El amigo de la Villa de La Orotava; JAVIER
LIMA ESTÉVEZ Graduado en Historia por la Universidad de La Laguna, remitió
entonces (22/02/2019) estas notas y fotos que tituló; “DOMINGO LIMA MARTÍN.
TRAZOS BIOGRÁFICOS DE UNA VIDA ENTRE CUBA Y LA OROTAVA (I)”.
Publicado el día 12 de Noviembre de 2017
en el DIARIO DE AVISOS: “…Hay trayectorias cuyo recuerdo permanece vigente a
pesar del transcurso de los años. Testimonios vitales que nos sitúan y aproximan
ante recorridos vitales que influyen en nosotros y que, por diversas
circunstancias, merecen ser objeto de consideración. En ese sentido, el
presente artículo representa un pequeño homenaje a Domingo Lima Martín
(1927-2001). Hijo primogénito del matrimonio formado por Domingo Lima y Carmen
Martín, quienes también tendrían como descendencia a Lourdes Lima Martín,
esposa del recordado Santiago Sánchez Rodríguez.
Nació nuestro
biografiado el 25 de septiembre de 1927 en la isla de Cuba, concretamente en el
municipio de Cabaiguán. En ese contexto espacial y temporal desarrollaría sus
primeros años de vida en el campo, junto a la familia de su tío Juan. Serían
años en los que recordaría dar “vueltas en el campo con más chicos”,
correspondiendo esas amistades, tal vez, a los hijos de su tío Juan. Como
imagen de su juventud también le sorprendería su encuentro con “una culebra o
una serpiente”, sin recordar si se asustó, o como pudo acabar aquella historia.
También a ese periodo se asociarían los recuerdos de viajar a bordo de un tren,
barco o lancha. Probablemente, como el mismo llegaría a manifestar, esos
recuerdos correspondían a su llegada a Canarias. Un viaje complejo a bordo de
un barco, ante un trayecto en el que mencionaría jugar en cubierta con un amigo
de su padre, llamado Julio, no dudando en manifestar su sorpresa por no
recordar prácticamente nada de su tío Juan y de su mujer Pastora, lamentando
como en Cuba “quedó lo que nunca he podido olvidar, mi madre”. De todos esos
detalles dejaría constancia en una pequeña obra manuscrita inédita, bajo el
título Pedacitos de una Vida.
Vestido de marinero
y de la mano de su padre pisaría por primera vez la isla de Tenerife. El primer
lugar al que se dirigieron sería la casa de su tía Angelita, ubicada en la calle
Nicandro González Borges. Al poco tiempo, y sin encontrar explicación para
ello, se trasladaría hasta la casa de su tía Matilde Lima. Sin embargo, ese
hecho le agradaría más y no dudaría en manifestar su alegría por vivir en ese
nuevo espacio.
Realizó sus primeros
estudios en la escuela de Doña Lucía. De tal etapa tendría como grandes
amistades a Nicómedes, Ramón, Pedro Miguel, Antonio, Pepe y muchos otros
jóvenes que formaron parte de la nómina de sus primeros amigos. También
recordaría a Lala, Purita Pérez, las hijas de Castellón (Guardia Civil) o las
del Lechado, entre otras.
Él, junto a su grupo
de amigos y tras finalizar la jornada lectiva, encontraría como lugar de juego
la calle Calvario, escenario de interminables horas de boliche, o partidas de
juego de la pelota que se prolongarían en la carretera El Piche. También
extendían su atención juvenil a la plaza del Ayuntamiento o a la recoleta Plaza
Casañas. Cuando llegaban a tal espacio solicitaban al monaguillo o sacristán la
posibilidad de tocar las campanas de la parroquia de Nuestra Señora de la
Concepción, permaneciendo ese hecho en su memoria como un recuerdo
prácticamente imborrable. De las vivencias de infancia también tendría presente
la primera película que visualizó en el recordado Teatro Power. Domingo sería
un hombre cinéfilo, compartiendo esa pasión con su esposa, pero también se
podría definir su persona como un ser enamorado de la música, especialmente del
género de la zarzuela, conservando en su domicilio discos de vinilo y cintas de
cassette en las que se suceden artistas de reconocido prestigio en tal
ámbito.
Tras el Teatro
Power, por la calle Magistrado Barreda, se llegaba hasta la Recoba, espacio
donde se podía adquirir el pescado que llegaba al municipio desde el Puerto de
la Cruz, así como otros comercios que distribuían productos para la vida
diaria, anotando en su manuscrito su visión del puesto de verduras de Isabel y
Jerónima.
A partir de los 10
años llegaría a sufrir numerosas enfermedades con cierta frecuencia. Además,
sería la época en la que dejaría la escuela de Doña Lucía para iniciar una
nueva etapa formativa en el colegio de los Hermanos de las Escuelas Cristianas
(Colegio de San Isidro). De esos momentos conservaría un diploma enmarcado en
el que se observa el aprovechamiento de tales años académicos con la obtención
de un sobresaliente general, correspondiendo a una circunstancia que, como
veremos en la segunda parte del artículo, influyó notablemente en su formación
como persona…”
BRUNO
JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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