viernes, 8 de junio de 2018

ANTONIO PLATERO “GUARDAMENTA” RECONOCIDO, EN EL C.D REALEJO, C.D PUERTO CRUZ Y C.D TENERIFE Y OTROS


Fotografía: Antonio Platero defendiendo la portería del CD. Tenerife, temporada 1961 - 1962.

Mi amigo de La Vera; Villa de La Orotava – Puerto de la Cruz: JOSÉ PERAZA HERNÁNDEZ remitió entonces (08/06/2018) estas notas y foto, que tituló; “ANTONIO PLATERO “GUARDAMENTA” RECONOCIDO, EN EL C.D REALEJO, C.D PUERTO CRUZ Y C.D TENERIFE Y OTROS”: “…Cuando se nos va, un amigo, vecino, un conocido, o un allegado, es raro que digamos, que era mala persona, e incluso, decimos, que era algo rarito. Siempre, he oído, decir que bueno era, una gran persona, todo son halagos.
Pues en el caso que me ocupo hoy, tengo que decir que los halagos son muy bien merecidos, hablo como amigo, vecinos, ya que es una persona muy atenta, en todo momento. Pero, hoy quiero halagarlo, como guardameta, como ex portero, fue una maravilla, aquí, el sí reconoció, los halagos como los millones de aplausos, en cada partido, desde que salía al terreno, y así hasta el final del encuentro.
Desde niño, me cuenta que era muy bueno jugando a la pelota, por lo que ha nacido desde la cuna, con él sueños.
En todos sus años defendiendo los colores allá donde ha estado, se ha escrito muchos ríos de tinta, sobre papel, sobre las máquinas de las prensas.
José Antonio Hernández González, más conocido como Antonio Platero. El platero ha sido conocido como platero en el campo como en la calle.
Hay que decir que lo que él fue, no le vino del cielo, él se ha entregado con cuerpo y alma, y hay que recodar, que ha tenido un buen maestro, como fue el amigo Sedomir, otro hombre, que se dejo media vida, para defender los colores realejero. Aún que hay que decir que antes de entrenador fue portero.
Donde quiera que nuestro amigo Antonio a estado ha sido una seguridad en fútbol, allí donde ha estado, como en el mismo Realejo, Puerto Cruz, como en el Club Deportivo Tenerife. Ha dejado historia en categoría nacional. Hace unos días, que salió un artículo por Juan Galarza, con fecha de 25 de mayo del presente año 2018. Que habla paso a pasa, su recorrido, por lo que, con el permiso, y con todos los respetos, añado esa interésate escritura que hace con referencia a nuestro amigo Antonio el “PLATERO”, donde doy paso a su historia, la que dice así:
Originario de Los Realejos, donde defendió los colores de su equipo representativo, Platero dio el salto al Tenerife en el curso del estreno en Primera División, en el mes de enero de 1962, cuando ya se había disputado más de media vuelta de la competición. Las exigencias del servicio militar apartaron a Ñito de la titularidad, de manera precipitada, tras once partidos jugados, y el club tuvo que buscar refuerzos por la vía de urgencia. La coyuntura de que el segundo portero, Cuco, pudiera sufrir una lesión, precipitó la tarea, eligiéndose a dos guardametas de la Isla: el canterano Cándido, del filial Tenerife Aficionado, y el mencionado Platero.
Tras iniciarse en el juvenil San Agustín, Platero había completado con el Realejos cuatro campañas en Primera regional, la última de ellas con Justo Gilberto, que meses antes accedió también al Tenerife, para orgullo de los aficionados norteños.
En coincidencia con su llegada al Heliodoro Rodríguez López, el corresponsal del semanario “Aire Libre” en la zona norte, Salvador Pérez, que firmaba con el seudónimo Paladín, definía sus cualidades: “Buena estampa física, cosa siempre necesaria, principalmente para los balones altos. Agilidad felina. Le hemos visto paradas escalofriantes por esta virtud. Reflejos rápidos y certeros. Todo unido a buena colocación y blocaje”.
A falta de cuatro jornadas para el cierre, el Tenerife estaba virtualmente descendido. Tocaba recibir al Racing santanderino, un rival directo, y solo valía el triunfo. Pero el marcador no se movió, para gloria del visitante, que canjeó el empate por un punto salvador. Encima, Cuco tuvo que retirarse antes del descanso, lesionado en un hombro. Aunque su relevo fue Cándido, Enrique Rabassa decidió que Platero disfrutase también de la dicha del estreno en Primera, en la fecha de despedida de la categoría, ante el Osasuna, en el estadio santacrucero.    
Se impuso el Tenerife (3-1) y el guardameta salió airoso del lance, “con un par de intervenciones de mérito, muy aplaudidas, y algunos golpes de fortuna”, según refieren las crónicas. Entrevistado después del partido, Platero confesaba que se había sentido tranquilo, ayudado por su propio temperamento. De hecho, el técnico catalán siguió contando con sus servicios en el torneo de Copa, donde debía enfrentarse al Real Oviedo, en octavos de final, tras apear al Atlético Baleares.
La ida se jugó en casa y no pudo salir mejor: ganó el Tenerife con claridad (3-0) y Platero apenas tuvo que intervenir. Nada que ver con lo sucedido en Asturias solo tres días más tarde, cuando el cuadro carbayón asedió materialmente el marco defendido por el realejero, que cuajó una buena actuación, pese a los dos goles encajados. Se abría así la puerta de los cuartos de final, ante el Sevilla, que había acabado sexto en la Liga.
Con cuatro bajas significativas (Valero, Ruiz Sosa, Achúcarro y Diéguez), el Sevilla vino con actitud reservona, fiando buena parte de su suerte a la vuelta en el Sánchez Pizjuán. El encuentro acabó en tablas (1-1) y Platero figuró entre los protagonistas mejor valorados. Pero Rabassa le devolvió la titularidad a Cuco, quizá por la experiencia que acumulaba, a sus 36 años, y temeroso de lo que apretaría el Sevilla en su feudo.
Un nuevo empate, esta vez sin goles, obligó a disputar un partido de desempate en territorio neutral. El escenario elegido fue el Metropolitano madrileño, donde el Sevilla (1-0) certificó el pase a semifinales. A la postre sería subcampeón, solo superado por el Real Madrid.
Tras las cuatro actuaciones referidas, Platero no volvió a alinearse con el Tenerife, en las dos temporadas siguientes. Concluida su etapa militar, Ñito se aferró a la titularidad e hizo suyo el marco blanquiazul, hasta su partida a Mestalla, en 1963. Entonces, paradojas de la vida, fue Platero quien tuvo que hacer la “mili”, permaneciendo un año en blanco. Al final de ese periodo, se desvinculó del Tenerife y regresó al Realejos, para fichar más adelante por el Puerto Cruz.
Bella crónica, que quedara en el recuerdo de todos los seguidos de nuestro amigo José Antonio Hernández González, que falleció el martes 22 de mayo, en esta Ciudad de La Laguna, a la edad de 77 años. Por este motivo, los jugadores blanquiazules portarán brazaletes negros en el partido que disputarán el domingo en Cádiz, guardándose además un minuto de silencio en su memoria. DEP…”

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

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