En el muro del FACEBOOK
del amigo de la Villa de La Orotava JESÚS ROCÍO RAMOS, aparece un magnífico y
extraordinario trabajo suyo que comparto con su permiso, adaptado por ÁNGELA
PÉREZ ROCÍO, que se titula “FELIZ
CUMPLEAÑOS ONELIA”, referente al cumpleaños
de su querida hermana ONELIA ROCÍO RAMOS, popular por su histórico merendero,
especializado en el conejo en salmorejo y el buen vino: “…Hola querida Hermana, volvió el 7 de septiembre, fecha inolvidable por
ser tu cumpleaños. Para mí y para toda la familia nos llena de orgullo y
satisfacción, que a pesar de los años que dejaste en tu negocio te sigan
recordando y añorando con mucho cariño. Pero hoy voy a cambiar aquellos
recuerdos por otros, que creo yo, que para ti fue lo más hermoso de tu vida, el
de tu boda, y siendo con el tu único amor, Pepe Rivero. Más tarde el bonito
regalo de ser madre de tres hijos: Ángel, Juani y Gini. Aunque yo tenía trece
años, la recuerdo perfectamente. Fue el diecisiete de marzo del año mil
novecientos cuarenta y siete. La boda se celebró en la Iglesia de San Juan
Bautista. ¡Cuántas chicas fueron a verte casar y a votarte flores!, porque el
arroz en esa época era muy escaso. El banquete fue en nuestra casa. Madre mía
cuanta gente invitada y otros que no sabíamos quién los había invitados. La
loza era prestada por los vecinos como eran en todas las bodas, las cuales se
marcaban con hileras y esparadrapos para poderlas devolver, ya que en aquel
tiempo no había donde alquilarlas como hoy. Las mesas quedaban muy bonitas
porque las adornaban con espárragos y flores. La boda fue solamente de dulces
en gran abundancia, eran de la casa de tío Égon. Las llamadas sopas (hoy
tartas) y los cuellos de almendra de la casa de Guadalupe la de la calle verde,
los rosquetes de casa Doña Juana la manobuena y los crocantes de casa Siño
Victoriano Sosa, junto con vino, cervezas, sidras. Recuerdo que Cayetana y
Evelia estuvieron todo el día anterior cargando las cajas con los dulces,
porque el medio de locomoción era muy poca. En aquella época, los invitados
venían a la casa de la novia para ir hacia la iglesia y antes de partir, eran
brindados con rosquetes y una copa de vino. Los padrinos fueron Ernesto (papá)
y tía Higinia, que lucía peineta y mantilla, que a pesar de ser pequeña lucía
muy elegante. Mi padre brindando por la felicidad de los novios, la gente
comentaba asombrada porque a la boda fueron dieciocho coches (que dirían hoy).
Delante de los novios iban las niñas: María Luisa, Nena (mi hermana), María
Benigna y Lala. En aquel tiempo era costumbre que los invitados mandaran una
sopa (tarta) y fueron tantas que no sabíamos dónde ponerlas. También era
costumbre que a los vecinos, y a los que prestaron la loza, al día siguiente
mandarle un trozo de tarta, dulces, un litro de vino y una sidra. De llevarlas
se encargaban Cayetana y Evelia (por las propinas). Mi madre tuvo un gesto muy
bonito, en el cual me mando con unos dulces para que se lo repartiera los
chicos que estaban en la calle. En las fotos se ven entre otros: Cristóbal
Glez, Jorge Álvarez, Don Manuel Vivas, Don Juan Álvarez, Norberto Yanes, mis
hermanos Evelio y Justo y yo entre ellos. Mi madre no salió en ninguna foto, porque
fue la que junta con las vecinas Luisa y Candelaria Estrada, Isabel, Evelia,
Cayetana y mis hermanos Justo y Evelio fueron los que se encargaron que todo
saliera bien. Ya de tu boda hace setenta y cuatro años y le doy gracias a Dios
por poderla contar.
One, hoy en tu cumpleaños
espero que te sientas tan feliz, como yo, porque este bello recuerdo no puede
faltar en mi baúl. Un beso y un fuerte abrazo. Feliz Cumpleaños hermana…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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