domingo, 10 de septiembre de 2017

EL SALTO DE LA SOGA EN EL POPULAR BARRIO “LOS CUARTOS” DE LA VILLA DE LA OROTAVA.



La amiga de la Villa de La Orotava; CONCHI GONZÁLEZ MARTÍN, me sorprende con esta fotografía, donde podemos  presenciar el típico “Salto de la soga”, que en el tiempo fue un juego de niñas, no sé si ya la práctica es mixta, probablemente lo sea. Esta fantástica panorámica, me lleva a la memoria del pasado, en la calle principal del Barrio orotavense “Los Cuartos”, estas niñas, seguro que son de la familia González Martín y otras del Barrio, me llama la atención, el jugar sin calzados, y el vestuario dócil de aquellos años.
Me sorprende de verdad, pues en esa década de los años sesenta del siglo XX, frecuentaba casi a diario, al salir del Colegio de San Isidro, a estudiar a casa de mi amigo y compañero de pupitre Juan Ramos Amaro, lo conocíamos por “El Churrero”, pues su abuelo materno tenía un puesto de churros en la parada de la Calle El Calvario, rincón que continuó su hijo, al marchar su progenitor a Santa Cruz de La Palma. También se le conocía por “El Gomero”, esto sí que no sé por dónde le viene, ya que su padre Juan Ramos, trabajó en el Ayuntamiento de la Villa primero en la caseta del Fielato y después de encargado general, hasta su jubilación.
La casa de mi amigo Juanito, la vemos en esta fotografía en la esquina a la izquierda, en la actualidad sigue viviendo en ella, al lado estaba la carpintería de Quintín, probablemente en ese tiempo ya estaba ubicada. Pero lo que más me recuerda del Barrio, que las calles no estaban asfaltadas, eran polvorientas, las podemos ver exactamente en la foto, por lo que la soga a dar vuelta levantaba el polvo. No había luz, y la poca que había, cuando estudiábamos, se nos iba, o aflojaba su potenciar, debido a esto la madre de Juanito, nos ponía velas de ceras alrededor de la mesa.
Le tengo mucho cariño al Barrio, jugué al fútbol con su equipo en el oratorio festivo salesiano, pero no me ha gustado que actualmente no se le ha hecho el merecido homenaje;  al que fue propietario de los terrenos don Antonio Hernández “El de Las Tapias”, muchos los regaló por la humildad, al entonces alcalde que consiguió las viviendas para las familias humildes y pobres  en una década difícil, don Cándido Acosta y a María la de la Venta, que mató totalmente el hambre en aquellos años embarazosos.
El tradicional salto de la soga, se juega con una cuerda en donde dos personas sostienen la cuerda y los demás jugadores pasan debajo de ella. Una vez que todos los jugadores han pasado, los que sostienen la cuerda la bajan un poco más, y vuelven a pasar por debajo de ella el resto de jugadores, y así sucesivamente. Que recuerdos aquellos…

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

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