En
el muro del FACEBOOK del amigo de la Villa de La Orotava JESÚS ROCÍO RAMOS, aparece
un magnífico y extraordinario trabajo suyo que comparto con su permiso,
adaptado por ÁNGELA PÉREZ ROCÍO, que se titula “PANADERÍA DE “PANCHO EL COJO””,
referente a la histórica e inolvidable panadería
de la calle Marqués – La Canal de la Villa de La Orotava. Que el amigo Jesús
Rocío Ramos captó de notables fotografías que se encontró en el baúl de los recuerdos:
“…Hoy en mis paseítos
mañaneros, mientras caminaba, me iba fijando en las puertas de varias casas, en
las cuales colgaba una bolsa con el pan. Me hizo pensar que si esto hubiese
sido en mis tiempos, no habría durado un segundo, pero recapacité y me dije:
“No seas bobo Jesús, ya no te acuerdas de que en tu tiempo casi no había pan,
¡cuántas colas hiciste!”, y seguí caminando. Al pasar por la calle Márquez, vi
que estaba colgando el pan en la puerta de la que fue una de las grandes
panaderías, conocida como la de Pancho “el cojo”, y Doña Concha. Me hizo volver
al pasado y me pareció sentir el chirrido de las ruedas de su carreta, que tan
alegre montaba; tal vez con la leña para el horno que utilizaba para elaborar
el rico pan de aquel tiempo, no el soplillo que nos hacen hoy. De dicha
panadería aprendieron sus hijas: Juana, Jovita, Agustina, Conchilla y
Margarita. Juana y Jovita, pusieron sus propias panaderías, las cuales siguen
activas con grandes aciertos. Agustina era muy buena dulcera y de Conchilla
murió Joven, no sé nada de ella. Margarita fue la que se quedo con dicha
panadería, de la cual recordamos sus ricas tortas de manteca y las de millo.
Cosa curiosa, a todas se les conocía, no por sus apellidos, sino por las de
“pancho el cojo”, con ellos estaba un hombre, lo llamaban “Cristóbal Maleta”.
Era muy popular, pero no sé nada más de él. Su hija Juana era de esas personas
que se dejaban querer, yo le tenía un gran aprecio. Su hijo Yeyo, D.E.P., y yo
fuimos buenos amigos, y hay que ver cómo son las casualidades, que ya me venía
de regreso y me encontré con Margarita que llegaba con su linda nieta, está muy
lúcida y conduce como siempre, muy agradable. Juntos comentamos lo de los panes
en su puerta y evocando los recuerdos nos dijimos: “. Lo que va del ayer al hoy…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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