El amigo de la Villa de la Orotava, compañero de pupitre en el colegio de San Fernando; AGUSTÍN RODRÍGUEZ GARCÍA, remitió entonces (21/05/2024) esta inolvidable fotografía referente a la toma de posesión como sacerdote del orotavense Sotero Álvarez García, del final de los cincuenta del siglo XX.
Panorámica tomada en el Jardín Victoria del Marquesado de la Quinta Roja,
delante del sepulcro vacio.
En ella observamos en primero plano a la izquierda a don Rafael Machado, a
la derecha el salesiano don Pacifico Medina Sevillano, y en el centro al presbítero
recién sacerdote Sotero Álvarez García, acompañado de sus padres y hermanos.
Sotero Álvarez García nació en la calle del Calvario -entonces denominada "14 de
Abril"-, de la Villa de la Orotava, el 22 de abril de 1933. Hijo de Sotero
Álvarez Brito y de Marina García Santos, siendo sus abuelos paternos
Antonio Álvarez Farrais y Ángela Brito Pérez; y matemos, Andrés García y
Honorata Santos. Las aguas bautismales las recibe el 7 de mayo del citado año
en la parroquia Matriz de La Concepción, de manos del párroco y arcipreste del
distrito Manuel Díaz-Llanos Bautista.
Cursa
estudios primarios en el "Colegio San Isidro" de La Orotava,
regentado por los Hermanos de las Escuelas Cristianas, ingresando a los doce
años en el Seminario Diocesano de Tenerife.
El 7
de julio de 1957, es ordenado sacerdote en la parroquia de San Juan Bautista de
La Orotava, por el recordado obispo Pérez Cáceres, en ceremonia celebrada por
primera vez en dicho templo. El 18 de julio, festividad de Santa Marina, canta
su primera misa en la Matriz de La Concepción.
Ejerció
su .ministerio pastoral en la parroquia Ntra. de Sra. de Candelaria de Chipude
(La Gomera), y en Tenerife, en las de San Lorenzo Mártir del Valle de Arona, La
Cruz Santa de Los Realejos, San Juan Bautista de San Juan de La Rambla y San
Juan Bautista de su Villa natal, de la que se posesionó el 29 de marzo de 1982.
Fue
Director Espiritual del Seminario Diocesano, así como profesor del mismo,
impartiendo clases de religión en el Instituto de Bachillerato de Icod de los
Vinos y otros centros.
Estudió
música con los maestros Sosa y Borguñó, dirigiendo varias agrupaciones corales.
Su apasionamiento por las grandes composiciones de los autores clásicos, lo
compartía con su atracción por los "espirituales negros"; hasta tal
punto, que las únicas vacaciones de que disfrutó en su vida -un viaje a Nueva
York en el verano de 1973, accediendo a reiteradas invitaciones de familiares
residentes en dicha ciudad-, las dedicó al estudio y toma de contacto con
autores de la especialidad.
Discípulo
aventajado del profesor de dibujo José María Perdigón, la Historia del Arte
constituía otra de sus grandes aficiones. Su interés por esta disciplina,
llegaba a tal extremo, que sabemos tenía previsto -como uno de sus
objetivos más inmediatos- cursar los correspondientes estudios académicos.
Dominaba
varios idiomas y su especial interés por la cultura canaria, le llevó a
traducir del alemán la obra del Dr. Dominik J. Wölfel, "Monumenta
Linguae Canariae".
Sotero
Álvarez, era uno de los hombres de mayor talla intelectual de la Iglesia
Canaria de nuestro tiempo, cuyas extraordinarias dotes -puede que por su
excesiva modestia-, quizá no fueran debidamente reconocidas y valoradas por
algunos ... Y sobre todo, un sacerdote fiel a los principios fundamentales de
la Iglesia Católica; enormemente preocupado y entregado al ejercicio de su
ministerio, que solía desarrollar, con esa difícil sencillez que sólo son
capaces de lograr las personas, que como él, se esfuerzan por conseguir las
más altas cotas de preparación, en todo aquello que se proponen.
Su
.devoción por el Cristo a la Columna, queda patente en el prólogo de esta obra,
por la que tan ilusionado estaba; obra que impulsó y conoció desde sus
primeros momentos, hasta la lectura del manuscrito completo, que
lamentablemente -dado que falleció en Sta. Cruz de Tenerife el25 de mayo de
1983-, no verá impresa como era su deseo más vehemente. Al mismo tiempo quería
mejorar la iluminación de la imagen y su capilla, así como restaurar el
pequeño retablo de la Inmaculada, para recibir de nuevo a esa importante talla
barroca.
Sirvan
estas breves notas biográficas, de emocionado homenaje, al dilecto sacerdote y
amigo que tan inesperadamente nos abandonó.
BRUNO
JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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