El amigo del Puerto de la
Cruz; AGUSTÍN ARMAS HERNÁNDEZ, remitió entonces (14/07/2018) estas notas y foto
que tituló; “EN LA CAPILLA DE LA VIRGEN DEL CARMEN, DEL
MUELLE PESQUERO PORTUENSE. (REFLEXIÓN)”: “…Lo
último que queda en la resaca festera portuense, la celebración y devoción por
la Virgen del Carmen en la tradicional e histórica Capilla del Muelle Pesquero
portuense, construida por los marinos, pescadores y pescaderas del famoso
barrio de La Ranilla.
Pocos días quedan ya, para terminar el
mes de julio, ¡que rápido pasa el tiempo! mes a lo largo del cual se celebran
las fiestas principales del Puerto de la Cruz. En honor al Gran Poder de Dios
y a la Santísima Virgen del Carmen, como todos sabemos, se organizan
numerosos y variados actos, religiosos unos y lúdicos culturales otros.
Miles de personas, cada año muchas más,
se acercaron a la ciudad turística (Puerto de la Cruz) para disfrutar de los
festejos programados. Unos vienen atraídos por la fe que le profesan a
las sagradas imágenes y otros con la intención de participar en los actos
lúdicos o simplemente a pasear o curiosear. Muchos atractivos tienen el Puerto
de la Cruz para ello.
Dos días al año le son gratos a los
portuenses: el domingo en que se celebra la festividad del Gran Poder de Dios,
y el martes dedicado a la Virgen del Carmen con su embarque y el paseo marítimo
terrestre.
Los ciudadanos del Puerto de la Cruz nos
sentimos muy orgullosos y contentos al contemplar la multitud de personas que
con motivo de las fiestas nos visitan. Vienen de todos los pueblos de la isla e
incluso allende los mares (del resto de las islas Canarias y, también,
extranjeros que pensando en sus vacaciones eligen el mes de julio para
poder participar con nosotros en las fiestas).
¡Qué bonitos y solemnes estuvieron, este
año 2018, los actos litúrgicos dedicados al Gran Poder de Dios y a la Virgen
del Carmen. Sobre todo los del lunes 9 de julio en la misa que en
acción de gracias en honor a la Sagrada Imagen del Gran Poder. Por
algo quiso quedarse en el Puerto de la Cruz, cuando era
destinado a la isla de la Palma. A qui quiso quedarse para siempre. La
procesión del Domingo, tarde/noche fue de un recogimiento y silencio
extraordinariamente admirable. Solo el sonido de las tracas y ruedas de fuego
al Gran Poder de Dios ofrecidas, rompían el silencio y la quietud de la noche.
Miríada de cohetes y cascadas luminosas subían y bajaban explosionando e
iluminando con profusión de lindos colores el espacio portuense.
¡No pasa nada, la Virgen está embarcada!
Con esta exclamación jubilosa, cada año más arraigada, se expresaban eufóricos
los jóvenes pescadores portuenses al terminar de subir a la lancha a la Virgen
del Carmen. Miles de personas, unas cuarenta mil, venidos de afuera se unen a
esta gran alegría que brota espontáneamente del corazón de todos los
ranilleros. Ver a su patrona y “Reina de los Mares” entronizada en la
barca, y que salga bien, es de una gran alegría para ellos, y respiro de
alivio para todos los que contemplan el embarque en la inestable y balanceante
lancha.
Tenemos que coincidir, este año, también,
con el satisfecho y entusiasta Ruyman García (concejal delegado de
las fiestas del Puerto de la Cruz) al decir que: “el comportamiento de los
cargadores de la Virgen del Carmen fue ejemplar y correcto”. Mucho mejor que el
año anterior, sin duda alguna. Pero mucho nos queda en general, para que
nuestras fiestas, mayores, vuelvan a ser o parecerse a las que antaño, se
programaban. Ejemplo de espiritualidad y respeto en los actos litúrgicos. Se
traían invitados a la iglesia matriz de la Peña de Francia a los mejores
oradores sagrados conocidos, que con su santa y docta palabra conmovían, las
entrañas de los fieles creyentes. (En honor a la verdad esto se ha conseguido
este año 2018) ¡Gracias!
Actuaban por calles y plazas de la
localidad (antaño pueblo, hoy opulenta ciudad) las mejores bandas de música de
la isla: la del Regimiento de Infantería de Tenerife que solía acompañar al
Gran Poder en su procesión, la de Arafo, Santa Cruz de Tenerife, Orotava,
Realejos, etc. Eran fiestas ofrecidas al Gran Poder de Dios y a la Virgen
del Carmen. Por lo tanto, sobresalía la solemnidad
litúrgica-religiosa como las funciones artísticas-culturales. Se introducían y
toleraban actuaciones lúdicas, pero imperaba y sobresalía lo religioso y
artístico. A las dos sagradas imágenes se les ofrecía lo mejor precisamente
porque de ellos nos viene lo mejor...
Si al acto de la tarde (embarque y
procesión de la Virgen del Carmen) asiste mucha gente, no muchos menos
concurren en la mañana de ese mismo día a la misa que en la capilla del muelle
pesquero se le ofrece a la Santísima Virgen del Carmen, allí ubicada. ¿Qué les
atrae? Puesto que cada año vienen a la misa muchas más personas. Sin duda
alguna, la fe y el amor que le tienen a la Virgen del Carmelo. Pero también la
curiosidad y la novelería. Mucho tiene que ver la dicha curiosidad y
novelería con el recital poético que al terminar la función religiosa se le
ofrece a la Virgen. En la actuación que resulta ser espontánea, no organizada,
suelen participar buenos poetas y populares rapsodas, estos últimos casi
siempre pescadores y pescaderas que con su simpatía y labia hacen la delicia de
los que ahí acuden. Participa todo el que quiera y se sienta inspirado, entre
ellos me cuento. Se aplaude lo sobresaliente y lo que no lo es tanto, actúan
personas versadas y otras de bajo nivel literario. Se aprecia y se perdona
también, como solemos hacerlo los nobles y buenos ranilleros. Y al final, todos
alegres y contentos por haber participado en la eucaristía y el recital poético
en honor y por amor a la “Reina y Estrella de los Mares”.
Señor García, concejal de fiestas,
sugiero quitar la paja y dejar el trigo, más solemnidad en lo religioso, (dialogo
con el párroco), belleza en lo artístico y amplitud y calidad en lo cultural.
Aunque para ello tenga que eliminar algunos actos lúdicos que no concuerdan ni
vienen al caso. Lo valoraríamos mucho y le felicitaríamos por ello. Que las
fiestas de julio de nuestro pueblo vuelvan a ser lo que fueron está en sus
manos y en la de sus colaboradores. Si no los tiene, o faltan buenos,
¡búsquelos, los hay, seguro que aceptarían con gusto!…
Un caso que tendríamos que corregir para
el próximo año sería, por anómalo, el siguiente: no abrir la caseta al público
donde se sirven los desayunos (chocolate y churros) hasta que termine
totalmente el acto que, en la explanada del muelle, se le ofrece a la Virgen
del Carmen. No solamente la misa sino, al igual, el recital poético. Acabadas
las dos funciones sírvase a los convidados. No antes, pues el ruido de sillas y
personas hablando y en movimiento entorpece el empiezo y concentración de los
bates que se disponen, terminada la misa, a actuar.
Por otra parte, aprovecho la oportunidad
que me ofrece el periódico “El Día”, para felicitarle por los actos y festejos
que han mejorado mucho, sobre todo en las exhibiciones pirotécnicas, y a la
Hermandad del Gran Poder de Dios por la procesión tan ordenada. Además, al
señor cura párroco que tanto tiene que sufrir por mantener el orden y el
silencio en la iglesia. ¡Felicidades a todos! Especialmente a los cargadores y
coro de la Virgen del Carmen. ¡Qué superación, en cantidad y calidad!...”
BRUNO
JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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