El amigo del Puerto de la Cruz; SALVADOR GARCÍA LLANOS
remitió entonces (28/11/2019) estas notas que tituló; “EL
COMPLEJO (EL LAGO) MERECE OTRA ATENCIÓN”: “…Punto de inflexión en el
complejo turístico “Costa Martiánez”. Se veía venir después de más de tres años
de un divorcio de facto entre el Ayuntamiento y la empresa concesionaria de una
parte de los servicios, 'Ocio Costa Martiánez'. Un divorcio con efectos
económicos, además de la merma en las prestaciones. Es fácil adivinar los
perjudicados: usuarios y la hacienda municipal. Y el prestigio de las
instalaciones que ya cumplieron cuarenta años, aniversario que se celebró, por
cierto, en el mandato anterior, cuando el Ayuntamiento no participó. Gracias a
la iniciativa de la empresa no pasó inadvertido.
Se puede dar por resuelto el
contrato que ligaba a las partes. Es más, ayer tarde ya circulaba en redes
sociales que la concesionaria ha cesado en su actividad, de modo que debe ser
inminente el acto formal de entrega de las llaves.
Pero cuidado, porque hay una
deuda latente de unos dos millones de euros, resultante del impago de los
importes del canon fijado y aprobado en el pliego de condiciones y del
desacuerdo existente para afrontar las obligaciones correspondientes. Consta la
voluntad de los responsables de 'Ocio Costa Martiánez' de querer producir un
acercamiento, establecer una relación consecuente y abonar los importes
correspondientes. Pero no pudo ser. Y el tiempo discurría con ceros al
cociente, a sabiendas de que un día reventaría. Pero ni siquiera el cambio de
gobierno municipal produjo cambios sustantivos: no hubo iniciativa ni animo de
corregir o de generar unas nuevas condiciones. Pero se diría más: lo que ha
habido es negligencia y desinterés por parte de los responsables municipales,
los del mandato anterior y los actuales. Se calcula que el Ayuntamiento haya
perdido alrededor de un millón de euros.
A la deuda señalada -¿quién la
asume, por cierto?- hay que añadir otra que es la contraída con la Seguridad
Social y que debe rondar los ochocientos mil euros. Y también el personal, unos
treinta efectivos que, a la espera de alguna otra posible solución modal, será
asumido por la empresa pública Pamarsa que bastante problemas arrastra como
para que ahora tenga que asumir lo que es algo más que un contratiempo. Esa
nómina se engrosa, ¿eh? Estamos ante un problema estructural muy serio que
requiere de un gran consenso político para su resolución.
Solo se nos ocurre -tratando de
ser constructivo como siempre- que la oportunidad es buena para propiciar que
Pamarsa, por fin, disponga de un gerente que habrá de asumir como misión
principal el cometido de reordenar la viabilidad de la propia empresa, la
viabilidad de s objeto social y la racionalización de su división de recursos
humanos. No va a ser fácil, desde luego, máxime cuando pende la aplicación de
una normativa que vislumbraba, con plazos todo, la disolución de la sociedad,
participada al cien por cien con capital público municipal.
Un punto de inflexión, desde
luego, que requiere de voluntad política para saber cómo se puede seguir
adelante con el fin de gestionar adecuadamente un complejo de titularidad
municipal que, en el pasado, resultó decisivo para financiar presupuestos y
servicios; y que sigue siendo una seña de identidad en la oferta de un destino
turístico diferenciado.
Piensen, negocien y consensuen,
al menos para intentar un acuerdo de estabilidad en los próximos años. Diálogo
antes que judicialización. Que el complejo y todo lo que gira a su alrededor
deje ser recurrentemente conflictivo y tendente a lo contencioso…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ
ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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