El amigo del Puerto de la Cruz; SALVADOR
GARCÍA LLANOS, remitió entonces (17/02/2023) estas notas que tituló: “RAQUEL
WELCH, TOM HERNÁNDEZ”: “…Una mujer
fascinante en los tiempos de adolescencia. Su mirada, salvajemente
arrebatadora, encabezando una anatomía que llamaba poderosamente la atención
cruzada únicamente por ropajes rudimentarios, en medio de un paisaje geográfico
que resultaba cercano y familiar, convertida en póster que acompañó durante
años algún cuarto casero. Era ella, Raquel, Raquel Welch, recientemente
fallecida. La descubrió un portuense, Domingo Tomás Hernández Bethencourt,
nacido en 1915. Sintió desde temprana edad la llamada de la interpretación. A
los cinco años, en compañía de sus padres y un hermano mayor, viajó a
California (USA). Su formación en el ámbito del teatro le fue acercando a
círculos cinematográficos: se convirtió en un artista. Su nombre: Tom
Hernández.
Le conocimos a finales de los
setenta, en uno de los viajes a su localidad natal. Le gustaba pasear y
conversar con amigos en la plaza del Charco. Hablaba un español macarrónico, al
cabo de tantos años en los Estados Unidos. Lo puso de manifiesto cuando
intervino en el acto de inauguración del cine ‘Timanfaya’, invitado por sus
propietarios: agradeció vivamente al matrimonio “Perrggy and Terrgge” (Pedro
González y Teresa Cruz) su gesto e hizo un breve y apresurado recorrido de su
trayectoria artística.
El fue, ciertamente, quien
descubrió a Raquel Welch, inicialmente conocida como Raquel Tejada, aquella
imponente y deslumbrante mujer -a la que llamaron “El cuerpo”- que rodara, allá
por 1966, en Las Cañadas del Teide y en el Llano de Ucanca, escenas de la
película “Hace un millón de años”. La animó después de haber sido seleccionada
reina en una feria hípica. Vaya si acertó. Hablaba de Raquel con verdadero
sentido de la amistad, profesada durante muchos años.
Un enamorado de la historia
local, Bernardo Cabo Ramón, reserva a Tom Hernández una destacada glosa en su
sitio digital “Puerto de la Cruz: sus gentes y sus cosas”, en la que consigna
las apariciones del actor en películas tanto de producción española como
norteamericana y de otras nacionalidades. Recordamos haber visto en un par de
ocasiones uno de los títulos en que intervino, “Los comancheros” (1961), donde
interpreta el papel de crupier.
Otras películas en las que
apareció: “Comenzó con un beso” (1959), “Los cuatro jinetes del Apocalipsis”
(1961) y “Vacaciones en Acapulco” (1963). Varios papeles también en series
televisivas de grata recordación como “Laramie”, “Caravana”, “El virginiano” y
“Daniel Boone”.
En su entrada dedicada al actor
portuense, Bernardo Cabo Ramón relata cómo Tom Hernández fue seleccionado en la
Feria del Condado de San Diego para un espectáculo de doma clásica y encarnar
la imagen promocional de la convocatoria. Ahí surge el personaje de don Diego,
inspirado en hechos reales protagonizados por Diego de Alvarado. Se convirtió
en todo un símbolo, en la proyección de la feria durante muchos años, tal es
así que se conserva una estatua suya de dieciséis pies en el acceso principal
del recinto que perpetúa su recuerdo.
Las segundas jornadas
sobre Historia del cine en la
isla de Tenerife, promovidas por el Instituto de Estudios
Hispánicos de Canarias, en 2015, rindieron tributo a la memoria del actor
portuense. Moisés Raya Pérez, investigador y miembro de la Sociedad de Estudios
Genealógicos y Heráldicos de Canarias, en la sala Timanfaya, se ocupó de la
personalidad y trayectoria de Hernández. “Un tinerfeño en Hollywood”, fue el
título de su intervención en la que reconoció su versatilidad para papeles de
muy distinta condición. La investigación de Raya, desde luego, permite, que la
figura de Tom Hernández empiece a ser algo más que una difusa o anecdótica
referencia en la historia local…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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