El amigo del
Puerto de la Cruz; SALVADOR GARCÍA LLANOS, remitió entonces (2014) estas notas
que tituló; “FRANCISCO GÓMEZ PÉREZ, HIJO PREDILECTO DE LA CIUDAD”: “… El oficial jefe del Cuerpo de la
Policía Local, Francisco Gómez Pérez, fue distinguido hace pocas semanas con el
título de Hijo Predilecto de la ciudad, según acuerdo adoptado por la
corporación municipal tras una iniciativa de la alcaldía.
El acto de imposición del título tuvo lugar en el salón
noble de las casas consistoriales portuenses. El alcalde, Marcos Brito
Gutiérrez, cedió la presidencia al titular del Gobierno de Canarias, Paulino
Rivero Baute. Entre los asistentes, el nuevo presidente del Tribunal Superior
de Justicia de Canarias (TSJC), José Ramón Navarro.
Le correspondió a Salvador García Llanos, periodista y
escritor, la glosa de la personalidad del homenajeado. Leyó el siguiente
texto, muy aplaudido: El poeta argentino Carlos Heitz, natural de Mendoza,
escribió: “Cuando patrulles la ciudad y sientas que es tu misión sagrada
custodiarla. Cuando el eco de tus pasos en la noche lleven tranquilidad y den
confianza. Y representes la paz en cada esquina, bajo el sereno control de tu
mirada. Cuando el frío y el sol muerdan tu carne, sin que se mueva un músculo
en tu cara. Cuando el miedo penetre en tus entrañas y encuentres allí un altar
de fe cristiana. Cuando tengas la humildad de los valientes para ordenar hacer
lo que más cueste y los hombres te sigan por ti mismo aunque vayas incluso hacia la
muerte. Cuando impongas respeto y disciplina, con tu sola presencia ante
quien sea. Cuando nadie juzgue nunca tu conducta, porque no das lugar para que
puedan; y el código de honor que guíe tus actos marque el norte vital de tu
existencia. Cuando en cada amanecer mires el cielo agradeciendo a Dios poder
decir “presente”. Cuando la lista de muertos día a día signifique para ti
deudas pendientes, y en el llanto de huérfanos y viudas encuentres para luchar
un aliciente. Cuando el surco caliente de una bala rompa el espejo negro del
silencio. Cuando florezca un clavel ensangrentado en el pecho de tu compañero y
eleves al Señor una plegaria sin rencor, ni queja ni lamento. Cuando debas
tirar y tu disparo sea sin odio y a la vez certero. Cuando aceptes morir solo
en la calle, teniendo como mortaja el firmamento, y aspires a formar junto a
los otros que hacen guardia junto a los luceros. Cuando seas imparcial contigo
mismo, sin creerte poseedor de las verdades, Cuando puedas reprimir impulsos
propios y logres irradiar, sin falsas poses, esa hombría de bien con que se
nace. Cuando estés penetrado totalmente, de tu hermosa misión en esta tierra,
Cuando no te encandilen los honores ni el poder se te suba a la cabeza; y el
dinero no pueda doblegarte ni ponerle precio a tu decencia. Cuando eso consigas
con tu esfuerzo, recién entonces habrá llegado el día en que puedas decir al
Universo: Por gracia, a Dios, SOY POLICÍA.”
Es un hermoso poema, titulado “Señor de ti mismo”, que
sirve para dimensionar la personalidad de quien hoy va a recibir la distinción
pública por antonomasia: portuense predilecto, por méritos, cualidades y
circunstancias.
El autor exalta las virtudes de quien asume, en la
historia de la sociedad misma, un papel determinante en la convivencia, en la
protección de las libertades y en la seguridad tanto individual como colectiva.
En esos versos retratamos a Francisco Gómez Pérez, el
más joven de cinco hermanos que tuvo enla abuela Hortensia la excelente
cuidadora de sus pasos, desde La Vera, el vínculo portuense de cada fin de
semana, de cada festivo, de cada verano; la evasión o la alternativa a los
largos cursos del colegio San Ildefonso y a la residencia en la capital.
En esos tránsitos, que incluyen el universitario
lagunero, se fraguó la vocación policial. Parecía que podría la militar, que
para eso estaba el coronel artillero Miguel, pero no acababa de gustar y la
licenciatura en Derecho daba como mucho más juego, tal fue así que, bajo la
diestra batuta de Juan del Castillo León, opositó a la Jefatura del Cuerpo
de la Policía Local, a la que accede en junio de 1982, siendo alcalde el
recordado Francisco Afonso Carrillo. Nuestro Hijo Predilecto rememorará que
aquella noche, un aprendiz de periodista al que hoy ha obsequiado la
oportunidad de ser el introductor de sus honores, le tomaba sus primeras
declaraciones como nuevo ‘Jefe’.
Paco es, pues, un policía de la democracia que puede
presumir de lealtad al haber servido a cinco alcaldes portuenses. Lo ha hecho,
además, como debía, esto es, cumpliendo, razonando, tolerando, instruyendo,
ideando, buscando soluciones, sugiriendo medidas, extremando precauciones y
hasta discrepando, como siempre ha hecho, de forma respetuosa.
Que nos perdonen los puristas por esta concatenación
de gerundios pero en ella se sustancia buena parte del ejercicio profesional de
quien ha acreditado ser un probo servidor público, un policía que ha querido
trabajar siempre con eficacia y sin alharacas, con rigor y sin negligencias,
con un estricto sentido del cumplimiento del deber y una actitud consecuente
con el carácter jerárquico de la organización y el método de funcionamiento.
No ha sido Gómez Pérez un policía rutinario al que el
mecanismo anulara capacidad de acción o iniciativa. Al contrario, su
preocupación por la formación de los integrantes del cuerpo, por la
especialización, por la coordinación efectiva con otros organismos policiales,
por la cooperación con la Administración de justicia y por la restructuración
de las policías locales; así como su sólida formación técnico-jurídica, han
hecho que su criterio sea tenido en cuenta en foros e instancias donde le fue
pedido.
Un policía de la democracia empeñado en que quienes
escogieron tal profesión sean cercanos, estén pegados a las necesidades o las
demandas del pueblo, compartan sus afanes, les auxilie, les informe y les
prevenga, les haga sentir a los ciudadanos seguros y sujetos activos del Estado
de derecho.
Ese policía atesora razones para ser nombrado Hijo
Predilecto de la ciudad, título que podrá parecer exagerado o excesivo (y no es
malo que haya aristas o visiones discutibles) pero que es completamente
ajustado cuando se repasa su trayectoria profesional, su dedicación y los
servicios prestados. No sólo son las decisiones que ha tenido que adoptar en el
desempeño de sus funciones. También están los riesgos físicos asumidos en
sucesos. Y la atención dedicada a vecinos de toda condición social. Y el esmero
para que el visitante, de cualquier nacionalidad, se llevara la mejor
impresión. Y el propósito de que el cuerpo que dirige ofrezca en cada actuación
su mejor y más eficaz versión. Y la solícita colaboración con el estamento
militar y el poder judicial. Y el comportamiento atento, solidario y diligente
del funcionario.
Si a todo ello se suma su condición de esposo y padre
ejemplar, de portuense comprometido de verdad con los valores y la proyección
de la ciudad, con su idiosincrasia, la decisión corporativa se justifica por sí
sola.
Si el Reglamento de Honores y Distinciones habla de
méritos, cualidades y circunstancias, podemos decir que en el ejercicio de sus
funciones y responsabilidades, el Hijo Predilecto ha contrastado su pericia, su
celo y su solvencia.
Se nota hasta en esos testimonios que brotan
espontáneamente del ciudadano sabio. Rescatemos uno, con permiso del
homenajeado, que es indicativo de cuanto decimos. El 18 de abril de 2007, seis
días antes de cumplir 99 años, el ciudadano Rafael Abreu González, a
quien tanto apreciaba, le dedicó el poema titulado “¿Quién es él?”. Dice:
“Es un joven funcionario; su oficina, en el Penitente.
Atiende y aconseja a la gente pero no cobra ‘honorarios’.
Seguro que es progresista, correctamente educado,
positivamente ilustrado: fotografiando, un artista.
Joven e inteligente, amigo de los amigos, no se le
conocen enemigos: los tiene, seguramente.
No tiene ningún estrés. Dirige a la policía,
trabajando día a día, ¿adivíname quién es?”.
Así, esmerándose día a día, incluso en circunstancias
adversas de salud, luchando contra la incomprensión y los imponderables, contra
la limitación de recursos, Francisco Gómez Pérez, Hijo Predilecto del Puerto de
la Cruz –para que nos vayamos familiarizando-, se ha granjeado el respeto y el
afecto de agentes sociales, funcionarios e integrantes del Cuerpo de Policía
Local que dirige y que está considerado como de los más destacados de Canarias.
Reciba, junto a Ana, su esposa; sus hijos, Francisco,
Salvador, Felipe y Ana Georgina; sus hermanos Salvador, Luis, Miguel Ángel,
Carlos, y demás familiares, nuestra sincera felicitación que seguro es la de muchos
portuenses y a la que él corresponderá con creces.
Como lo hizo en su día el poeta cubano Nicolás
Guillén, quien llevara a España en cuatro angustias y una esperanza, autor de
un poema de profundo sentido simbólico que eleva la dignidad de la función
policial a la que Paco, en la escala local, ha dedicado tantos empeños.
Que la esperanza, por cierto, siga siendo una constante. Estos son los versos y
con ello concluimos:
“La policía (paso de alfombra y ojo de gato) mira
en la sombra. Vigila el gato. Pasa una sombra. La Policía se hunde en
la alfombra. ¡La policía! ¡Alzad la alfombra! ¡Matad el gato que está en la
sombra!”…”
BRUNO JUAN
ÁLVAREZ ABRÉU
PROFSOR
MERCANTIL
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