El amigo del Puerto de la Cruz ex alcalde
de la ciudad; SALVADOR GARCÍA LLANOS remitió entonces (02/03/2019) estas notas
que tituló; “PATRIMONIO:
INDOLENTES E INSENSIBLES”: “…Decididamente, no somos cuidadosos ni sensibles con
el patrimonio histórico, artístico o monumental. Si tres de cada diez
ayuntamientos canarios aún no han elaborado el catálogo que ha de consignar
todos los edificios protegidos con valores arquitectónicos y artísticos, es que
el asunto interesa poco a los responsables. Si treinta y uno de los ochenta y
ocho ayuntamientos muestran esa indolencia e incumplen las obligaciones legales
específicas en esa materia, es que aún queda mucho por hacer.
La graduada en Periodismo por
la Universidad de La Laguna, Laura Pérez Yanes, en su trabajo de fin de máster
de Periodismo de Investigación y Datos de la Universidad de La Rioja, describe
una realidad muy poco alentadora con respecto a los elementos patrimoniales que
forman parte de nuestras señas de identidad.
El sitio digital planetacanario.com se hace eco
de su investigación que pone en evidencia el incumplimiento de muchos
consistorios del artículo 43 de la Ley de Patrimonio Histórico de Canarias que
establece que “deberán aprobar y mantener actualizado un catálogo
arquitectónico del municipio donde se recojan aquellos inmuebles y espacios
singulares”. Dicha norma, por cierto, será sustituida por la Ley de Patrimonio
Cultural, promovida por la Dirección General de Cultura del Gobierno de
Canarias.
El trabajo de Pérez Yanes
consigna un dato relevante: hay 430 Bienes de Interés Cultural (BIC) en la
Comunidad Autónoma. Un BIC equivale al mayor nivel de protección que otorga la
legislación española al legado de destacado valor histórico, cultural,
arqueológico, etnográfico o paleontológico. Las dudas surgen precisamente
cuando a veces los propios BIC no son respetados por las administraciones
competentes.
Y son las autoridades las que
deben dar ejemplo, de ahí que su desinterés sea reprobable. Acaso tengamos en
esas estampas de abandono una prueba clara de la escasa sensibilidad. En algún
ayuntamiento, además, han aprobado por unanimidad comisiones específicas para
tratar la protección o la conservación de inmuebles y monumentos que luego ni
siquiera se han reunido. Qué tristeza, desde luego, cuando pasan los meses y el
aspecto exterior de edificaciones y esculturas es el peor, con despintados,
mutilaciones o desperfectos. No hay respuesta y aún cuando sean necesarios
informes, peritajes y tiempo, se debería actuar con más diligencia.
La investigación de Laura Pérez
Castro pone blanco sobre negro la importancia de generar una cultura adecuada,
de invertir una actitud pasiva e indolente que termina afeando la realidad
paisajística y desvirtuando el que puede ser un recurso primordial para el
conocimiento de la propia identidad de pueblos o ciudades y para el reclamo de
turistas y visitantes. Pero si de cada diez ayuntamientos, tres no tienen el
catálogo obligatorio, ya nos dirán…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ
ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
No hay comentarios:
Publicar un comentario