En el muro del
facebook de la amiga de la Villa de La Orotava MONTSE QUINTERO, aparece un
magnífico y extraordinario trabajo del también amigo JESÚS ROCÍO RAMOS que
comparto con su permiso, adaptado por ÁNGELA PÉREZ ROCÍO, que se titula “MI PASO POR LAS FIESTAS DE LA
PIEDAD Y SANTA CATALINA”, referente a la histórica fiestas de los famosos Barrios de la Villa de La Orotava “LA PIEDAD Y SANTA CATALINA”. Y que el amigo Jesús Rocío Ramos captó de notables fotografías
que se encontró en el baúl de los recuerdos referente a las fiestas de los
inolvidables Barrios orotavenses: “…En mis tiempos de
adolecente transitaba en el barrio de La Piedad, y atraído por el equipo de
fútbol, el inolvidable “Unión Piedad”. Todos los chicos de mi época éramos muy
aficionados con el equipo. Cuántos viajes hize en el camioncito de José Guardia
al campo de fútbol en el quiquirá, a verlos jugar con el C.D. Calvario, al
Puerto con el once Piratas, y a la Rambla. Ganáramos o perdiéramos regresamos
cantando la canción (“DEUDA”), que era una de las canciones preferidas de
Hilario, y terminábamos bailando en el local de la casa de su padre, Siño
Hilario, donde estaba la sede del equipo en un cuarto que daba para la calle.
Los amenizaban unos tocadores con guitarras, bandurrias y violines subidos en
una mesa en una esquina del local. En un lado de la pared estaba pintado con
letras grandes “Unión Piedad”. Era donde vivía el alma mater del equipo,
Hilario Hernandez Pérez; presidente, entrenador, un hombre del fútbol, y
aficionado al Celta de Vigo. Allí empecé a conocer a su gran familia, y a
quererla. Nunca olvidaré el cariño, como me trataban y sobre todo, su madre,
Siña Pepa. Ya de aquel equipo y amigos quedamos pocos. Recuerdo la excursión
que hicimos a Las Cañadas con el equipo en el camión de José Guardia. Cada uno
llevábamos la comida y en el llano de Maja jugábamos un partido y yo, que nunca
fui futbolista, jugué. Me dieron una fuerte patada en el tobillo, se me hincho
y gracias al Rubio “el bubango” que me cargo a la pela. Ya de regreso, al pasar
por él en el camino de Chasna nos paramos en la casa de mi hermana y como si
fuera poco, el amigo Antonio Hdez (padre de los Millitos), me dijo que él me lo
curaba; me estrego con una cáscara de plátanos y vaya cura. Estuve lesionado
varios meses, en la casa de Siño Hilario, siempre había gente porque aparte de
la venta, tenían una bodega, el taller de costura de su hija Margarita y la
escuela de Hilario. Enfrente, estaba la casa de Don José del Campo. En ese
entonces vivían los que con el tiempo, fueron los suegros de Hilario: Don Juan
Hdez Torres y Doña Juana Sánchez, padres de los buenos amigos: el buje Juan,
Isidoro, Nolito, Antonio, Graciano, María Lola, Higinia, y Lala. Después se
mudaron a la calle del Castaño (hoy Domingo Glez) a la casa propiedad de Don
Buenaventura Pulido y allí montaron una bodega, en la cual fue cuando empecé a
ser uno más de la comisión de fiestas, siendo el presidente el nombrado Don
Juan Hernández Torres. Ese año dentro del programa de las fiestas y por
iniciativa de Daniel Sálamo, se organizó la elección de la reina de las
fiestas. Se presentaron siete señoritas que ataviadas con los trajes típicos de
las siete Islas Canarias, compitieron en la elección a reina, que se celebró en
la antigua Sociedad del Team bodega (casa Don Victorino), siendo por votación
popular y la más elegida la señorita Lilia Estévez, que lucía el traje de
Tenerife. Terminada la elección, desfilaron en caballos en la Cabalgata,
resultando muy bonito, y finalizando con un baile en dicha Sociedad. Quiero que
quede claro que yo participé muy poco en ese año. Todos los méritos por su
trabajo eran para el amigo Daniel Sálamo. Al siguiente año, la comisión nos
reunimos después del trabajo, en el comedor de Siño Hilario, tomándonos unos
vasos de vino y chochos (que teníamos que pagar todos). Se nombraba al
presidente que era el encargado de buscar permisos y los fuegos, a Hilario en
calidad de tesorero, repartir las listas para salir a pedir por las casas en
parejas los Domingos. Dos meses antes de las fiestas, ellos iban por todos los
barrios e Hilario y yo en el pueblo. Cada uno tenía encomendada una misión.
Hilario era el de la tómbola, los demás, tal vez la parte más dura, arreglar la
calle, porque en aquella época era de piedras. Cargar las plumas, montar el
escenario poner las vallas, poner las sillas y recogerlas, pintar y
acondicionado la Ermita, pegar las banderitas, poner las plumas y todos
pegábamos las papeletas para la tómbola y a mí la contratación de las
Orquestas. Pasaron por las fiestas: Los River Plate, Las Canarias, La
Casablanca, la Juvenil de Peyo, Los Palmiser, los Rialtos, y la orquesta del
Liceo Taoro. En aquel entonces, ya yo había organizado junto con la Peña Los
Chiringuitos, los Festivales de Variedades en las fiestas de La Orotava, y les
propuse de hacer un festival , y así fue, confiaron en mí y pasaron por dichos
festivales de La Piedad, en el tiempo que yo los organice cantantes,
Ilusionistas, Rapsodas, Tiros, cómicos, grupos folclóricos, etc, pero antes de
seguir mi comentario quiero que quede bien claro que yo no soy el protagonista,
si fui el organizador contando con la colaboración de la magnífica comisión que
teníamos, sin ellos yo no me hubiese atrevido a organizarlo.
Continuará…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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