lunes, 18 de marzo de 2024

AZÚCAR. DIABETES. OBESIDAD. ( II DE IV)

El amigo de la Villa de La Orotava ISIDRO FUENTES MELIÁN “MÉDICO” remitió entonces (19/03/2024) estas notas y fotografía que tituló “AZÚCAR. DIABETES. OBESIDAD. (II DE IV)“…Hablando de que la glucosa no hace daño, que es un “bien” que el cuerpo humano, el organismo, debe tener  a mano como garantía de vida, enseguida surge la pregunta ¿quién causa, entonces, todos esos síntomas tan llamativos que padecen, primero, los diabéticos descompensados  y, segundo, y sobre todo, las complicaciones tardías tan graves y heterogéneas que pueden  sufrir estos enfermos? – A posta, uso el término “heterogéneo” que quiere decir, “de varios orígenes.”--    ¿Por qué un alto porcentaje  (se dice que un 100% en ciertos tipos de diabetes) termina padeciendo, en mayor o menor grado y pasados los años, a veces  muchísimos, alguna secuela de la  extensa lista de las complicaciones, unas propias de la diabetes y otras iguales a las que padecen otros enfermos sin ser diabéticos, pero con mayor frecuencia que estos?

Desde hace muchos años, tal vez con demasiada simplicidad, las diabetes fueron encuadradas en dos grupos: Tipo I (en mis tiempos, insulinodependientes ) y Tipo II, un grupo abigarrado de pacientes que incluía desde los casos más  leves, algunos que se “curaban” ( y yo digo : ¡si se “curaban” , no eran diabéticos!) a aquellos con metabolismo de la glucosa y  complicaciones tardías propias de los más graves.

La diabetes tipo I ocurre porque los “islotes” del páncreas, unas estructuras que tienen forma de islas con ciertos relieves (ínsulas) dejan de segregar una hormona, que cuando se descubrió, por aquello de “insula”, se le puso el nombre de Insulina. Recordando el ejemplo que yo les ponía, la “Insulina” sería en el coche la sustancia encargada de “destupir” el conducto de la gasolina para que llegue al motor y pueda arrancar. Pero en los casos de este Tipo I de diabetes lo que ocurre es que no hay Insulina. El cuerpo no la fabrica y,  por tanto, la gasolina (la  glucosa) no puede llegar al motor (las células que la necesitan). Seguimos “”metiendo”” glucosa al cuerpo  creyendo que así solucionamos el problema hasta que rebosa  y termina derramándose….

 La diabetes Tipo I es un proceso inmunológico en el que, precisamente,  el “ejército” encargado de la defensa, por un error en la identificación, trata al amigo como si fuera un enemigo. Se producen anticuerpos que destruyen las células Beta de los islotes del páncreas (islotes de Langerhans, por su descubridor) que tienen como función fabricar la insulina. Es por tanto, un trastorno autoinmune, “ tú mismo” te haces daño, que tiene su origen y  control en los genes del cromosoma “6” en una zona  llamada de Histocompatibilidad  HLA ( en español :Antigeno Leucocitario Humano).

En estos pacientes encontramos que carecen absolutamente de insulina y que en su sangre circulan los anticuerpos responsables de ello. Pero, para  complicar las cosas y estimular el interés de los científicos en general y de los genetistas en particular, en la sangre de algunos diabéticos Tipo I no se encuentran ni la insulina ni los anticuerpos y se SUPONE que la causa es el defecto de un gen que altera el metabolismo en  las células Beta del páncreas incapacitándolas  para la formación de la insulina. Resumiendo: en unos casos hay destrucción de las células beta por los anticuerpos (Diabetes Autoinmune) y en los otros  un defecto de fábrica, del que nada o casi nada se sabe,  aborta el proceso intracelular de la formación de insulina (Diabetes Idiopática).

 Y aún más: se habla, no se desde cuando, del LADA: Latente Autoinmune Diabetes  del Adulto también ligada a anticuerpos pero de acción-presentación retardada, que quizás podría incluirse en las diabetes Tipo II, de las que más tarde hablaremos.

juanFoto: Gluconeogénesis: la forma que tenemos de obtener GLUCOSA a partir de sustancias que no son Hidratos de Carbono, si la echáramos de menos….

Todo esto podría dar pie a pensar, en espera de descubrimientos más aclaratorios, que la hiperglucemia sea solo un síntoma más de un proceso autoinmune que por sí solo (o en combinación con la glucosa alta ? ),  sería la causa principal o secundaria de las complicaciones tardías de los diabéticos. Como veremos mas adelante, hay diabéticos, que por diversos motivos, no han mantenido niveles aceptables de glucosa en sangre a lo largo de años y con el tiempo presentan menos  complicaciones tardías  que otros que sí han mantenido un control estricto de su enfermadad con cifras analíticas aceptables.

La diabetes Tipo I empieza a mostrar su sintomatología en un momento determinado, casi de forma aguda, generalmente en una persona joven que se va sintiendo mal al mismo tiempo que la glucosa va subiendo en sangre. Cuando la detectamos en la orina porque ha “rebosado” en la sangre, aparece lo que nosotros (F. Jiménez Díaz) llamábamos la enfermedad de las tres “pes”: Poliuria, Polidipsia y Polifagia. Orinar mucho, una sed intensa y enormes ganas de comer con especial apetencia por lo dulce, al mismo tiempo que pierdes peso, te sientes sin fuerzas para moverte, te apoltronas en el sillón ante la tele sin putas ganas ni interés por atender a lo que dice y, si así pasas más tiempo de lo debido, tu aliento y la habitación, aunque esté bien ventilada, olerá claramente a ACETONA y  cualquiera que te vea, y nada más verte, se da cuenta de que padeces algo grave.

  Todo eso porque, al no utilizarla, la glucosa se está derramando y el organismo, que la echa de menos,( ¡¡lo que son las cosas!! ) pone en marcha todos sus recursos en su busca  vaciando los tres “recipientes” en donde decíamos que la guardaba, cual oro en paño, como  reserva para momentos de necesidad.  Es fácil comprender que viene a ser peor el remedio que la enfermedad.

 Todo empeora pues cuando quiere utilizar sus reservas de energía en el tejido adiposo   recurre a vías metabólicas alternativas. Las células, desesperadas, empiezan a consumir ácidos grasos que se degradan parcialmente por la falta de glucosa intracelular—el motor sigue sin gasolina-- dando lugar a cuerpos cetónicos. Por otro lado también se suma el glucagón, que añade, sin querer, leña al fuego pues favorece el paso de ácidos grasos a cuerpos cetónicos: la habitación huele a acetona y el enfermo está en coma o semicomatoso       Es la Acidosis Metabólic o Cetoacidosis Diabética con su dependencia absoluta de la Insulina. (Foto)

La mortalidad en estos casos en los comienzos del siglo pasado (1900) ya ustedes pueden  imaginarla…. En los “años veinte”(1922 ?) se descubrió la Insulina. Se vió que la insulina más parecida a la humana era, principalmente, la del cerdo, pero también la de las vacas. El cambio en la enfermedad y las expectativas de vida de los diabéticos fue apoteósico. El éxito, naturalmente, tuvo repercusión mundial. Un record que, según algunos y en estándares sanitarios, está aún por batir.. En los años cincuenta se sintetizó la Insulina.

 

 

Isidro Fuentes Melián.- Médico                                   Marzo 2024.

 

P.D.: la insulina más parecida a la humana es la del cerdo y  las prótesis biológicas que se usaron en cirugía de  valvulopatias  humanas se hicieron también con válvulas de  cerdo… ¡¡ Asi que, reconocimiento , respeto y buen trato a estos animales a los que, al menos genéticamente, nos une cierto “parentesco”….”

 

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFESOR MERCANTIL



 

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