El amigo de la Villa de La Orotava; JAVIER LIMA ESTÉVEZ Graduado
en Historia por la Universidad de La Laguna, remitió entonces (08/02/2019)
estas notas que tituló; “LOS
REALEJOS Y ALGUNOS PERSONAJES PARA LA HISTORIA (I)”.
Publicado el día 8 de Febrero de 2019 en La Opinión de Tenerife: “…El municipio tinerfeño
de Los Realejos representa el lugar de nacimiento para trayectorias que han
marcado un destacado papel en diversos ámbitos, contribuyendo de forma decidida
en la realidad social, cultural, económica, política y religiosa de su época. A
lo largo del presente trabajo mostraremos múltiples cuestiones asociadas a la
trayectoria histórica de personalidades del municipio entre los siglos XVIII y
XIX, teniendo presente como base la publicación del Memorialista de la Villa de
La Orotava, investigador y genealogista, Antonio Luque Hernández. Su trabajo,
bajo el título “Brevísimo
catálogo de realejeros ilustres”, es fuente de consulta indispensable para
realizar una aproximación al perfil histórico de realejeros que, por diversas
circunstancias, poseen trayectorias dignas de atención. Siguiendo sus pasos y
consultando numerosas fuentes, incluimos en la siguiente nómina al
dominico fray Agustín de Veraud, Lector de Filosofía en el convento de San
Benito de La Orotava, a lo largo de su vida se preocupó por el estudio de
diversas materias culturales. Dejó escritas varias obras literarias: El arte
pequeño de la gramática latina, Arte métrica o poética latina, Nomenclátor
castellano y latino, Aulea grammaticae o Alectero-machia, o de la riña de
gallos, poema latino escrito en la ciudad de La Laguna en 1758, tal y como
recoge José de Viera y Clavijo en su “Biblioteca de los autores canarios”
insertada en su monumental obra Noticias de la historia general de las Islas de
Canaria. El profesor universitario Manuel Hernández González, anota en su obra
Los Conventos de La Orotava la descripción de un individuo en el que penetró
«la ideología ilustrada de su siglo, la afición por la Ciencia Nueva, tratando
de transformar el espíritu educativo de su orden» constituyendo su vida y obra
una «excepción dentro de la orientación
educativa del convento dominico».
Dámaso Antonio de Quesada y
Chaves representa otra de esas biografías dignas de atención. Dejó escrita una
interesante obra sobre la historia de las Islas Canarias bajo el título Canaria
Ilustrada y Puente Americano. Conocemos algunas referencias sobre Quesada y
Chaves a través de Viera y Clavijo. Así, sabemos que tras la realización de un
viaje a Italia por parte del polifacético realejero, éste llegó a escribir al
marqués de la Villa de San Andrés, comunicándole la presencia de Quesada y
Chaves, una mención que realiza de pasada y sin entrar a comentar nada en torno
al personaje.
Otro realejero ilustre sería
Antonio de Rojas y Abreu. Según establece el profesor Manuel Hernández
González, su formación transcurrió en tierras peninsulares, estudiando Derecho
Canónico en la Universidad de Granada y Civil en la de Salamanca. Fue alcalde
mayor de La Laguna, en su isla natal, hasta su embarque para La Española, donde
se quedó hasta 1742, siendo fiscal de la Audiencia dominicana en 1734. Contrajo
matrimonio con Juana Clemencia en la isla de Santo Domingo, siendo nombrado
alcalde del crimen y juez provincial en la real audiencia de México, tal y como
establece Víctor Gayor en su obra Laberintos de justicia: las reglas del juego.
Otro ser de indudable interés
es Amaro José González de Mesa, calificado por Viera y Clavijo como «ciudadano
de grandes talentos y recursos». Bachiller en Cánones por la Universidad de
Salamanca el 5 de septiembre de 1731; Bachiller en Leyes por la misma
Universidad, el 19 de enero de 1735; Licenciado en esta última Facultad el 22
de junio siguiente. Llegó a ser Consiliario en propiedad y Rector de aquel
Centro durante el curso de 1733 a 1734. Datos de notable interés extraídos del
Nobiliario de Canarias.
El Coronel Baltasar Gabriel
Peraza de Ayala y Machado. Tal y como apunta el Nobiliario de Canarias,
desempeñó en la isla de Tenerife el cargo de fiel ejecutor y regidor; síndico
personero general; diputado y mensajero elegido para dar la bienvenida a
Fernando VI ante su llegada al trono. Además, fue diputado del Ayuntamiento y
elector del síndico personero. En el ámbito de la corporación municipal, actuó
como diputado de Meses en los cabildos; de Corte; de Fiestas y de Indias; de
Montes y de Aguas y procurador mayor. El nombre de Baltasar Gabriel permanecerá
para siempre unido a la bulliciosa ciudad Patrimonio de la Humanidad, pues,
tras su traslado a La Laguna mandó a construir una hermosa vivienda y capilla
anexa consagrada al culto de la Santísima Trinidad…”
BRUNO JUAN ÁLVAEREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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