El amigo desde la
infancia de la Villa de La Orotava: JESÚS ROCÍO RAMOS remitió entonces (25/01/2020)
esta fotografía referente a su tía DOÑA LUISA ROCÍO
BÁEZ, esposa del confitero alemán afincado en la Villa de La Orotava; DON EGON ALFRED WENDE BARD, subida en una moto TF 3302 propiedad de su
esposo.
Tomada por la cámara de su marido en una de las carreteras
de la isla de Tenerife.
El amigo desde la infancia ÁNGEL ROCÍO en su libro
sobre la historia de la CONFITERIA "TAORO". Nos relata las
directrices de su tía abuela DOÑA LUISA ROCÍO BÁEZ y su relación con DON EGON ALFRED WENDE BARD: “…Después de algunos meses de intenso trabajo y siendo bien aceptado por
los habitantes de la Villa, su pequeño obrador se le va quedando corto y
decide, en el mes de Diciembre de 1916, trasladarse a la calle de la Quinta,
esquina con Tomás Zerolo o calle del Agua, donde comienza a utilizar mano de
obra de la Villa; entre algunas de las personas que contrató, y sin que él se
pudiera imaginar, (ya que en aquellos momentos tenía otra villera como
pretendiente), se encontraba la que fuera más tarde su compañera sentimental
por todo el resto de su vida: LUISA ROCÍO BÁEZ.
En la Parroquia Matriz de Nuestra Señora de la Concepción y en el verano
del año 1920, Egon y Luisa contraen matrimonio. Fue aquel un gran
acontecimiento para la Villa, ya que en muy pocas ocasiones los villeros habían
tenido la oportunidad de presenciar la celebración de una boda entre una joven
villera y un Sr. alemán; imagínense Vds. la cantidad de personas, aparte de
los invitados, que quisieron ser testigos de aquella unión.
En el año 1926 pasa por una situación muy desagradable. Su señora doña
Luisa da a luz un precioso niño, pero por circunstancias de la vida la
criatura fallece a los pocos días de su nacimiento. Este desagradable e
inesperado acontecimiento los conduce a suspender las tareas de la confitería y
café "TAORO" durante algunas semanas. En aquellos años poseían una
vivienda en Santa Cruz y optan por desplazase hasta la capital de la isla, para
ir olvidando aquel mal trago.
Llegan los tristes años de la guerra civil: las materias primas empiezan a
escasear y don Egon, con mucha tristeza, se ve en la obligación irremediable de
tener que despedir algunos de los empleados de su CONFITERIA, ya que las
ventas, por los circunstancias que se viven, han disminuido notablemente, y
entre algunas de estas personas se encontraban algunos familiares de su Señora
Luisa. Concluida la guerra civil, Y en la Navidad del año 1942, aprovechando la
tarea de esta época, don Egon y su señora esposa le ofrecen la oportunidad de
trabajar y convivir en su domicilio a su sobrino Benigno Rocío, quien años más
tarde y tras la muerte de don Egon sería el sucesor de la empresa…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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