DIARIO DE AVISOS
El amigo de la Villa de La Orotava; JAVIER
LIMA ESTÉVEZ Graduado en Historia por la Universidad de La Laguna, remitió
entonces (03/05/2020) estas notas y fotografía que tituló; “UNA ENTREVISTA A DON
EUFEMIANO ORTIZ ”: “…Como un ser sincero,
tranquilo y humilde se muestra D. Secundino Eufemiano Ortiz Santos, conocido
por todos como D. Eufemiano, a las preguntas previas a su jubilación expuestas
por Juan Rivero para el periódico Diario de Avisos. Era el año 1987. De su interesante
lectura extraemos algunos datos para recordar a un ser que, por espacio de 37
años, recorrió y trabajó por la Villa de La Orotava desde su posición como
Policía Municipal. Al periodista responde con sencillez y, en muchas ocasiones,
restando mérito u obviando la trascendencia de su trayectoria. Tal vez era su
carácter. En múltiples ocasiones advierte a Juan Rivero sobre su intención de responder
sobre aquello que pudiera conocer sin querer con sus palabras dañar u ofender a
nadie.
Su labor en tal
cuerpo, tras superar las oportunas pruebas, se inició el 7 de marzo de 1950. En
su opinión, en esa decisión pudo llegar a influir también su altura. Con
anterioridad trabajaba como peón de albañil. La nueva ocupación le permitió
obtener un sueldo de 5.000 pesetas anuales. ¿Era mucho o poco dinero? D.
Eufemiano responde que lo suficiente para vivir durante esos años. Lo peor por
entonces, sin lugar a dudas, era la complejidad del oficio ante diversos
asuntos. Una característica que aclara en atención a las largas caminatas que
debía realizar a núcleos como Benijos, Bebedero Alto, Barroso, etc. Todo ello
con el único fin, en muchas ocasiones, de entregar una simple notificación.
Además, se sumaba que los sábados y domingos el servicio casi siempre era en La
Perdoma. Al periodista le señala que solían ir dos agentes en guagua, aunque el
regreso, por ser ya de noche o incluso de madrugada, se realizaba a pie. Años
complejos en los que el protagonista no expone sucesos negativos con nadie durante
el transcurso de su trabajo. La situación ya sería diferente con la adquisición
de un vehículo para el cuerpo. A partir de entonces pasó a estar adscrito al
servicio de vigilancia de obras clandestinas y, por último, al trabajo interno
en el ayuntamiento.
Permanece su nombre
y sus acciones en la memoria de muchos orotavenses a los que ayudó o con los
que llegó a trabajar. Sirvan estas pocas líneas como sencillo homenaje a su
persona…”
BRUNO
JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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