Datos del cuadernillo escolar ilustrado “LA IGLESIA DE LA CONCEPCIÓN” del amigo
y compañero de docencia Catedrático de Geografía e Historia; JUAN J. MARTÍNEZ
SÁNCHEZ.
Con la colaboración entonces de los Alumnos de 3º curso de BUP del IES
Villalba y Hervás de la Villa de La Orotava; Almudena Hernández, Benjamín
Hernández, Jaime Medina, María de los Reyes Pérez, María Jesús Alonso,
Gregorio Calzadilla, Concepción Hernández, Carmen Rosa González, Coromoto
León, María de la Paz Pérez, Isabel Polegre, María Dolores Sosa, y Ana
María Reyes.
Templo parroquial declarado monumento histórico - artístico en el año 1948,
templo totalmente emparentado con la fundación del núcleo de poblacional de La
Orotava, a través de una pequeña fábrica datada en 1503, a la que le siguió una
segunda iniciada en el año 1546, la cual estuvo en servicio hasta los
años 1704 y 1705 en los que los terremotos de Güimar la deterioraron hasta el
punto de ser declarada en ruina en el año 1758. El templo actual es la
tercera fábrica, construida en los años de 1768 al 1788, este templo es,
sin lugar a dudas, una de las más bellas expresiones del barroco en
Canarias. La Piedra fue trabajada en principio por el cantero Patricio
García, y posterior por Miguel García Chávez, dejando en la fachada del templo
uno de sus más bellos exponentes. En su interior destaca el templete principal
o tabernáculo, bella obra neoclásica, construida en mármol y jaspe, traída
desde Génova en el año 1822 del taller Guiseppe Gaggini.
En la imaginería destacan: El San Pedro de Fernando Estévez, obra
barroca. El Cristo de la Misericordia tallado en el año 1586, la virgen de la
Candelaria, también obra de don Fernando Estévez y la Inmaculada Concepción,
obra del genovés Angelus Olivari exportada en el año 1824.
En la pintura; el entierro de Cristo de finales del siglo XVI de Cristóbal
Ramírez, Imagen de la Inmaculada con San Ignacio del siglo XVIII de Gaspar de
Quevedo, Los “Desposorio de la Virgen con San José” del villero Cristóbal
Hernández Quintana. Por último “La Inmaculada y las ánimas del Purgatorio” del
año 1780 del maestro Gran Canario Juan Miranda.
La iglesia de la Concepción de La Orotava, “concha de agua sonante en la
caracola”, joya artística del Barroco español, que pasa desapercibida para
muchos habitantes de la Villa.
Se conoce con el nombre de arte barroco al movimiento artístico que se
desarrolla en el mundo occidental en los siglos XVII y XVIII. Es un arte que se
rebela en contra de las normas impuestas. - Se lleva a sus últimas
consecuencias el movimiento. Se emplea una profusa decoración con mucha
fantasía. Son muy utilizados los frontones partidos. Aparecen las columnas en
espiral o salomónicas. En la fachada emplean entrantes y salientes para
aprovechar los efectos que producen las luces y sombras. Las figuras barrocas
nos sugieren emoción; al observarlas, tenemos representados el éxtasis, la
muerte, la grandeza y la riqueza Humana empleándose mucha la policromía.
A Canarias llega el estilo barroco con un poco de retraso como todos los
movimientos artísticos; sus características se amoldan a los recursos de que
disponen las islas. Encontramos un gran predominio de la mampostería. Se emplea
el entablamento doble, es decir de dos capiteles, para elevar la altura de las
bóvedas. Los templos son poco iluminados. En la escultura se emplea madera
policromada que tiene dos características principales: el realismo y la
religiosidad. Los retablos tallados y dorados son magníficos ejemplos de la
escultura. La pintura en general es de tema religioso, caracterizándose por un
marcado tenebrismo (contraste de luces y sombras). - La orfebrería canaria
recibe una fuerte influencia americana. - La mayoría de las piezas de
orfebrería están relacionadas con el culto y fabricadas de oro y plata.
En el año 1503, se inicia el proceso de construcción de la iglesia de la
Concepción, por iniciativa del obispo Don Diego de Muros, cuyos planos son de
pequeñas dimensiones. En el año 1516 se termina la construcción de la iglesia.
Proclamado Carlos I, como rey de España, se celebra este acontecimiento en el
templo. En el año 1546 se encarga la ampliación de la iglesia a Don Juan
Benítez Pereyra de Lugo. La ampliación consiste en la construcción de una nave
y dos capillas laterales. En el año 1605 la entrada principal cambia de
orientación (antes se entraba por el Oeste y ahora por el Norte). Mediante
éste cambio, resulta más fácil la entrada y salida de los fieles. En el año
1632 se trabaja en la capilla principal, llamada de «Vera Cruz». En el año 1673
Construcción de un nuevo presbiterio (sacristía), cuyo artesanado es obra de
Pedro Hernández y Simón González. En el año 1676 Se realizan nuevas obras en el
presbiterio y se construye el retablo mayor, inspirado en el de Candelaria. En
el año 1.700 Se le adosa al presbiterio, una nueva capilla. De los años 1704
a 1705 el edificio sufre daños, debido a una serie de movimientos
sísmicos producidos por el volcán de Güimar. Desde el año 1728 a 1739 Se
realizan las reparaciones necesarias para remediar los daños antes citados. En
el año 1.758 Agotados los medios para seguir reparándolo, y al continuar su deterioro,
el edificio se declara en ruinas.
En el año 1768, concretamente el 11 de Diciembre se comienza la
construcción del edificio actual, siendo colocada la primera piedra, por el
obispo Don Francisco Delgado Venegas. En el año 1775 Patricio García, es
nombrado «Maestro Mayor» de las obras. En el año 1776 La obra ha llegado hasta
los capiteles, y se solicitan nuevos planos - proyecto para su terminación. En
el año 1777 por real ordenanza de Carlos III, se le encargan los nuevos planos
a Ventura Rodríguez (destacado arquitecto Español), pero no fueron utilizados,
sino en la cúpula y en el sistema de cubierta. En el año 1778 asume las obras
Miguel García Chávez. En el año 1784 los planos de Ventura Rodríguez llegan a
la Orotava. En el año 1788 por fin, el 7 de Diciembre, después de veinte
años de construcción, finalizan las obras. En el año 1948 esta magnífica obra
del arte Barroco en Canarias, es declarada monumento histórico - artístico.
La mayoría de los edificios antiguos se hacían directamente, sobre el
terreno, sin necesidad de proyectos de arquitectura y pIanos. Y cuando se
hacían los planos eran muy sencillos. La mayoría de ellos no se han
conservado.
Nosotros hemos tenido la suerte de que un antiguo plano de la Iglesia de la
Concepción se conserve. Es el que reproducimos a continuación. Ha llegado hasta
nosotros gracias al investigador Anchieta y Alarcón (natural de la Orotava, que
vivió durante el siglo XVIII). Como podemos observar, en el templo antiguo, el
altar mayor estaba situado en la cabecera Este de la nave principal, había una
pequeña entrada por el Oeste de dicha nave (donde ahora está el altar mayor) y
la entrada principal estaba orientada hacia el norte.
Se cree que el estar dirigidos los altares mayores hacia Levante es debido
al deseo de que el oficiante mirase hacia los Santos lugares mientras
celebraba la misa.
Pero en el caso concreto de la Orotava se hace necesario cambiar el lugar
de entrada, pues hacia Levante es mucho más espaciosa, como está ahora.
La observación del croquis de Anchieta nos demuestra la sencillez de estos
trabajos en relación con los que se hacen después. Porque al principio los
planos son orientativos, muy rudimentarios, para ver la forma o las partes que
ha de tener el templo. Con el paso del tiempo fueron adquiriendo complicación y
eran más perfectos, a causa de que se hacían con las debidas proporciones y
daban una visión más precisa de lo que iba a ser la construcción.
Los últimos planos de la Iglesia los realizó el prestigioso arquitecto español
Ventura Rodríguez (autor de importantes obras en Madrid); pero llegaron a la
Orotava cuando la Iglesia ya estaba casi terminada.
La fachada principal corresponde a un Barroco muy tardío; tiene forma
convexa (abombándose hacia adelante), la cual nos muestra la clara división de
esta fachada en tres paramentos: el central y los dos laterales, que dan la
sensación de que empujan a las dos torres hacia atrás. Las torres se dividen en
tres cuerpos y parten de una base cuadrada, que al alcanzar una determinada
altura, forma un octógono rematado en una cúpula «bulbosa».
Los materiales utilizados en la fachada son mampostería rematando sus
aristas con rocas traídas desde el Lomo Román de Santa Ursula.
El paramento central es el más recargado, destacando en él una gran portada
de arco «carpanel» enmarcada en dos grandes pilastras «cajeadas» (con
hundimiento hacia el interior); dichas columnas poseen capiteles muy
trabajados, sobre los cuales se encuentra un espacio llamado «entablamento»,
destacando en los «frisos» correspondientes dos semiesferas representando a
Cuba y a las Islas Canarias. Sobre este espacio se vuelven a levantar otras dos
columnas, más pequeñas que a través de adornos de volutas dan la impresión de
mayor altura y elegancia. También podemos observar en este paramento central un
balcón de influencia italiana, debajo del cual destaca una rica «ménsula» (especie
de concha floreada), decorada a base de líneas curvas. Un ventanal superior y
una pequeña hornacina en la que se encuentra una imagen de la Inmaculada.
La decoración de esta fachada remata en una cornisa que recorre toda la
parte superior, bajo la cual sobresalen cuatro «gárgolas» (figuras
monstruosas), que además de cumplir una función decorativa, de dudoso gusto por
su fealdad, sirven de desagües de la cubierta. También, desde el exterior, se
observa la gran cúpula que finaliza en una «linterna».
La fachada norte actual corresponde a la fachada principal del antiguo
edificio. En ella se pueden observar elementos renacentistas. Destaca una gran
puerta enmarcada por dos pilastras, en las cuales sobresalen unas pequeñas
conchas, donde se cree que iban colocadas algunas esculturas pequeñas. Los
materiales utilizados son piedra tosca en las gradas y piedra pulida en la parte
superior de la fachada. Un aspecto muy destacable son los contrafuertes, cuya
función es soportar el peso de la bóveda. Recientemente se han descubierto una
serie de pinturas en los bordes de las ventanas. Aquí también se encuentra
situada una placa en conmemoración de la inauguración de la Iglesia.
Mira, Señor, con benignos ojos a este pueblo que, para alabanza y gloria
de tu nombre, y de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, alzó desde los
cimientos este templo en unos tiempos de angustia, bajo los auspicios del
Ilustrísimo Señor Francisco Javier Delgado y Venegas, Obispo de Canarias. Fue
puesta su primera piedra, por el lado Este, el 11 de Diciembre de 1769,
gobernando la Iglesia la santidad de nuestro papa Clemente XIII, y empuñando
el cetro de España Carlos III.
El interior de la Iglesia de la Concepción se halla dividido en tres
amplias naves con seis capillas laterales, tres a cada lado, colocadas entre
los contrafuertes, y un alta y profunda capilla mayor. Forman un conjunto de
base de cruz latina con crucero no saliente.
Las tres naves quedan determinadas por columnas de base jónica y capiteles
corintios, con el detalle curioso de que la ornamentación de cada una de ellas
es diferente. Sobre el capitel de las columnas se levanta un nuevo cuerpo (especie
de entablamento) en forma de tronco de pirámide invertida, de variada decoración
con el objeto de dar mayor altura y elegancia al edificio sin restarle belleza.
Las columnas están separadas por arcos de medio punto peraltados y se
caracterizan por su esbeltez debido a poseer un fuste totalmente liso y de
forma circular dotado de un ligero estrechamiento en la parte superior. Las
columnas situadas en los laterales se encuentran adosadas a las paredes,
mientras que las principales, (cerca del altar) están compuestas por un haz de
cuatro fustes y en sus bases destacan las representaciones esculpidas de temas
canarios y bíblicos.
Las naves se cubren con bóvedas de medio cañón apoyadas en arcos fajones,
realizados con ladrillos ligeros que le dan mayor consistencia.
Como característica principal del interior de la iglesia destaca el
cimborio, que ha sido levantado sobre el crucero, apoyado en pechinas que están
decoradas con temas exclusivamente divinos como son las representaciones de los
cuatro evangelistas, dando lugar a una gran cúpula con 16 gajos o nervaduras
que a su vez determinan las 16 caras de dos metros de alto, con ocho ventanales
formados por vidrieras policromadas con motivos eclesiásticos y divinos. Esta
cúpula culmina en una linterna o cupulín formado a su vez por ocho caras
conteniendo cada una de ellas un ventanal-cristalera. En el año 1913, debido al
deterioro de la cúpula tuvieron que ser efectuadas las oportunas reformas
dando lugar a la desaparición de las pinturas al fresco que se hallaban en su
interior, quedando intactas las de las pechinas y el cimborio
En cuanto al piso, decir que está formado por grandes losas de piedra
pulida enmarcadas en bastidores de madera, a excepción del piso del anti
presbiterio (sacristía) para el que se utilizó mármol blanco. Como dato
anecdótico, mencionar que la piedra fue extraída del Lomo Román (Santa
Úrsula).
También cabe destacar que la reja del presbiterio fue forjada en Londres en
el año 1822. Que son las que podemos apreciar hoy en día. La iluminación
natural del edificio queda determinada por numerosas vidrieras policromadas
que se encuentran en la parte superior de las naves laterales.
Esta bella obra la podemos observar en la nave central, en el altar mayor
del edificio; presenta características neoclásicas. Es traída desde Génova;
data de 1822 y es obra del taller de Guiseppe Gagglni. Los materiales
utilizados para su realización son el mármol y el jaspe.
Según los planos trazados por Ventura Rodríguez en 1784, a ambos lados de
las columnas principales debían aparecer San Joaquín y Santa Ana, padres de
María; pero como podemos observar se colocó en su lugar a dos ángeles, uno con
expresión de adoración y el otro de contemplación.
La escultura central recibe el nombre de manifestador. Es de madera de
cedro plateada y dorada, fue hecha en 1827 y su realización la debemos al
escultor orotavense Fernando Estévez. El altar está dedicado a la Eucaristía.
En la parte superior del templete se levanta la estatua de la Fe.
El Retablo Principal, de la Inmaculada, se encuentra situado en la Nave
lateral izquierda. Esta basado en el antiguo de Candelaria ya desaparecido.
Antiguamente estaba situado en el Altar Mayor, hasta que fue sustituido por el
Tabernáculo actual.
La copia fue hecha por el maestro Francisco de Acosta Granadilla, que dejó
trazada la base sobre la cual debía ser estructurado.
Se encuentra distribuido en tres «calles» (sentido vertical), dos «cuerpos»
(sentido horizontal) y un «ático» (remate del retablo). Las calles laterales
están separadas de la principal por medio de columnas sogeadas (salomónicas),
mientras los cuerpos se encuentran separados por medio de frisos adornados.
La realización de la obra corresponde a dos autores principales, Lázaro
González de Ocampo y Gabriel de la Mata, y un tercero, que es el orotavense
Fernando Estévez. Lázaro González es el autor de los dos tableros de la parte
inferior, «DESPOSORIOS» y «LA ANUNCIACION». Gabriel de la Mata realizó
bastantes retablos, «LA VISITACION», «LA PRESENTACION», «LA ASUNCION» y «LA
CORONACION». Los angelitos que rematan el retablo en la parte superior son obra
de Fernando Estévez, al cual corresponden los de la parte inferior que parecen
cargar con todo el peso del retablo sin ejercer ningún tipo de fuerza
(cariátides).
Con un poco de atención, se puede observar la diferenciación entre los dos
autores principales. El primero trabaja menos las figuras: son achaparradas,
apenas existe movimiento, tienen un carácter tosco y con falta de perspectiva.
El segundo utiliza más movimiento, con lo cual las figuras adquieren más
estética, lo que hace que éstas tengan más humanidad. Debemos mencionar que los
angelitos de la parte inferior dan la sensación de que están menos logrados,
pero parecen estar trabajados al igual que los retablos que le siguen.
En el segundo cuerpo hay una hornacina en donde se encuentra la imagen de
la Inmaculada, realizada en mármol, traída de Italia y es obra del escultor
Angelo Olivari. Fue dorado y policromado, con gran acierto, en 1717. Se
encuentra situado en la Nave lateral Derecha. Fue un intento de copia del
anterior, pero que por diversos motivos (económicos y artísticos) quedó sin
policromar. En vez de escenas talladas, lo único que presenta son relieves
vegetales y animales y una serie de pinturas. También hay tres hornacínas,
donde la figura central es la imagen del Señor Preso. Está situado en la nave
izquierda, adosado a una de las columnas compuestas que sirven de base a la
cúpula, y dirigido hacia la nave central. Pertenece a la misma época y
autor que el tabernáculo, usándose también los mismos materiales. Se encuentra
sostenido por un ángel de gran belleza de marcadas características
neoclásicas.
En la parte superior encontramos el tornavoz (pieza con la cual se consigue
mejorar la acústica) realizado en madera e incorporado al conjunto en 1915, es
obra de Diego Álvarez; podemos observar de que manera tan perfecta es imitado
el mármol. Los relieves del Espíritu Santo y el Cáliz pertenecen al escultor
Adrián Bello. En el templo podemos encontrar esculturas muy
variadas, entre ellas el «San Pedro» de Fernando Estévez, que a pesar de pertenecer
al siglo XIX tiene una actitud muy solemne característica de las obras
barrocas.
En el retablo de «El Calvario» se encuentra la escultura más antigua del
templo, tallada en 1586. En este Cristo podemos observar rasgos góticos. Junto
a él encontramos una imagen de la Dolorosa (para vestir) y un San Juan (de
talla completa) pertenecientes al estilo barroco y esculpidas por Luján Pérez.
El retablo de «La Candelaria» está compuesto por tres imágenes; la mayor
que representa a dicha virgen es obra de Fernando Estévez y las dos pequeñas
representan a San Joaquín y a San José.
El Cristo que encontramos en el retablo del «Sagrado Corazón de Jesús» se
nos muestra con una muy lograda expresión de serenidad; es de origen
extranjero. A su lado encontramos a San Francisco Javier y San Ignacio de
Loyola, esculturas pertenecientes a un convento de jesuitas, las cuales fueron
llevadas al templo a raíz de la desamortización.
El templo posee hermosas Imágenes religiosas, aunque en este periodo su
auge había terminado. «El entierro de Cristo» es una obra en la que se reflejan
las normas manleristas, las alargadas figuras giran en torno de Cristo. Formó
parte de un tríptico y es de finales del siglo XVI; pertenece a Cristóbal
Ramírez. La imagen de la «Inmaculada con San Ignacio» pertenece al siglo XVIII
y sus figuras salieron de la mano de Gaspar de Quevedo. Podemos admirarla junto
al Batlsterlo.
Los «Desposorios de la Virgen con San José» fueron realizados por el
orotavense Cristóbal Hernández Quintana; es un cuadro en el que destaca la
expresión tan fina de la cara de María y la forma de utilizar los colores.
En el templo también encontramos obras del maestro Gran Canario Juan
Miranda, entre ellos «La Inmaculada y las ánimas del Purgatorio» (1780) en la
que el autor busca dotar a la obra con .bellos efectos luminosos. «La negación
de San Pedro» se nos presenta con un estilo tenebrlsta; ambas pinturas podemos
admirarlas en la nave de la epístola; otras obras del mismo autor podemos
admirarlas en la Sacristía. Como dato curioso podemos decir que existe frente a
la puerta del Batisterio, otra que no es tal sino una buena imitación para obtener
cierto equilibrio estético entre las naves laterales del templo.
La sala del tesoro parroquial posee un techo laboriosamente trabajado. En
esta sala podemos encontrar una de las mejores colecciones de piezas de
orfebrería de las islas; una de ellas es la «Custodia», labrada en plata, que
data de 1520 y pertenece al estilo gótico. También podemos destacar una «Cruz
Procesional» realizada por Francisco de Matos (1614). La Cruz, la Bandeja
y la Lámpara (todas ellas de plata) fueron traídas desde Cuba en el siglo
XVIII.
Tras una breve observación sobre la Iglesia de la Concepción hemos logrado
lo que nos habíamos propuesto en un principio: conocer un poco más algo que
tenemos tan cerca y que tan poco conocemos y, por tanto, tan poco valoramos.
Intentemos tomar conciencia de nuestros propios valores, para lo cual, primero
tenemos que planteamos el conocerlos bien a fondo.
Esta bella pieza arquitectónica es una recopilación de toda una serie de
estilos de los siglos XVII y XVIII. Es un gran tesoro que indudablemente ha
sido fruto de la prosperidad económica agrícola. De que ha disfrutado,
tradicionalmente, esta zona, con el empeño consecuente y constante de sus
hombres, de construir y dotar con esplendidez las iglesias y conventos que en
la villa florecieron. Esta joya monumental ha sido y será uno de los centros
donde ha quedado patente la inteligencia humana. Esto ha sido posible. Debido a
mucha gente, sobre todo a los emigrantes a América Latina, que con sus
donativos ayudaron a construirla (quizás porque deseaban dejar constancia de su
añoranza, de su amor hacia su tierra, con algo por lo que sentirse orgullosos
de su Valle, de nuestro Valle). Es una destacada obra barroca, en la Villa de
La Orotava ayuda en cierto modo a resaltar su visión artística.
Objetivo de nuestro estudio es también su significación tanto actual como
primitiva. Desde su nacimiento no ha sido simplemente una obra artística de
gran belleza, sino que ha encerrado en sus piedras, en sus columnas..., como si
de un pequeño secreto se tratase, su significación, su valor humano, su
verdadera identidad de nacimiento. Quizá naciera a causa de un afán de honor
del pueblo orotavense de ocupar un primer plano en las islas; el deseo de
nuestro pueblo hacia un embellecimiento de nuestro Valle. Este bello símbolo
orotavense significó un elogio no sólo para el pueblo sino también para las
órdenes religiosas, por la realización de cultos en una iglesia de tanta
importancia.
En la actualidad, juega un papel importante no sólo en la localidad sino a
nivel de los pueblos vecinos, ya que se trasladan aquí para la celebración de
ceremonias religiosas tan importantes como «la Semana Santa», «el Corpus
Christi».", en las cuales la Iglesia se viste de gala.
A través del sentimiento religioso que nos une a la iglesia, manifestamos
nuestra cultura, cosa importante desde muchos puntos de vista, ya que siempre
hemos sido un pueblo religioso y debemos mantener ciertas costumbres que nos
identifican con nuestros antepasados.
Como muchos sabemos, su construcción duró mucho tiempo, pero podemos damos
cuenta claramente de que valió la pena esa tardanza y el sacrificio de aquellos
que hicieron posible la obra y a los que debemos agradecer éste tan bello
monumento que nos enorgullece a todos.
Ver el video conmemorativo, marcar aquí:
https://www.youtube.com/watch?v=YlV69yi2rWU
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
No hay comentarios:
Publicar un comentario