El amigo del Puerto de la Cruz;
SALVADOR GARCÍA LLANOS, remitió entonces (07/05/2023) estas notas que tituló: “SORIANO,
UN SELLO DE MAESTRÍA": “…Falleció en La Laguna, ciudad donde residía, Antonio Soriano Rodríguez,
integrante que fuera de aquel mítico Puerto Cruz de los años sesenta, acuñado
–en feliz expresión de Vicente Yanes, el poeta de Las Dehesas- como “el pequeño
Real Madrid”.
Soriano, junto a Germán, Pagés,
Del Pino y Vicente, formó parte de una delantera en la que se combinaba talento
y capacidad rematadora. Fue la de entonces una época dorada la del club
portuense que, impulsada por Roberto Hernández Illada, alcanzó éxitos
memorables.
Soriano era acometedor,
impulsivo y valiente. Remataba muy bien con ambas piernas y de cabeza. No
rehuía el choque y luego estaba dotado de un punto de velocidad en distancias
cortas que le hizo ganar muchos duelos. En uno de ellos, en Los Príncipes, de
Los Realejos, protagonizó un lance en el que salió airoso (no sin emplearse con
cierta artimaña después de que su marcador hubiera salido al campo con la
exclusiva misión de anularle… como fuese.
Sus compañeros –y el masajista,
Venancio Rodríguez- le respetaban muchísimo. Influía su condición de maestro,
que le hacía expresarse con notables dotes persuasivas. Palabra de Soriano,
decíamos quienes nos gustaba escucharle en El Peñón o en la plaza del Charco,
donde durante un tiempo siguió la inveterada costumbre de muchísimos
portuenses: dar vueltas al perímetro, hecho que hacía con su padre, don Arturo,
quien también ejerció la docencia en la localidad portuense.
Llegó a ser primer responsable
de la antigua Escuela Normal de Magisterio de la Universidad de La Laguna,
ambientes que frecuentaba salvo cuando asumía los compromisos de entrenar a
equipos que contrataban sus servicios. Además de maestro, era licenciado en
Filosofía y Letras.
Entrenó a varios equipos, entre
ellos el inolvidable Juvenil Taoro, forja de grandes valores del fútbol
tinerfeño que se proyectaron incluso en niveles superioes, como Gerardo Movilla
y Manolo Domínguez. Ese Taoro, al que iban a ver jugar los domingos por la
mañana miles de personas, compitió de tú a tú con el Juvenil
Victoria, mítica formación capitalina dirigida por Julio Plasencia
que tuteó en un par de ocasiones al Real Madrid de la categoría.
En el fútbol regional también
se desenvolvió con holgura y compartió las alegrías de varios logros
deportivos. Aún se recuerda su paso por el Vera, cuando en el viejo “Salvador
Ledesma”, sacó partido a las reducidas dimensiones de la cancha… y a los
balones que caían al barranco. Trató de que sus hombres movieran el balón… pero
el campo se agotaba. Entonces, impulsaba a los suyos a emplearse con todo el
pundonor posible.
Nos parece estar escuchando sus
indicaciones desde el banquillo a Sebastián González Villavicencio (Chany o el
Chileno):
-Juegue a su aire Sebastián. Y
mire quién queda a su espalda. Pero juegue a su aire…
Sonrió abiertamente cuando le
recordamos la fase en el curso de un homenaje tributado a Roberto Hernández
Illada en el Ayuntamiento del Puerto de la Cruz, cuando hubimos de cortarle
pues no soltaba la hebra y aún quedaban un par de intervinientes.
Cubrió, en fin, varias etapas
del fútbol portuense, algunas de ellas, muy destacada. Soriano fue el maestro
de profesión que supo dignificar el fútbol doméstico y de cantera…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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