En el muro del
facebook de la amiga de la Villa de La Orotava MONTSE QUINTERO, aparece un
magnífico y extraordinario trabajo del también amigo JESÚS ROCÍO RAMOS que
comparto con su permiso, adaptado por ÁNGELA PÉREZ ROCÍO, que se titula “AQUELLAS
MODISTAS, COSTURERAS, CALADORAS, BORDADORAS Y DEMÁS ARTESANAS”, referente a
este histórico gremio femenino que trabajó a lo largo de años en la Villa de La
Orotava. Y que el amigo Jesús Rocío Ramos captó de una notable fotografía que
se encontró en el baúl de los recuerdos referente a la destacada modista de la
Villa; CARMEN “FEBLES”: “…Como siempre digo en mis comentarios, hoy mi tema es
de aquellas personas que se dedicaban a coser; unas como modistas y otras como
costureras. Las que yo conocí a través del tiempo, seguramente habrían muchas
más de las cuales no puedo comentar, por no tener conocimiento de ellas. Voy
empezar con las modistas: Carmen Febles, que tenía el taller de alta costura en
la calle de León, Obdulia Quijada en la calle de la carrera, María Jesús
Guardia, en Los Cuartos, Angelilla Hernández (la de Falo) en la calle Castaño
(hoy, Dtor Domingo Glez), Carmen Gómez en la calle “Los Limoneros”, Line Acebal
en la calle Rosa de Ara (La Magnolia), Mariquita Glez en la calle de San Juan,
Pino Árbelo en la calle Calvo Sotelo (Pescote), Margarita Gómez en la calle del
Duque, Heliodora Rodríguez en calle Calvo Sotelo ( Pescote), Isabel en calle
del Duque, Susana en la calle de Meneses, Lola en calle las Topas y Doña Lola
en calle San Juan. Doña Concha y Doña Eusebia en la plaza del Calvario,
Margarita Hernández Pérez en la calle los Peralitos (La Piedad). Y otras
costureras, Ángeles Sosa en la calle Meneses, Dolores (la de Casimiro) en la
calle del Duque. Mi tía Carmen Rocío, Celia Reyes en la calle Calvo Sotelo
(Pescote), Siña Higinia en la calle del Castaño (hoy Domingo González) y en la
misma calle Conchita y Justa. Siña Esperanza en la calle León, Eladia Morales
en el callejón del Pico. Herminia, María Jesús, y Ángela y su sobrina María en
la calle del Marqués y otras que se dedicaban ir a coser a las casas como: Doña
Eusebia González la de la calle Garaboto, Doña Joaquina la del Monturrio, Doña
María Luisa la de Los Pinos, María Luis y Concha su hermana en el callejón del
Lomo, mi tía María en calle León, Meca la del callejón del pico y Clementina
Pelayo en la calle de la Estopa.
También conocí talleres de calados el de Doña
Mariquita Padrón en la calle León, el de Doña Ángela Machado en la calle de San
Juan, el de Doña Regina en la calle Salazar y después en el paseo
Domínguez Alfonso, el de Domingo Burgos
y su hermana Pura, Magdalena la de la calle del agua, mi cuñada Guillermina
Rodríguez en la calle Calvo Sotelo (Pescote), Daniel Sálamo en la calle Castaño
(Domingo Glez), Candelaria Estrada en la calle Centella y Adela “la Pinta” en
la calle San Juan. Entre otras, porque sé que en cada casa había alguien que
tenía un bastidor. Como bordadoras, también conocí a Luisa Estrada en la calle
Tira la manga (hoy La Candelaria), a las hermanas Demetria, y Petra y a las
hermanas (Baute): Audelia, Angelita y Carmela en la calle del cantillo. También
conocí a los sastres: Don Lorenzo Villavicencio en la calle del Calvario,
Manolo y su hijo Sergio en la calle del Marqués, Catalá en la calle de la
Carrera, a Juan Lorenzo en la Avenida de Emilio Luqués, y Don Juan Otazo, que
cogía las medidas y los trajes los traían de la Península. En Crochet conocí a
Doña Dolores Álvarez en Los Peralitos (La Piedad), Aleida en la calle Rosa de
Ara y Lola (Abrante) en la calle del Castaño (hoy Domingo Glez).
Solo queda activa La Casa de los Balcones…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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