El amigo del Puerto de la Cruz ex alcalde de la ciudad;
SALVADOR GARCÍA LLANOS remitió entonces (08/05/2021) estas notas que tituló: “SERIAS O
SONRIENTES, IGUAL DA”: “…Bellas, bonitas, naturales, atractivas,
dignísimas de primeros planos, sonrientes o serias, qué más da, si los valores
confluyen en perfiles estéticos que despiertan admiración.
Zoilo
López Bonilla, Zoilo Lobo, las conservó así, en el siempre sugerente blanco y
negro de toda la vida y ahora nos las devuelve sin mácula, tal cuales, luciendo
en carnavales, en romerías, en correrías de juventud o madurando, con esos
gestos que el tiempo no borró y con las miradas a cámara para exaltar la
sorpresa, la templanza y hasta la lozanía tan característica de una fase
existencial.
Zoilo
ha vuelto a casa, al Instituto, con parte de un nutrido archivo, conservado
hace varias décadas y para alumbrar ahora sin nostalgia no que cualquier tiempo
pasado fue mejor sino que nosotras, las de entonces, ya no somos las mismas,
parafraseando a Neruda, pero conservamos –dirían ellas- encantos y hemos
recorrido la vida con sus experiencias, con sus adversidades, con sus momentos
gratificantes, en casi todos los casos con retoños que florecieron y les dimos
la calidez materna, acaso un don inigualable en esa densa trayectoria.
El
autor, licenciado en en Historia del Arte, nos ha traído, en su viaje anual
desde Catalunya, Féminas, un
canto a la lindura y a la sutileza, más de treinta revelados con los que, de
alguna manera, nunca se alejó del Puerto, de aquellos ambientes que vivió desde
una óptica privilegiada. Tiempos de esplendor y de garbo. También de donaire. Y
de ocurrencias. Aquí están las pruebas.
Las
captó con sentido de la oportunidad, las plasmó con el esmero que descubrió con
el paso de los años. Porque en aquel momento pudo ser un disparo, una
visualización fugaz. Pero ahora son la prueba de que el trabajo fotográfico tiene
una recompensa a posteriori, sobre todo sentimental, que ha de ser valorada en
su justa medida para contrastar, entre otras cosas, hábitos, modos y
costumbres, para descubrir los reflejos de una época en la que vivimos/vivieron
con las ilusiones propias de la pubertad o de la adolescencia.
Sabido
es que atravesamos una época en la que se profundiza una crisis de la
civilización, lo cual implica, en alta medida, la caída y la pluralización de
los semblantes. Se constatan cambios en las concepciones, modos de ser, en los
goces y las identificaciones sexuales, en los semblantes del ser mujer y del
ser hombre, cambios en los modelos de familia y en las relaciones que
establecen las mujeres.
Por
eso, Féminas es una
colección, esencialmente el retrato de una época, pero válida para acercarnos
al feminismo que explica qué es una mujer, por un lado a partir de un discurso
esencialista que plantea una diferencia sustancial con el hombre; y por otro,
desde el concepto género que sustenta los comportamientos y los papeles de
hombres y mujeres, la feminidad y la masculinidad, como producto de
determinaciones socioculturales e históricas que, actualmente, se están
transformando.
Zoilo
nos debía esta serie después de que el año pasado rescatara a portuenses y
personajes populares de toda condición que se divirtieron, trabajaron y
ambientaron un Puerto único, sin exageración. Entonces no había mujeres y
seguro que más de una lo reprobó. Aquí salda su deuda, nos devuelve a la ciudad
bulliciosa y laboriosa. Pero, sobre todo, a las mujeres bellas, bonitas,
naturales, atractivas y dignísimas de primeros planos, los que el fotógrafo
busca y atrapa a veces sin querer pero a veces también con un resultado óptimo.
Creemos
que es el caso de Féminas. El
primer plano es aquel que en un retrato va desde la
frente de la persona hasta la barbilla, aproximadamente.
Cuando se amplía, cobramos cierto grado de intimidad y realismo, con el gesto o
el rictus exacto, ya que estaremos muy próximos a la mirada de nuestro
retratado, y eso nos hace ganar en cercanía.
Si se fijan,
gana la expresividad. Si un rostro termina siendo protagonista total de la
foto, el plano tendrá sus puntos clave. La emoción que se exprese, ya sea de
sorpresa, miedo, felicidad, duda, amor, enfado, ira o tristeza, eso es lo que
se va a resaltar. Si nos acercamos a la persona y fijamos el objetivo, se
adivinará, como primera consecuencia, la tensión, lo lúdico y hasta el
dramatismo.
Lo cierto es
que del archivo de Zoilo Lobo, emergieron las Féminas de su inspiración, cámara en ristre. Hoy nos
refresca su mirada, su sonrisa, sus tics, esas emociones que parecían perdidas
pero que estaban ahí, como suele decirse, para la posteridad. Todas se
alegrarán de verse.
Y como en
aquella canción de Barbra Streisand, The way we were (Tal como éramos, en español), contemplamos
“Imágenes dispersas/ de las sonrisas que dejamos atrás,/ sonrisas que nos dimos
el uno al otro,/ por la forma en que estábamos./ ¿Puede ser que todo fuera tan
simple entonces?/ ¿O el tiempo ha vuelto a escribir cada línea?”.
Como que
Zoilo tiene la respuesta…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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