El amigo de la Villa de La Orotava; JAVIER LIMA
ESTÉVEZ. Graduado en Historia por la Universidad de La Laguna.
Remitió entonces (15/07/2018) estas notas que tituló;
“UN
AVESTRUZ Y OTROS SUCESOS PORTUENSES”
Publicadas el sábado 14 de Julio 2018, en La
Opinión de Tenerife: “…El
siguiente artículo toma como referencia algunos aspectos que forman parte de la
obra Memoria de los sucesos más memorables acaecidos en el Puerto de La Cruz de
La Orotava en este siglo XIX. Se trata de un manuscrito que permanece inédito y
cuya autoría corresponde al polígrafo portuense José Agustín Álvarez Rixo
(1796-1883), siendo depositado por sus herederos en la Universidad de La Laguna
en el año 2014.
De tal aportación,
nos centraremos con especial atención en el capítulo VI. La incomodidad, costo,
e incertidumbre que causaba a la amistad o negociantes la correspondencia de
pueblo a pueblo de la isla, fue motivo suficiente para que varias personas
se interesasen por buscar una solución a
tal problema mediante diferentes estrategias.
Relata Rixo la
llegada al Puerto de la Cruz de un barco procedente de Senegal a consignación
de Little. En su interior viajaba un avestruz, siendo el primer ave de tal
característica que llegó hasta Canarias. Para los contemporáneos sería un hecho
que indudablemente captó la atención, no solo por la singularidad de su figura,
sino también por la rara voracidad al comer huesos y otros cuerpos duros que se
le arrojaban.
El año 1810 también
incluyó otros hechos curiosos, tal y como sucedió con S. José Peraza, monja del
convento de catalinas y natural de la isla de La Gomera. Huyó de la clausura el
23 de septiembre impulsada por su misma impaciencia. Al parecer, sus parientes
la habían hecho profesar cuando la misma era muy joven. Era tal su frustración
que advirtió que no dudaría en prender el convento en caso de que alguien se
opusiera a su voluntad. El Obispo la hizo recoger en el convento de recoletas
de Canarias, aunque de allí huyó al poco tiempo. De su vida se cita que murió
pobre aunque con la idea de vivir en libertad sin el sometimiento al que había
sido expuesta.
Destaca de tal
contexto la carencia de casas suficientes para las personas que querían
avecindarse aquí en esta época, tanto por la afluencia del comercio, como por
las emigraciones de la Península. El Ayuntamiento se vio obligado a tomar cartas
en el asunto sobre ello. De tal forma, acordaría repartir varios solares en los
espacios de los caminos contiguos a esta población, siendo “una idea que parece
fue un triste agüero de lo mucho que había de minorarse al año siguiente”. El
número de niños nacidos llegó a 156; pero las personas fallecidas se elevaron
hasta 104.
Afirma Rixo que
iniciado ya el año 1811, diversas personas notables, tanto propietarios como
comerciantes, viendo la utilidad que los habitantes de Gran Canaria tenían con
los barcos costeros, trataron de establecer la pesquería de la costa de África
directamente desde el Puerto de la Cruz. En ese momento, José Celestino Ventoso
extendió un plan considerado como el más halagüeño. Cada acción era de mil
pesos corrientes y se admitían también medias acciones. Se compraron dos
barcos, uno de los cuales se perdió algunos meses después bajo el Montullo de
Pacheco. Sería necesario vender el otro, y se arruinó la empresa, de modo que
apenas recogieron 100 pesos corrientes de cada 500 que habían puesto. Tal y
como señala el cronista, “la experiencia acreditó, que nuestros marineros no
son apropósito, pues acostumbrados en sus viajes y faenas de Puerto a Puerto,
al uso del vino, cuando este por la dilatación les faltaba en la costa, entraba
el descontento, nada querían hacer y era preciso volverse a media pesquería”.
A las cinco y media
de la mañana del día 19 de septiembre, llegó al núcleo portuense el Teniente
Coronel D. Antonio Palma, edecán o ayudante del Duque del Parque, conduciendo
al contador de consolidación D. Juan Bautista Antequera. Con motivo de la
curiosa defensa que escribió el Deportado, se ha podido saber que durante ese mismo
año fue introducido en nuestras tertulias por dicha persona el denominado juego
del busca tres, con el que tanto se divertía la juventud todavía en aquellos
momentos.
Hechos, anécdotas y
curiosidades que quedan en nuestra memoria gracias a la labor del cronista José
Agustín Álvarez Rixo…”
BRUNO
JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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