viernes, 8 de marzo de 2019

SUCESOS PORTUENSES DURANTE EL SIGLO XIX


El amigo  de la Villa de La Orotava; JAVIER LIMA ESTÉVEZ Graduado en Historia por la Universidad de La Laguna, remitió entonces (08/03/2019) estas notas que tituló; “SUCESOS PORTUENSES DURANTE EL SIGLO XIX”.
Publicado el día 9 de Marzo de 2019 en La Opinión de Tenerife: “…En el pasado de la ciudad portuense se esconde todo un conjunto de anécdotas, hechos y casos protagonizados por diversos individuos de cuyas huellas nos vamos olvidando poco a poco y que en la sociedad del momento generó miedo, incertidumbre o recelo contra los culpables de los asesinatos o robos que dejaban sus consecuencias sobre la población del lugar.
En 1807, la ciudad portuense sufrió un crimen protagonizado, al parecer, por un fraile franciscano que asesinó a Macedonio de Curras. El crimen se desencadenó a partir de una simple partida de naipes en la casa de Gregorio Gorrín, quien tenía su residencia en la calle de Las Cabezas.
En 1810, Álvarez Rixo describe y condena los altercados que la población del Puerto de la Cruz desarrolla durante la noche contra algunos franceses residentes en el lugar.  Al parecer, desde los asesinatos a dos vecinos franceses el 5 de marzo de 1810, se cometieron toda una serie de incidentes. El primero de los asesinatos sería contra José Bressan, escribiente de la casa Cólogan. El segundo asesinato sería contra Luis Beltrán Broual, maestro de primeras letras, latín y música que vivió en una casa ubicada en la Plaza Parroquial, siendo asesinado a pesar de que éste “puesto de rodillas imploraba misericordia”. Con los cadáveres “cometieron mil vilezas, algunas tan indecentes que hay reparo en escribirlas arrastrándolos, mutilándolos, colgando al uno de ellos boca abajo con parte de la ropa ya fuera, de los andamios de la popa de un barco, que estaba construyendo en la Plaza del Charco; y hubo mujer que hasta lo mordió, ¡como si fuese una acción heroica!...”
Curioso resulta el incidente protagonizado por el Padre Fray José Escobar, tras haber dado una paliza a diversos miembros de su comunidad en La Orotava, huyendo hacia Estados Unidos en 1813. La huída se produjo tras haberse fugado de la torre de la Parroquia Matriz, lugar donde permaneció durante un año, escapando vestido de labrador. Tras su paso a América, retornaría a España, siendo capturado y enviado de nuevo a las Islas. Sobre el conflicto, Álvarez Rixo apunta que las causas del incidente pudieron estar motivadas por el hecho de que Escobar y algunos frailes más, querían elegir de Provincial al Padre Giraud, mientras que otros frailes apostaron por el anciano Padre Ferrer. Un conflicto que unido a otros motivos, pudieron haber desencadenado tal altercado protagonizado por el Padre Fray José Escobar.
En el núcleo portuense, el año de 1824 vendría marcado por diversos sucesos. Especialmente llamativo sería el ocurrido en las cuevas del barranco de Martiánez, lugar en el que un cierto individuo, tras encender varias esteras, inició un fuego que comenzó a expandirse y llegó a afectar a una mujer que se encontraba dentro de tal espacio. El  joven sería detenido por el acto cometido, aunque no ajusticiado, probablemente como resultado de su corta edad.
El año 1847 sería recordado por muchos portuenses, pues fue encontrado un ladrón que destacaba por sus maneras de actuar y de esconderse de la Justicia. El hombre, apareció durante la mañana del día 13 de diciembre en una casa de la calle de las Cabezas. Conocido con el apodo de “el Periquito”, era natural de Las Palmas de Gran Canaria, llegando preso al Puerto de la Cruz en torno a 1838. Escapó poco tiempo después de su llegada y volvió a reincidir, retornado de nuevo a la cárcel. Desarrolló diversos robos en La Orotava y el Puerto de la Cruz. La ciudadanía quedó impresionada por la forma de actuar de este joven ladrón, permaneciendo en la cárcel tan sólo 24 o 30 horas, un tiempo suficiente para movilizar a un pueblo que manifestó un “continuo jubileo de toda clase de personas, a cuyas cuestiones solía contestar de un modo al parecer ingenuo. Entre otras cosas dijo que él no podía dejar de ser ladrón porque no podía irse a la mano…En consecuencia de sus declaraciones fueron presa cuatro mujeres, quienes le decían donde y como pudiera entrar en las casas ocultándole y dándole salida a sus malas adquisiciones.”
Cerramos estas líneas con la descripción de uno de los crímenes más conocidos en el Puerto de la Cruz ocurrido en el siglo XIX y que terminaría con la vida del joven James William Morris el 25 de noviembre de 1878…”

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

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