o en combinación
con la glucosa alta ? ), sería la causa principal o secundaria de las
complicaciones tardías de los diabéticos. Como veremos mas adelante, hay
diabéticos, que por diversos motivos, no han mantenido niveles aceptables de
glucosa en sangre a lo largo de años y con el tiempo presentan menos
complicaciones tardías que otros que sí han mantenido un control
estricto de su enfermadad con cifras analíticas aceptables.
La diabetes Tipo I empieza a
mostrar su sintomatología en un momento determinado, casi de forma aguda,
generalmente en una persona joven que se va sintiendo mal al mismo tiempo que
la glucosa va subiendo en sangre. Cuando la detectamos en la orina porque ha
“rebosado” en la sangre, aparece lo que nosotros (F. Jiménez Díaz) llamábamos
la enfermedad de las tres “pes”: Poliuria, Polidipsia y Polifagia. Orinar
mucho, una sed intensa y enormes ganas de comer con especial apetencia por lo
dulce, al mismo tiempo que pierdes peso, te sientes sin fuerzas para moverte,
te apoltronas en el sillón ante la tele sin putas ganas ni interés por atender
a lo que dice y, si así pasas más tiempo de lo debido, tu aliento y la
habitación, aunque esté bien ventilada, olerá claramente a ACETONA y
cualquiera que te vea, y nada más verte, se da cuenta de que padeces algo
grave.
Todo eso porque, al no
utilizarla, la glucosa se está derramando y el organismo, que la echa de
menos,( ¡¡lo que son las cosas!! ) pone en marcha todos sus recursos en su
busca vaciando los tres “recipientes” en donde decíamos que la guardaba,
cual oro en paño, como reserva para momentos de necesidad. Es fácil
comprender que viene a ser peor el remedio que la enfermedad.
Todo empeora pues cuando
quiere utilizar sus reservas de energía en el tejido adiposo
recurre a vías metabólicas alternativas. Las células, desesperadas, empiezan a
consumir ácidos grasos que se degradan parcialmente por la falta de glucosa
intracelular—el motor sigue sin gasolina-- dando lugar a cuerpos cetónicos. Por
otro lado también se suma el glucagón, que añade, sin querer, leña al fuego
pues favorece el paso de ácidos grasos a cuerpos cetónicos: la habitación huele
a acetona y el enfermo está en coma o
semicomatoso Es la Acidosis Metabólic o
Cetoacidosis Diabética con su dependencia absoluta de la Insulina. (Foto)
La mortalidad en estos casos en
los comienzos del siglo pasado (1900) ya ustedes pueden imaginarla…. En
los “años veinte”(1922 ?) se descubrió la Insulina. Se vió que la insulina más
parecida a la humana era, principalmente, la del cerdo, pero también la de las
vacas. El cambio en la enfermedad y las expectativas de vida de los diabéticos
fue apoteósico. El éxito, naturalmente, tuvo repercusión mundial. Un record
que, según algunos y en estándares sanitarios, está aún por batir.. En los años
cincuenta se sintetizó la Insulina.
Isidro Fuentes Melián.-
Médico Marzo
2024.
P.D.: la insulina más parecida
a la humana es la del cerdo y las prótesis biológicas que se usaron en
cirugía de valvulopatias humanas se hicieron también con válvulas
de cerdo… ¡¡ Asi que, reconocimiento , respeto y buen trato a estos
animales a los que, al menos genéticamente, nos une cierto “parentesco”….”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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