viernes, 20 de julio de 2018

VIRIDIANA


El amigo de la infancia de la Villa de La Orotava; EVARISTO FUENTES MELIÁN, “ESPECTADOR”, remitió entonces (20/07/2018) estas notas que tituló; “VIRIDIANA”: “…La película ‘Viridiana’, Buñuel, 1961, Palma de Oro del Festival de Cannes, está basada en una novela de Benito Perez Galdós. En España no pudimos verla hasta que falleció en 1975 el dictador Francisco Franco.
Una monja novicia, interpretada por la guapa actriz mejicana Silvia Pinal, sale del convento unos días, para ir a vivir en la mansión de su tío, un morboso sinvergüenza con pinta de caballero, encarnado en Fernando Rey. El tío cabroncete le da un brebaje en el café para que quede dormida y entonces  abusar de ella… Después le hace creer a la monja que la ha violado, y por ello la monja no quiere regresar al convento. El malvado caballero  termina por ahorcarse cargado de culpa. Y se ahorca, en un gran árbol, con la soga de saltar de una niña (Teresa Rabal) hija de la sirvienta. ¡El morbo hecho esencia!  
Asumida la tragedia, la monja hace una llamada a un grupo de pobres, física y mentalmente tarados, para que vivan en la mansión señorial y sus extensos jardines. Pero en su ausencia, se apoderan de la sala principal de comensales y se montan un festín desmesurado y salvaje. Lo cual da lugar a algunas de las secuencias más impactantes por pecaminosas de la historia del cine universal de todos los tiempos: ¡son trece, una parodia sacrílega de la Última Cena de Jesucristo y sus apóstoles!
El grupo de menesterosos tiene en conjunto una mala uva reconcentrada, cada acción, cada frase, cada diálogo, es un metafórico latigazo.  En el apogeo del ágape sin mesura, hay un ciego entre los pobres de solemnidad y una de las mujeres lo cita al oído y lo conduce de la mano para ir a fornicar tras de un mueble… En otra secuencia  distinta, el ciego es objeto inmisericorde de burla por uno de sus compañeros de fatigas, que le pregunta con sorna: “¿Cómo haces para rascarte cuando te pica, si no ves dónde está la herida?”… La contestación del ciego no se hace esperar: “¡Llamo a tu madre para que me rasque!”…

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

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