Carlos González que conocíamos por Carlos el de “La Campana”, nos dijo
adiós definitivamente el viernes cuatro de marzo del 2022.
Carlos nació en una casita en la calle El Calvario de la Villa de La
Orotava, que contenía entonces una ventana y una puerta, casita que mi padre
Juan Álvarez Díaz adquirió en propiedad conjuntamente con otra de igual
estructura para fabricar su industria de suministros y que en la actualidad es
mi domicilio familiar.
Precisamente se crió con su madre que se conocía por “Rosalía”, y sus
hermanos Pepe conocido por “Pepe Arencibia” y Lalo que estudió conmigo en el
colegio de San Fernando en la calle de San Francisco.
Me cuentan que tuvo otro hermano, que
fue atropelladlo por un automóvil en la misma calle El Calvario en su infancia,
y le ocasionó la muerte.
Carlos era un gran deportista, jugó al fútbol al igual que su hermano Pepe,
jugaban de portero, el hermano menor Lalo fue árbitro.
Precisamente fue portero de Acción Católica, Unión Piedad, Racing Orotava e
Imperial.
En el baloncesto parece que, Carlos y Pepe también se forjaron en la cancha
de Franchi Alfaro frente a su casa, en pista de tierra. Pepe en el CB
Independiente y Carlos en el CB. Calvario, además en la pista de la Terraza del
Atlante jugó en el Rayo San Isidro.
A título anecdótico jugando en esta cancha del Atlante frente al CB. Santa
María del Puerto de la Cruz, un día lluvioso, era tanto su agresividad por
combatir por su equipo el Rayo San Isidro, en muchas ocasiones terminaba por
precipitarse en los charcos como si lo hiciera en los tristemente desaparecidos
bajíos de la Coronela de Martiánez.
Mi amistad con Carlos fue de toda la vida, le apreciaba y le quería, éramos
como familia, ya que nos criamos y convivimos en la misma calle. Carlos trabajó
toda su vida en la famosa y inolvidable peletería de la Calle El Calvario de la
Villa de La Orotava “La Campana”, de empresarios de origen italianos, de aquí
su apelativo “CARLOS EL DE LA CAMPANA”.
Formó una gran familia, que habitó en el
Barrio de San Antonio, ya jubilado me
lo tropezaba habitualmente cuando salía de mi trabajo de docente en el
IES La Orotava Manuel González Pérez.
Antes vivió en el barrio orotavense de la Piedad, en donde fue un gran
colaborador con sus fiestas populares, recuerdo cuando visitaba a mi mamá María
del Carmen Abréu González “modista de caballero” en su casa de la calle El Calvario,
para cobrarle la cuota anual referente a las fiestas del barrio, que mamá en su
juventud pertenecía a la lista de
proveedores de las citadas fiestas populares.
En mucha ocasiones me facilitó fotografías históricas de los equipos de fútbol
y baloncesto en los que el formó parte.
En una ocasión lo invité a participar en Tertulia Villera en la desaparecida
emisora local de televisión.
En la vida fue una excelente persona, comunicativa, fraternal, tenía un
corazón de oro, amigo de todos sus amigos.
Así pues, amigo Carlos, espero que en ese paraíso eterno disfrute de la
tranquilidad y la esperanza que se te merece, aquí dejas una gran familia, una
gran señora que en su vida fuera una extraordinaria compañera.
Un abrazo Carlos, hasta pronto.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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