En el muro del facebook de la amiga de la Villa de La Orotava MONTSE
QUINTERO, aparece un magnífico y extraordinario trabajo del también amigo JESÚS
ROCÍO RAMOS que comparto con su permiso, adaptado por ÁNGELA PÉREZ ROCÍO, que
se titula “ÁNGELES SOSA “LA COSTURERA DE ROPA DE HOMBRE”, referente a este
histórico gremio femenino que trabajó a lo largo de años en la Villa de La
Orotava. Y que el amigo Jesús Rocío Ramos captó de notables fotografías que se
encontró en el baúl de los recuerdos referente a la destacada modista de
hombres de la Villa; ÁNGELES SOSA: “…Mi comentario de hoy es para recordar
a la inolvidable Ángeles Sosa Rodríguez, la que sin ser familia de nosotros la
queríamos con locura, por su forma de ser la llamábamos “Tatá”. Era conocida
como la costurera de ropa de hombre. Ella aprendió siendo operaria en el taller
del sastre Don Lorenzo Villavicencio de La Orotava. Yo la conocí de niño,
cosiendo en una pequeña casa terrera en la calle la Quinta con su madre. Era
muy amiga de mi abuela paterna Buen Viaje y mi tía Higinia; al morir su madre
se fue a vivir a la casa de mi abuela y al morir esta, se quedó viviendo con mi
tía en la calle de Meneses, donde ella cosía en su pequeño taller. La gente le
llevaba los cortes de tela que ella les decía y siempre le sobraba para hacerme
unos pantalones cortos a mí. También la tela para los forros, ella cogía las
medidas, las cortaba, los hilvanaba y se los mandaba para ponerlos en pruebas o
terminar a unas mujeres que trabajaban en sus casas para ella. Recuerdo ir a
llevarlos a la calle del Calvario en casa de Doña Lola, la mujer de Don Vicente
Lucas y a la calle Verde. Yo creo que a pocos hombres de aquella época no les
hizo un traje. Venían de otros pueblos hacérselos con ella. Es de suponer que
habrían muchas más costureras de ropa de hombre, pero puedo asegurarles que
ninguna era tan famosa y más popular que ninguna. Era muy cariñosa, se paraba a
hablar con la gente en la calle y nunca tenía prisa, siempre con sus chistes y
bromas; si salías con ella te desesperabas. No daba un paso sin que ella no
hablara con alguien. Todas las tardes con
mi tía, venían a mi casa y al fallecer
mi tía ella decidió venirse a vivir con
nosotros y mientras pudo no dejo de ir a
su casa por el día. Luego se enfermó y en mi casa falleció, dejando entre sus
recuerdos un montón de fotos, de la cuales no sé quiénes son y como comenté y
expuse en mi anterior comentario (el gramófono de mi tía) y que hasta hoy no se
ha manifestado nadie, tal como prometí hoy vuelvo a poner otras pocas para ver
si de esta vez hay más suerte y puedan ser reconocidas para poderles dar unas
copias. Hoy están ambientadas con la música de otro disco que sonaba en el
gramófono de mi tía…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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