El amigo de la Villa de La Orotava Isidro FUENTES MELIÁN “MÉDICO” remitió entonces (23/02/2023) referente a; SETENTA Y CINCO AÑOS DESPUÉS… (III DE IV). Estas notas y fotografías que tituló “PLATINO Y DIAMANTES, DE LOS MÁS PRECIOSOS. PARA LOS SALESIANOS III”:
Setenta y cinco años
después. (III de
IV)
Platino y diamantes, de los más
preciosos, para los Salesianos.
La campanilla de Don Ricardo señalaba con precisión cronométrica todas las diferentes actividades a lo largo del dia. A las 8 y 25 de la mañana para comenzar la misa a las “ ocho y media en punto”. A las 2 y 25 de la tarde para comenzar el estudio o las clases a las “dos y media” en punto. Se nos birlaba 10 minutos de ocio, pero lo recuperábamos por la noche, pues la teórica salida era a las 8 de la tarde—incluidos los sábados, recuerdo--, pero sonaba la campanilla a las 8 menos 10, para que los alumnos de fuera de La Orotava pudieran coger las ultimas guaguas del dia (a las 8), desde la cercana estación de servicios interurbanos del Norte.
La campanilla, en principio, no
tenía mango, sino una prolongación metálica, hacia atrás, de su badajo—(tal vez
herencia de los Hermanos de La Salle, que habían dejado el colegio en 1942; ni
abandono, ni expulsión, solo acuerdo, mas bien amistoso, entre las partes)- Asi
pues , a la campanilla se le puso su mango de madera noble, es decir,
consistente, pino, roble, castaño o barbusano ….. y Don Ricardo,
empuñándola por el badajo, como si fuera un minúsculo florete de madera, la
usaba para los coscorrones cuando , por ejemplo, cosa nimia, levantabas
la vista del libro durante el estudio, distraído por alguna curiosidad…La
campanilla fue luego sustituida por un timbre con la potencia adecuada para que
se oyera en todo el edificio.
La asistencia y la puntualidad
ocupaban, como en cualquier empresa que se precie, un sitio importante en la
organización educativa de los Salesianos y en aquella época, al hacer la comida
del mediodía, el almuerzo, en las casas familiares, la asistencia y la
puntualidad se ponían a prueba dos veces al dia: por la mañana y por la tarde,
quedando constancia en una hojilla personal, como la hoja mensual de un pequeño
almanaque, bien diferenciadas las mañanas y las tardes de cada día, donde un
sello de colores diferentes dejaba constancia de si habías sido puntual o no.
El método—me lo contó una “espia”—fue copiado rápidamente por las vecinas
Hermanas de la Caridad de San Vicente Paul en tiempos de aquellas “tocas”
con aquellas “alas” --¡¡ la manía de cubrirse la cabeza!!—que las obligaba a
sortear obstáculos con habilidad y……torticolis sobrevenida.
El reparto de premios,
una vez al año, se hacía, no al finalizar el curso sino al comienzo del
siguiente. Es decir, en los “octubres”, para que, según Don Guillermo en
su libro, “Los Salesianos en La Orotava” de 350 paginas (24 x 17 cm.), sirviera
de acicate, de estímulo, y no de frustración para los que ningún premio
hubieran obtenido en caso de celebrarse ese reparto a finales de junio justo al
comienzo de las largas vacaciones de verano.
Reparto de premios.
El acto, por supuesto, se
hacía en el “Patio Central”, escenario primigenio de lo recreativo y lo
deportivo, con su cuota de cultura compartida con el Salón de
Actos…..Y allí el primer reparto de premios se realizó en Octubre de 1949, por
más señas, el 12. “Dia de La Raza”, esa dicotomía (los buenos y los malos) de
la que aún quedan restos por estos mundos…..Coincidió ese dia con el luto
familiar por la muerte del tío y al mismo tiempo cuñado (se lo explico a quien
le interese) de mi madre, D. Buenaventura Machado, padre del
conocido médico del mismo nombre y sus siete hermanos de los que sobrevive, y
que sea por muchos años, Pedro Machado Melián, “Perico” para todo el mundo en
recuerdo del tío Perico, Pedro Melián el Practicante (ATS en la actualidad),
siempre dispuesto, el actual Perico , a echar una mano a quien lo necesite
y….¡con sumo gusto de verdad, que esa es la coña!
El segundo reparto de premios,
ajustándose a lo dicho, fue en Octubre de 1950. Habían pasado dos cursos,
comenzaba el tercero y no me resisto a contarlo. Cuando se repartió el premio a
la “Asistencia y Puntualidad”, ante la tribuna con destacados personajes
de la cultura, la enseñanza, la política y el clero, Don Ricardo , a
quienes primero nombró , con cierta solemnidad, fue a mi hermano
Evaristo y a mi diciendo: “estos hermanos son merecedores de
un premio especial por “Asistencia y Puntualidad”; en estos dos años, ni en un
solo dia han faltado o han llegado tarde al colegio: un aplauso para ellos”. El
aplauso fue sincero, mezclado con un ¡¡Oooh!! de admiración que rebosó con
creces los límites del “Patio” engalanado de una forma muy especial para la ocasión
y lleno hasta la bandera…. Al menos así lo guardo en el recuerdo.
El mérito, por un lado, fue de
la “casualidad”: el no enfermar tan siquiera de una gripe o un resfriado
febril, y por otro, de nuestro abuelo Pedro que durante todos aquellos años estuvo,
como un clavo, para despertarnos a las siete y media en punto de la
mañana, con su reloj de bolsillo en la mano, reforzado, por si las moscas, por
el reloj de la casa, que también señalaba “los cuartos” con armoniosa sintonía
y el agudo tilín del de la vecina parroquia de San Juan que ahí sigue
incansable señalando todas las horas del dia y de la noche al vecindario-
Mérito, digo, de mi abuelo,
pero también de María , nuestra segunda madre, mujer que nació en un pajar en
los altos del “Camino de Chasna” y paso toda su vida con y entre
nosotros. Tenía a punto todo lo necesario, incluyendo los detalles
insignificantes que casi siempre se olvidan, para que no se perdiera ni un solo
minuto.
María con los hermanos,
antes de nacer el quinto: José Luis.
El “Patio Central” se hacía
insuficiente y la “Llama Creadora”, ese impulso humano, genuino, por
comprender, conocer, superarse y crear, bien orquestado y dirigido,
tenía tal fuerza que rebasaba sus límites anegando todos los
aledaños.
Isidro Fuentes Melián.- Médico. Febrero 2023.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ
ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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