Nació el
18 de febrero de 1890 en la
Cruz Santa, hijo de Don Esteban Hernández Perdigón, undécimo
nieto por varonía de Luis Perdigón, originario de Villafranca, en la isla de
San Miguel, una de las Azores, poblador de Tenerife, avecindado en Higa, esposo
legítimo de Beatriz Hernández, con quien había. Casado en la mencionada isla
portuguesa. Todo ello consta en la información que pasó en el año 1642 ante Bartolomé
Hernández Romero, escribano público de Los Realejos y en otro documento.
Fue Don
Bernardo Hernández el mayor de los cuatro hijos nacidos del matrimonio del
nombrado Don Esteban Hernández Perdigón y Doña Úrsula de León, al que seguían
sus hermanos: Don Félix, que pasó a residir en Cuba, donde falleció soltero;
Don Antonio, muerto en la infancia; y Doña Amelia, casada en la parroquia de
Santiago Apóstol el 16 de julio de 1910, con Don José González Regalado, cuyo
matrimonio alcanzó larga descendencia. Doña Amelia falleció viuda, ya
nonagenaria, el 29 de mayo de 1983, en Santa Cruz de Tenerife.
Nuestro
biografiado perdió a sus padres cuando contaba sólo 9 años, en estas
circunstancias se hizo cargo de él y de sus hermanos Doña Francisca Fernández
de Acosta, viuda de León, su abuela materna, admirable mujer que cuidó de sus
nietos con abnegación y amor.
En La Cruz Santa realizó sus
estudios elementales, dirigidos por el maestro Don Pascual García, a quien
siempre recordó con gratitud. Con 12 años se trasladó a Cuba, donde residía su
tío materno, Don Domingo de León, que en la Gran Antilla poseía
una despejada situación y podía proporcionar a su sobrino una adecuada
formación, difícil de conseguir para él en Tenerife. En Cuba residió 18 años,
primero bajo la tutela familiar, y luego por sus propios medios. De La Habana se trasladó a
Holgín, capital de la provincia de Oriente, conocida como el "Granero de
Cuba" donde trabajó en una importante empresa tabaquera, en la que fueron
tan apreciados sus servicios que la gerencia le comisionó para representarla en
viajes comerciales por la isla, y más tarde por los Estados Unidos, de los que
Cuba era tan dependiente; en ellos conoció el enorme poder e importancia de la
nación yanqui. Luego fundó, en Holgín y en comandita, una empresa para el
tallado y venta de gemas que gozó de buen crédito y prontas ganancias. Por esa
época, nostálgico de su tierra canaria, recibió noticias de su abuela que
"no quería morir sin abrazarle otra vez" y regresó a Tenerife, por
sólo una semana que el destino transformó en toda su existencia. En Cuba había
dejado dos décadas de su vida, su primera juventud trabajo e ilusiones y había
recibido a cambio una adecuada formación para el trabajo, amplitud de
horizontes y acumulado con esfuerzo y afán unos pocos caudales.
Se avecindó en la
Villa de La
Orotava, colaborando como asociado en la firma textil
"Miguel Herreros", para separarse posteriormente y fundar en el año
1926 su propia empresa; un comercio de similares características al que con anterioridad
se había asociado; sito en él n°. 4 de la calle Carrera, este pequeño negocio
fue pronto ampliado con un local situado en el n° 1 de esta misma vía, casi
frente al anterior, que se corresponde al centro de La Orotava, población de
primera importancia en Tenerife. El comercio fundado por el señor Hernández
León proporcionó empleo y riqueza en el Valle de la Orotava y se expandió por
di versos lugares de la Villa
y el vecino Puerto de La Cruz;
hoy es propiedad de sus herederos y lleva los nombres comerciales de
"Sucesores de Bernardo Hernández León", "Galerías Lys" y
"Prunella”.
También fue nuestro personaje cofundador en Barcelona de la
compañía "Tinerfeña para la
Exportación de Tejidos", el 29 de septiembre de 1947, en
ella ocupó el cargo de vicepresidente, el presidente fue el conocido fabricante
y financiero catalán Don Agustín Montal Biosea, y el cargo de secretario lo
ocupó el hijo de este último, Don Joaquín Montal Galobart.
Después de las iniciales dificultades, superadas con duro
trabajo, ya que había dedicado en exclusiva su inteligencia y energía a los
negocios, gozó de estabilidad económica y entonces aparecieron ofertas, en
algunos casos prometedoras para dedicarse a otros asuntos, la política entre
ellos, pero siempre se negó a aceptadas ya que opinaba que negocios y buena
política no casaban.
Formó una considerable empresa agrícola uniendo al exiguo
patrimonio familiar nuevas adquisiciones que constituyeron buena herencia.
Mutualista de la FA.S.T.
(Federación de Agricultores Sindicados de Tenerife), formó parte como
accionista y directivo de muchas compañías de agua. Impulsó el cultivo del
tabaco, que tanto había conocido en su juventud cubana, labor que fue en las
medianías buena fuente de ingresos; trabajó asimismo en la mejora del cultivo
de la vid, y en una más adecuada y moderna elaboración del vino.
Fue socio activo de entidades culturales y recreativas como son
los Casinos de Orotava y el de Tenerife, éste en Santa Cruz, así como del Liceo
de Taoro.
De sus características personales destacaremos que era
físicamente alto, distinguido, de rasgos regulares, mirada franca que ocultaba
bajo sus gafas oscuras, lo que le daba fría y seria apariencia, diluida con sus
maneras afables. Amante de los placeres de la vida, poseía habilidad para divertirse,
lo que le garantizaba afectos y simpatías en su entorno, versátil por sus
negocios y viajes.
Se casó en la parroquia de Nuestra Señora de Las Mercedes, en La Cruz Santa el 26 de
octubre de 1921, con Doña Gregoria González de Cháves, unión feliz, pues su
esposa fue eficaz ayuda en todas las situaciones, mujer inteligente,
identificada con su marido, laboriosa, y excelente madre, dulce y generosa. De
ellos procedieron dos hijas, la mayor Doña Aída, actualmente viuda de Don
Emilio Luque Moreno, médico de inolvidable y grata memoria; y Doña Coral
Hernández esposa de Don Ángel Pizarro Alzamora, licenciado en Ciencias
Químicas, que sacrificó su prometedora carrera para dirigir las empresas de su
suegro haciéndolas prosperar, y en las que ha dejado por su dedicación,
inteligencia y honradez profunda huella que le han valido la estima y el
respeto de su familia y de cuantas personas se relacionan con sus negocios.
Don Bernardo Hernández León falleció en Madrid el 22 de
noviembre de 1966. Sus restos mortales fueron trasladados a Tenerife y
descansan en el cementerio de La
Orotava según era su deseo. Doña Gregoria González de Chaves
viuda durante más de 26 años, continuó ejerciendo la saludable influencia con
las virtudes que la sagrada escritura atribuye a las personas que llegaron a
semejante estado; rodeada del afecto de tantas gentes que de ella recibieron
favores y ayuda. Falleció en su residencia familiar de La Orotava, el 4 de noviembre
de 1993, y sus restos descansan como los de su marido en el cementerio de dicha
Villa.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
No hay comentarios:
Publicar un comentario